La historiadora Hélène Carrère d'Encausse, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales
El jurado ha destacado que su «obra constituye probablemente la aportación más sustantiva que se haya hecho en las últimas décadas al conocimiento de la Unión Soviética y Rusia»
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Hélène Carrère d'Encausse es un nombre que ya llega precedido por una enorme reputación. Son de esos patronímicos que apenas necesitan presentación en el mundo de los estudios universitarios. Es una historiadora consagrada , Secretario perpetuo de la Academia Francesa (es la primera mujer que ha ocupado este puesto y se ha negado a feminizar este cargo), ha recibido la Gran Cruz de la Legión de Honor y, además, es la madre del conocido escritor Emmanuel Carrère. Ella predijo, bastante antes que nadie en Europa, la caída de la Unión Soviética en uno de sus libros más famosos, «L'Empire éclaté», una obra que en su momento levantó una buena polvareda por sus anticipaciones. Aunque acertó en sus predicciones, también es cierto que el bloque soviético se derrumbó al final por fuerzas contrarias a las que ella apuntó en un principio y que, a pesar de lo que consideró, al final tuvieron cierto peso las políticas adoptadas por Ronald Reagan y Margaret Thatcher.
Mujer de voluntad incansable, enjuta, de carácter fuerte y duro, pero sonriente y de formas amables en el trato cercano, Hélène Carrère d'Encausse ha trabajado en distintos lugares a lo largo de toda su trayectoria. Ha impartido clases y seminarios en la universidad, pero también ha puesto en práctica sus ideas y teorías en la política desde diversos puestos y estamentos. Por ejemplo, desde 1994 hasta 1999 fue eurodiputada en la Unión Europea por la derecha francesa y también fue designada como una de las principales consejeras del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, un cargo esencial. Estuvo entre las personas escogidas para ayudar a los antiguos países que habían estado en la esfera soviética y que habían padecido el yunque comunista durante décadas para que emprendiera sus primeros pasos hacia un proceso de democratización. Un punto de arranque para que se encaminaran hacia sociedades más libres y menos autoritarias.
No podían haber elegido a nadie mejor. Ella es una de las mayores expertas en historia y política rusa a nivel internacional, algo que en España, de hecho, hemos podido comprobar cuando publicó en 2016 el libro «Seis años que cambiaron Europa» (Ariel), una crónica exhaustiva y pormenorizada de los días que marcaron la caída de la URSS. Durante su presentación en Madrid ya aventuraba algunas derivas que se han ido materializando después con el tiempo.
No es casual, por tanto, que en medio de la crisis bélica que padece Europa y que ha desencadenado Putin con la ocupación de los territorios de Ucrania, Hélène Carrère d'Encausse, una mujer de elegancia congénita, de movimientos ligeros, pero comedidos, haya recibido el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, un galardón que se le ha otorgado, por cierto, dos años después de que se le fuera concedido a su célebre hijo, el autor de «El adversario», «Limónov» o «V13», un libro que reúne las crónicas que escribió sobre el juicio por los atentados de Bataclan y que hace pocas semanas él mismo presentó en nuestro país.
El jurado ha destacado que «la obra de Hélène Carrère d'Encausse –que incluye monografías de investigación, biografías y grandes ensayos de interpretación histórica– constituye probablemente la aportación más sustantiva que se haya hecho en las últimas décadas al conocimiento de la Unión Soviética y Rusia, uno de los temas esenciales para la comprensión del mundo contemporáneo. En coherencia con su especialización historiográfica, y como diputada del Parlamento Europeo, se ocupó preferentemente de las relaciones entre la Unión Europea y Rusia. Es además miembro electo de la Academia Francesa, de la que desde 1999 es la primera mujer en ocupar el cargo de Secretario perpetuo». Después, el jurado ha añadido en el acta que ella es «una de las personalidades más brillantes, originales y distinguidas de la historiografía francesa y del pensamiento europeo contemporáneo».
Los biógrafos suelen acudir a la infancia de los personajes para descubrir quiénes son, de dónde vienen, qué ha marcado su devenir y qué ideas han permanecido en ellos o han suscitado una posterior rebelión. Quizá por eso, para comprender del todo a esta historiadora, también conviene retroceder a sus orígenes para saber de dónde proviene, lo que explica muchos aspectos de su perfil intelectual.
Hélène Carrère d'Encausse es una mujer de orígenes rusos y arrastra consigo ciertas entretelas aristocráticas que han permanecido en ella. Su apellido, en realidad, era Zourabichvili, pero se lo cambió después de su matrimonio. Procede de una familia noble oriunda de Georgia, que se desenvolvió en medio de la prosperidad, pero que, al igual que otras parejas a la suya, cayó en la desgracia y más adelante en la pobreza cuando triunfó la Revolución Rusa. Su padre, que tuvo que marcharse, se casó más adelante con Natalia, que sería su madre, de origen italiano, es cierto, pero con sangre rusa y alemana. Su familia, después de trazar un periplo por Europa, acabó asentándose en Francia en 1917, cuando la Primera Guerra Mundial encauzaba ya el último año de la contienda.
Durante su infancia aprendió ruso antes que el propio francés (una lengua que siempre ha vinculado con la civilización). Nació en París, el 6 de julio de 1929, y era hermana del que sería el compositor Nicolas Zourabichvil y también de Salomé, que al crecer sería embajadora francesa en Georgia. Ya de adulta, respaldada por todos los alamares y el crédito de su prestigio, tuvo la oportunidad de reunirse nada menos que con Vladimir Putin cuando este alcanzó el poder en 2000. Una oportunidad que le permitió conocer mejor la mentalidad de este hombre, al que ya tenía medido a través de sus estudios. Quizá por eso, le ha permitido aportar observaciones interesantes sobre este hombre cuando Rusia inició la actual guerra. También advirtió, después de los primeros meses de la contienda, cuando el frente se estancó, que hay que ser prudente con Rusia, porque, como declaró en un medio francés, «es un país que tiene una gran capacidad para absorber las dificultades, su historia ha sido muy trágica». Siempre ha subrayado la capacidad de resiliencia de los rusos.
Carrère d'Encausse fue una de las personas que abogó para que el escritor y Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa ingresara en la Academia Francesa, lo que sucedió en noviembre de 2021 con 18 votos a favor de 22. Siempre ha tenido unas ideas muy claras, muy exactas y muy polémicas sobre algunos asuntos candentes actuales, sobre todo ahora, cuando todo está regido por la corrección política. Por ejemplo, ella se ha opuesto, y es una de sus batallas personales, a la feminización de algunos nombres, títulos y cargos para las mujeres. Ha denunciado de manera abierta los riesgos del denominado «lenguaje inclusivo». De hecho se negó a que su cargo en la Academia Francesa se cambiara y el que ostenta es en masculino: Secretario perpetuo de la Academia Francesa.