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historia
El papel y la transmisión medieval de saberes
Con la conquista Abbasí de Asia Central se incorpora la tecnología china de fabricar papel, lo que facilitó la compilación de saberes en las bibliotecas de la Edad Media

La historia del papel ha acompañado la evolución de la humanidad a lo largo de los siglos, desde la transmisión de nuevos conocimientos científicos y filosóficos, pasando por la difusión de la educación, hasta la conquista de una conciencia política e histórica que ha dado vida a los Estados modernos. El invento del papel se ha atribuido a Ts’ai Lun, un dignatario de la corte imperial china que en el año 105 d. C. empezó a producir hojas de papel utilizando retales de tela usada, corteza de árbol y redes de pesca. Sin embargo, los hallazgos arqueológicos en la Puerta de Jade (Yumen), en el extremo occidental de la Gran Muralla china, donde eran enviadas guarniciones de soldados para vigilar la frontera, aportan fechas anteriores. El descubrimiento se trata de un pequeño fragmento de papel con caracteres escritos en chino antiguo, posiblemente parte de una carta, encontrado en un asentamiento militar de la dinastía Han (206 a.C.-25 d.C.), fecha en la que se calcula que fue escrito el pequeño panfleto.
Para los chinos, la fabricación de papel era un arte privilegiado de la corte imperial, pero en el siglo VI los japoneses aprendieron enseguida las técnicas de fabricación del papel y empezaron a usar una pasta derivada de la corteza de morera para producir este valioso material. El dominio chino en Asia Central se alteró en el año 751 después de la batalla de Talas cuando las tropas abasíes derrotaron a las tropas Chinas de los Tang , abriéndose la puerta para el control de Asia Central tras la rebelión de de An Lushan (755–63) y la posterior preponderancia de los señores de la guerra dieron a los árabes la oportunidad de expandirse aún más hacia el interior de Asia central conforme la influencia Tang en la región se retiraba. Los tributarios locales de los Tang se pasaron entonces a la autoridad de los abasíes, tibetanos o uigures y eso facilitó la introducción del Islam en la zona y el descubrimiento de la tecnología del papel por los abasíes. Tradiciones y leyendas atribuyen el conocimiento de la técnica a la captura de prisioneros chinos que conocían la técnica de fabricación.
La primera fábrica de papel en territorio islámico comenzó a funcionar en Samarcanda en 794, siendo una de las más importantes de Asia Central, una fábrica elogiada por el escritor persa Abu Mansur ‘Abd al-Malik b. Muhammad b. Isma’il al-Tha’alibi ( m. 1037) en su «Libro de la Información Curiosa y Entretenida», dice que «el papel es una de las especialidades de Samarcanda, y parece mejor, es más flexible, más manejable y más conveniente para escribir que el papiro y el pergamino», los dos principales materiales conocidos en la antigüedad. La técnica se perfecciona a través del uso de molinos para triturar las fibras vegetales y grasa animal convertidas en una pasta con un alto contenido en celulosa que se aplanaba y secaba en hojas. El califa abasí Harun ar-Rashid ordenó, en el año 795, que todos los documentos oficiales fuesen registrados en papel. En la Bagdad abasí llegó a existir entre los siglo IX y X una calle donde había más de cien papelerías y librerías. Desde fines del siglo VIII, en Bagdad se construyeron varios molinos de papel y de allí la incipiente industria se extendió a todas las regiones del mundo musulmán.
En 850 se construyó el primer molino de papel en Egipto y en 950 la técnica llegó a al-Ándalus. La velocidad de fabricación de papel permitió la existencia de grandes bibliotecas como la de Al-Hakam II, primero instalada en su propio alcázar y trasladada posteriormente a Medina Azahara. Se estima que el fondo bibliográfico alcanzaría alrededor de 400.000 volúmenes. Para su organización el Califa elaboró un catálogo de 44 cuadernos de 20 hojas donde se registraba el nombre, la filiación de autor y un pequeño comentario sobre cada obra. La Biblioteca se destacó por la variedad temática de sus colecciones, ya que Al-Hakam II mantenía un delegado en Bagdad que estaba encargado de la copia de las novedades bibliográficas, para luego incorporarlas a su colección.
El papel de Al-Andalus y Europa
Sin embargo, la fabricación del papel en al-Andalus no está documentada hasta el siglo XII por el historiador y geógrafo andalusí de la corte de Roger II Al-Idrissi quien menciona que «Játiva es una bonita villa con castillos…se fabrica papel como no se encuentra otro en el mundo. Se expide a Oriente y Occidente», posiblemente la fábrica de papel llevase funcionando antes de su mención textual pero no existen restos materiales de esta.
El libro más antiguo de Europa escrito en papel es el códice 6 de la Biblioteca del Monasterio de Silos, con 39 páginas de papel, conserva la liturgia mozárabe cuyo rito se suprime en el año 1080 por el papa Gregorio VII. El manuscrito procede de Santa María la Real de Nájera existiendo muchas dudas sobre su contexto de producción. La difusión del papel por Europa fue rápida, considerándose éste un material de peor calidad que el pergamino hasta el punto de que, en un decreto de 1221, Federico II Hohenstaufen prohibió su uso para documentos públicos ya que el uso del almidón de arroz atraía el apetito de los insectos y hacía que las hojas de papel durasen menos. Los papeleros italianos de Fabriano empezaron a fabricar papel utilizando lino y cáñamo, con nuevas técnica de producción.
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