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Así fue cómo Bernardo de Gálvez y España fueron claves para la independencia de Estados Unidos

Entre 1779 y 1781, el militar malagueño emprendió una serie de campañas en las costas del golfo de México que socavaron el esfuerzo de guerra británico contra los rebeldes
Palacio del Ayuntamiento, Ciudad de México
La Razón

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La independencia de los Estados Unidos de América habría sido imposible sin la ayuda española a las Trece Colonias. No solo España proporcionó armas, municiones, prendas de vestir, tiendas de campaña, medicamentos y dinero a los rebeldes contra el dominio británico desde los inicios de la contienda, sino que el malagueño Bernardo de Gálvez, gobernador de la provincia de la Luisiana, emprendió una serie de audaces campañas contra las posesiones británicas a lo largo del curso bajo del Misisipi y la Florida Occidental.
En este entorno de «bayous» poblados de caimanes, de orgullosos criollos franceses, de indios aguerridos y de esclavos negros ansiosos por ganar su libertad, Gálvez, curtido en la guerra contra los apaches a la par que formado en la más exquisita tradición militar ilustrada, desplegó todo su ingenio en aras de conciliar talantes muy distintos con un doble fin: fidelizar la Luisiana, una vasta a la par que inhóspita colonia cedida por Francia a la Corona española en 1763 y, a partir de 1779, recuperar los territorios perdidos ante Gran Bretaña en Norteamérica durante la Guerra de los Siete Años.
No fue una tarea sencilla. En mayo de 1779, el Regimiento Fijo de Luisiana, la única unidad del Ejército desplegada en la provincia, contaba con apenas un batallón formado por 14 oficiales y 439 suboficiales y soldados. Gálvez inició una campaña de reclutamiento entre los inmigrantes canarios llegados a la región, así como en Nueva España, en aras de formar un segundo batallón. La capital provincial de Nueva Orleans y su entorno se vieron sacudidos por un fuerte huracán aquel verano, a pesar de lo cual, al llegarle noticias de la declaración de guerra de España a Gran Bretaña, Gálvez tomó la audaz decisión de salir en campaña de inmediato contra los asentamientos británicos en la margen derecha del Misisipi.
Al frente de una mezcolanza de hombres «de todas especies, naciones y colores», en sus propias palabras, el malagueño conquistó el fuerte Manchac, Baton Rouge y Natchez. Las dádivas de Bernardo no fueron únicamente para sus soldados regulares y para la milicia criolla. «No merece menos elogios –escribió– la compañía de negros y mulatos libres que siempre estuvieron empleados en las avanzadas, falsos ataques y descubiertas, y siempre escopeteándose con el enemigo, portándose con tanto valor, humanidad y desinterés como los mismos blancos». Respecto a los ciento sesenta indígenas que se agregaron a sus filas, señaló que «han dado por la primera vez el bello ejemplo de una humanidad superior a la que ejercen muchas veces algunas de las naciones civilizadas de Europa».
En los dos años siguientes, reforzado con tropas procedentes de Cuba y de la propia España, Gálvez emprendió las conquistas de Mobila y Pensacola, en la costa de la Florida Occidental. Fueron campañas arduas en las que los españoles tuvieron que enfrentarse no solo a los casacas rojas ingleses, sino también a mercenarios alemanes y a los temibles indios choctaws, seminolas, creeks y chickasaws, aliados de los británicos, «seguros de su puntería, ágiles como los ciervos para atacar y huir, crueles con los prisioneros, y los más propios del mundo para hacer una guerra ventajosa en los impenetrables bosques que rodean a Pensacola», en palabras de Francisco de Saavedra, comisionado regio en el Caribe y buen amigo de Gálvez. A la postre, las fuerzas españolas lograron superar las dificultades y forzaron la capitulación de Mobila y Pensacola, lo que contribuyó de manera decisiva al fracaso del esfuerzo de guerra británico en el sur de las Trece Colonias y, por ende, a la independencia de los Estados Unidos.
Pese al éxito de sus empresas, Gálvez cayó en el olvido en Norteamérica a principios del siglo XIX. En ello tuvo mucho que ver la opinión desfavorable de las élites estadounidenses hacia España y los hispanoamericanos, así como la política del Defino Manifiesto, que propugnaba la expansión de los Estados Unidos hacia el océano Pacífico y abocó a la nación a un enfrentamiento con México. No fue hasta principios del siglo XX cuando, gracias a la acción de entidades como la Hispanic Socitety of America, fundada en 1904 por el filántropo Archer Milton Huntington, se comenzó a rescatar en el país la memoria de Gálvez y la contribución española a su independencia. Gracias a iniciativas académicas, museísticas y diplomáticas, hoy, a pesar del largo silencio de más de un siglo sobre su figura, el malagueño es ampliamente conocido en Estados Unidos, nación que en 2014 le concedió la ciudadanía honoraria en reconocimiento de su contribución a la independencia del país.
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