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Objetos universales

Cuando la Coca-Cola se vendía en farmacias

Fue creada en Atlanta en 1886 como tónico reconstituyente a partir de hojas de coca que fueron sustituidas por cafeína a principios del siglo XX

Anuncio de 1890 de una dama en Atlanta bebiendo Coca-Cola 
Anuncio de 1890 de una dama en Atlanta bebiendo Coca-Cola Archivo

John Stith Pemberton no es un nombre que recordemos pero todos conocemos o consumimos su icónica bebida, la Coca-Cola. Era un farmacéutico de Knoxville que luchó en la Guerra de Secesión americana sirviendo en el ejercito Confederado. En 1869, toda su familia se trasladó a Atlanta, capital de Georgia, y allí empezó a comercializar una bebida a la que llamó Pemberton‘s French Wine Coca, que imitaba a una de moda a la que se atribuían cualidades terapéuticas, el Vino Mariani, que contenía extractos de hojas de coca. Esta bebida creada por Ángelo Mariani tuvo una gran popularidad entre los artistas e intelectuales europeos, como Julio Verne, Alejandro Dumas o Sir Arthur Conan Doyle. Incluso los papas, León XIII y Pío X, fueron entusiastas de este tónico reconstituyente.

La bebida comercializada por Pemberton era una bebida alcohólica mezclada con hojas de coca, nuez de cola que prevenía de un árbol de la familia delas malváceas, y la damiana también conocida como hierba de la pastora. La receta original contenía cocaetileno, es decir cocaína mezclada con alcohol en muy bajas proporciones a los que se atribuían propiedades reconstituyentes que podían beneficiar a científicos, eruditos, abogados y a todos aquellos dedicados al esfuerzo mental extremo como llegó a afirmar el propio Pemberton en una entrevista en el «Atlanta Journal». En noviembre de 1885 se aprobó la Ley Seca que entraría en vigor en enero de 1886 por lo que Pemberton se vio obligado a sustituir el vino por agua carbonatada. El creador de la fórmula se asoció a Frank Robinson y Ed Holland, naciendo así la marca Coca-Cola y la Pembertom Chemichal Company, iniciándose su venta con el logo en cursiva que todos conocemos.

En mayo de 1886 se sirve por primera vez un vaso de Coca-Cola en la farmacia Jacob’s en el barrio Five Points de Atlanta. A la entrada del establecimiento había una fuente de soda e la que se servía al Coca Cola «una bebida capaz de aliviar el cansancio físico y moral». Cuando Coca-Cola estaba triunfando Pemberton cayó enfermo, con cáncer de estómago y adicto a la morfina vendió los derechos a sus socios de Atlanta para tratar de sobrevivir a su estado y la quiebra financiera. Aun así guardó parte para su hijo Charles quien vendería las últimas acciones de la familia por 2.300 dólares a Assa Grings Candler, alcalde de Atlanta y uno de los hombres de negocio de la ciudad. Sería Candler quien por primera vez embotella la bebida en una fábrica de pasteles de Vicksburg, una ciudad del Mississipi.

A principios del siglo XX Candler decide cambiar la cocaína por dosis azucaradas de cafeína ya que el consumo de la cocaína se asociaba a los obreros negros de las plantaciones de Nueva Orleans, difundiéndose de su peligrosidad ya que la Coca-Cola podía generar adicciones no deseadas. En 1911 el director del departamento de química del Ministerio de agricultura americano denunciaba el uso propagandístico de la marca cuando en realidad llevaba dosis muy altas de cafeína con el mismo efecto adictivo que la cocaína. El caso se cerró en 1916 en la Corte suprema, que condenaba a la empresa en costas ordenando la reducción de la cafeína en la bebida. Coca-Cola llegará a Europa a finales de la Primera Guerra Mundial cuando un americano residente en Francia tiene la idea de vender esta bebida a sus compatriotas. El primer envío fue rechazado en la aduana de Burdeos, ya que no estaba en las listas y el nombre era sospechoso de la presencia de cocaína en el producto. Aunque fue un éxito de ventas, la producción en Francia no empieza hasta 1921.

De la Alemania nazi al régimen de Stalin

También triunfó en la Alemania del Tercer Reich, participando en 1928 el entonces presidente de la compañía, Robert Woodruff, en dos veladas privadas organizadas por Göring y Goebbels , siendo anunciada esta bebida en el Die Wehrmacht, el periódico del ejército alemán y el Reichrundfunk , el periódico oficial del III Reich. Durante la Segunda Guerra Mundial las fuerzas estadounidenses se bebieron 5.000 millones de botellas de Coca-Cola. La compañía había prometido su envío a cualquier escenario de guerra a un precio fijo de cinco centavos la unidad y como resultado construyó estaciones embotelladoras en el pacífico y en el frente occidental. Las botellas de Coca-Cola se sorteaban en las trincheras europeas y eran el símbolo de la vuelta a casa para los soldados americanos y sus familiares. En esta época la percepción de la Coca-Cola cambia en Alemania siendo interpretaba como una bebida «judío-estadounidense». El régimen nazi sólo permitiría la entrada al país si mostraba una esvástica en la botella.

También sufrió un proceso de adaptación en la Unión Soviética donde Stalin la consideraba un símbolo del imperialismo estadounidense prohibiendo su consumo, por lo que la compañía cambió su fórmula eliminado el caramelo y desarrollando una versión transparente con una tapa blanca y una estrella roja. Durante ese periodo se distribuyeron anuncios por todo el mundo, soldados estadounidenses bebiendo Coca-Cola con nativos de distintos países, como símbolo de la amistad y concordia. Había empezado lo que la Francia de los años 60 se denominó como «cocacolonización» asociándose la bebida con la América capitalista idea que también triunfó en los países del este. Con la caída del muro de Berlín en 1989, Coca-Cola repartió refrescos. En la actualidad con el slogan «Juntos sabe mejor» o «Share a Coke», aumenta sus ventas ante los detractores del azúcar.