Entrevista

Andrés Amorós: «Los refranes son importantísimos en nuestra cultura tradicional»

Publica su ensayo «Filosofía vulgar», una selección de refranes que encierran lo mejor del pensamiento español

El ensayista Andrés Amorós
El ensayista Andrés AmorósJesús G. FeriaLa Razón

Tener refranes para todo es la manera que tiene la Academia de referirse a quien halla salida o pretexto para cualquier cosa, de ahí que muchas personas piensen, en especial las más mayores, que todos los refranes «trabajan», es decir, «todos encierran una verdad y tienen un sentido porque están basados en la experiencia», afirma el escritor y profesor Andrés Amorós que se ha fijado en ellos para escribir «Filosofía vulgar. La verdad de los refranes» (Fórcola). Título que eligió por el humanista sevillano Juan de Mal Lara, «que era un escritor de un nivel altísimo y cuando dice “filosofía vulgar” no lo hace de forma peyorativa ni despectiva, en absoluto, entonces se llamaba vulgar a la lengua española, en contraste con la latina, la lengua del vulgo, que somos todos, el pueblo, y todos participamos de ella». Amorós ha hecho un selección entre miles de refranes –unos 5.000–, que ha organizado por temas: trabajo, amor, salud, vicios y virtudes, poder y leyes, la felicidad, la muerte, la religión, los amigos, la educación de los hijos, el paso del tiempo… «todos los grandes temas universales que ya preocupaban a los clásicos de Grecia y Roma y lo siguen haciendo hoy porque, evolucionará la técnica, pero lo humano, no cambia».

¿Por qué se acercó a los refranes?

Fundamentalmente por «El Quijote», que dice, «no hay refrán que no sea verdadero» y claro, es extraordinario que alguien tan sabio como Cervantes diga eso. También me llamó la atención que los primeros en apreciarlos no son gente inculta, son los humanistas del Renacimiento quienes se interesan por la cultura popular auténtica, como Erasmo de Rotterdam, y nuestros clásicos, desde Berceo, Alfonso X el Sabio, el Arcipreste de Hita, don Juan Manuel, el marqués de Santillana o «La Celestina», a los más grandes del Siglo de Oro, Quevedo, Góngora, Lope, Tirso, Gracián y, sobre todos, Cervantes.

¿Es una filosofía rústica?

En absoluto, De Mal Lara distingue dos tipos de filosofía, la que se aprende en los libros estudiando a Aristóteles, San Agustín y todos los pensadores y la popular, que no se estudia porque nace de la experiencia y se transmite oralmente, eso son los refranes, una parte importantísima de la cultura tradicional hispánica, porque llegaron también a Hispanoamérica donde han tenido una vigencia enorme.

¿Cada ocasión tiene su refrán?

Por supuesto, cada día, cada momento y cada problema, cada situación anímica, es un mundo amplísimo, enorme.

¿Puede confundirse con otro tipo de frases breves?

Desde luego, yo recojo muchas cosas que no son estrictamente refranes, adagios, sentencias, proverbios, máximas, apotegmas, lo que en literatura se llama los topoi o lugares comunes, refranes que aparentemente parecen toscos, en realidad están diciendo grandes verdades.

¿Tienen algo de didáctico?

Sin duda, según Rodríguez Marín, el refrán ha de ser popular, breve, simbólico y didáctico, ha de enseñar algo, por eso el refranero, que es un resumen de la filosofía popular, ha influido tanto en nuestra mentalidad y muchas virtudes y defectos del carácter español se reflejan ahí.

Andrés Amorós acaba de publicar “Las cosas de la vida”
Andrés Amorós acaba de publicar “Las cosas de la vida”Jesús G. FeriaLa Razón

¿Y valor literario?

Absolutamente, bajo su aparente sencillez, utilizan eficazmente muchos recursos retóricos, paralelismos, anáforas, antítesis, elipsis, pareados…No es sencillo resumir un pensamiento en una fórmula breve, ha de estar bien escrito, tener forma poética, como un eslogan que se graba en la memoria. «A lo hecho, pecho» o el que usó Eisenhower: «I like Ike», eso no se olvida. Son frases sencillas, pero rotundas y fáciles de recordar.

¿Siguen teniendo vigencia?

Mucha, aunque no todos, pero muchos no pasan de moda, algunos son absolutamente maravillosos y actuales, por ejemplo, «Querer es poder» sobre la importancia de la voluntad. O Cervantes sobre el esfuerzo, que es algo que me importa mucho ahora que se desprecia tanto con la cultura del todo gratis: «Cada uno es hijo de sus obras» o «Nadie es más que otro si no ha hecho mejores cosas que otro», esto es de lo mejor del pensamiento español.

¿Cuántos pasan hoy el filtro del feminismo?

Muy pocos, «Más tiran dos tetas que dos carretas», por ejemplo, pero, ¿es eso mentira? Lo dice ya el Arcipreste de Hita: «Por dos cosas el hombre trabaja, la primera por tener mantenencia y segundo por poderse juntar con hembra placentera». Lo vemos en todo tipo de personas, muchas de ellas inteligentes, que pierden la cabeza por una mujer o un hombre, porque eso va en la condición humana.

¿Y de lo políticamente correcto?

Poquísimos, pero cuando el pueblo español repite un refrán es porque responde a la realidad, habla de los problemas de la vida, que a veces no son políticamente correctos, tienes un vecino canalla, un médico malo puede matarte, un político te hace la vida imposible, un abogado te puede hacer perder un pleito…la vida es así, no todo es dulce como en Disney.