El Endurance y el naufragio más inalcanzable de la historia
El barco que en 1914 fue aplastado y hundido por el imbatible hielo marino de la Antártida ha sido por fin hallado a 3.008 metros de profundidad
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La “Resistencia” ha surtido efecto. Sin ella no se habría podido llegar jamás a lo que ahora se anuncia: tras más de un siglo tras su naufragio, una expedición científica -Endurance22- ha hallado los restos del buque que navegó el explorador Sir Ernest Shackleton. El hallazgo se ha producido en el fondo del Mar de Weddell y por parte del SA Agulhas II, que salió de Ciudad del Cabo el 5 de febrero y comenzó la búsqueda y captura con un submarino el día 17. El barco Endurance, que significa “Resistencia”, ha sido hallado a 3.008 metros de profundidad, a cuatro millas al sur de la posición registrada originalmente, y en un gran estado de conservación. Su nombre aún se lee en la popa, y “sin exagerar, es el mejor naufragio de madera que he visto en mi vida. Está erguido, intacto y en un brillante estado de conservación. Es un hito en la historia polar”, ha asegurado el director de la expedición, Mensun Bound.
En 1914, a la vez que Reino Unido entraba de lleno en la Primera Guerra Mundial, el explorador Sir Ernest Shackleton emprendía uno de los viajes más complicados de la historia. Lo hacía a bordo del barco Endurance, que zarpó del puerto de Plymouth, en Inglaterra, con la Antártida como destino final. Veintiocho tripulantes se embarcaron en una travesía llamada Expedición Imperial Trans-Antártica, cuyo fin ideal era el de lo que nadie había hecho nunca antes: atravesar el continente helado de costa a costa. Pero ni Shackleton y ni sus hombres se esperaban de este gigante reto que serían testigos del naufragio más impresionante e inalcanzable de la historia.
Pocos días después de que comenzara la travesía, el Endurance quedó atrapado entre bloques de hielo. A ello se le sumaron los fuertes vientos, que comprimieron el barco hasta aplastarlo y, finalmente, se hundió en noviembre de 1915. Afortunadamente, Shackleton logró mantener a sus hombres con vida, pues les guio hacia un lugar del que fueron rescatados eventualmente por parte de un rompehielos de la Armada chilena que, a diferencia del que tripulaban, sí era capaz de navegar por aquellos fríos paisajes.
La distancia a la que ha sido hallado el barco no ha sido la mayor dificultad para los expertos a la hora de dar con él y devolverlo a Tierra. Desde que se produjera el gran naufragio, se han sucedido los intentos de hallar y rescatar al Endurance, pero todos han sido fallidos -hasta ahora- debido al principal y aparentemente imbatible obstáculo: el hielo marino. Los bloques congelados que redujeron a añicos al buque, para después romperlo y hundirlo, es el mismo que actualmente lo cubre y lo sepulta. Por tanto, su rescate resultaba hace pocas semanas, en palabras de Mensun Bound, arqueólogo marino que está a punto de emprender un nuevo proyecto de búsqueda, “bastante desalentador”.
En conversación con la BBC a principios del pasado febrero, Bound lanzaba la gran pregunta: “¿Qué significaría encontrar el Endurance? Esta es la mayor búsqueda de naufragios que alguien puede emprender. No habría nada mejor que localizarlo, o de lo contrario mi vida iría cuesta abajo”. El arqueólogo forma parte del “Endurance22″, proyecto organizado por el Fideicomiso del Patrimonio Marítimo de las Malvinas y parte de Ciudad del Cabo. Junto a él, el equipo está formado por otros veteranos, pues todos son figuras clave que en algún momento han estado bastante cerca de dar con los restos del navío.
Por tanto, y como la clave reside en la experiencia, el proyecto lo organizan sabiendo qué errores no deben cometer. Operando desde el Agulhas II, barco de investigación, desplegarán un vehículo autónomo submarino para inspeccionar. Todo ello, “con la contingencia de que si nos topamos con condiciones de hielo realmente severas, podamos recuperarlo”, explica el líder de la expedición, John Shears, a la BBC.
Así, este aparato, llamado Saab Sabertooth, se ha conectado a través de un cable de fibra óptica y, de atisbar los restos del Endurance, se procederá inmediatamente a la documentación. “Si aparece el objetivo cerca del vehículo podemos, con solo presionar un interruptor, volar como un dron hacia el objetivo para verificarlo una segunda vez”, añade el experto. Un proyecto vertiginoso, complejo, casi inalcanzable, pero que gracias a su resistencia y persistencia, o por la belleza que ofrecía el mero intento, ha hecho posible alcanzar el objetivo.