Cultura

Últimos de Filipinas

Manuel Júlvez: “Héroes son aquellos que anteponen los intereses del grupo a los propios”

Publica “Tierra mojada”, una novela que entrelaza la acción y las pasiones con el hecho histórico de los Últimos de Filipinas

Imagen de algunos de los últimos españoles en Filipinas
Imagen de algunos de los últimos españoles en FilipinasNARALOS ULTIMOS DE FILIPINAS

“Siempre me ha interesado el sitio de Baler y los últimos de Filipinas, aunque quiero dejar claro que esta no es una novela histórica sobre la impresionante gesta española que certificó el desastre del 98, es una novela de acción, de aventuras, amor, pasiones, ficción y épica”, así define Manuel Júlvez (Zaragoza,1967), su primera publicación “Tierra mojada” (ACTAS), que entrelaza la historia de una España decadente de finales de siglo XIX con el viaje iniciático de un joven pastor zaragozano, uno de esos miles de jóvenes enviados a las guerras de Ultramar. “Por vicisitudes de la vida, Valero, el protagonista, tiene que abandonar el pueblo siendo un niño y vuelve de adolescente buscando el recuerdo de la familia perdida, después sigue en Zaragoza y, al final, es uno de los muchos jóvenes que por no poder pagar la cuota de redención se ve obligado a ir a la guerra de Filipinas y termina en la mítica iglesia de Baler”, explica Júlvez, que ha querido hacer una radiografía honesta de aquella sociedad durante el desastre del 98, “una España decadente en todos los sentidos, político, social y económico, que quería jugar a la política internacional de un Imperio que se desmoronaba, pensando que todavía era una potencia mundial, mientras que la sociedad española era analfabeta, pasaba hambre y tenía una mortalidad infantil brutal. Además –puntualiza-, la novela también tiene algo de homenaje a la historia de nuestros bisabuelos que tuvieron unas vidas durísimas y poco conocemos de ellas”.

“Elegí este hecho histórico porque me parece tan potente que mi único interés era no estropearlo, no hacía falta inventarse nada para que destaque por sí mismo –señala-. Me interesa mucho la evolución de los personajes y quería que éste evolucionara mucho en poco tiempo, necesitaba vivir un hecho lo suficientemente traumático que lo hiciera cambiar y convertirlo casi en un personaje nuevo, que el que volviera fuera una persona distinta de la que se fue”, explica el autor. “En él se produce una catarsis –prosigue-, la primera en un acontecimiento traumático en su infancia, pero la grande es la que vive en la guerra, porque no hay un hecho vital más fuerte, que en este caso es la gesta de Baler, para que una persona cambie muchos esquemas y valores”. Hay un doble viaje del protagonista, afirma Júlvez, “uno físico que va de la España rural del finales del XIX a Filipinas y otro interior o existencial buscando la esencia de la infancia perdida y de un ideal, buscándose a sí mismo, pero siempre supeditado a la necesidad de los demás. En ese sentido el personaje tiene algo de héroe, no épico, sino obligado por las circunstancias que le toca vivir. Para mí, héroes son aquellos que anteponen los intereses del grupo ante los propios, los que piensan un poco más en los demás que en sí mismo”, asegura.

En esa peripecia vital, “Valero conocerá el dolor, la miseria; se enfrentará a lo más oscuro del corazón humano, pero también experimentará el amor y vivirá valores como el compañerismo, la lealtad o el sacrificio que me gusta destacar –afirma el autor-. Es una novela para un tipo de lector muy heterogéneo porque, aparte de romanticismo, tiene algo de thriller y novela psicológica”. Por otro lado, el papel de las mujeres en ella es fundamental. “Las mujeres tienen un gran valor para el protagonista, cobran una gran importancia en su vida porque desde su infancia le transmitieron el coraje para resistir y eso lo marca muchísimo, desde las de su familia cuando era niño, al amor que siente hacia ellas a lo largo de toda la narración, mujeres que son muy fuertes y lo marcan de forma positiva”.

Para Júlvez, hay episodios de la historia de España, como la Guerra Civil, de los que siempre se está escribiendo y publicando y otros como éste a los que se olvida y apenas se presta atención. “Si la gesta de Baler perteneciera a otro país con más orgullo por su historia, la de series, libros, películas o congresos que habrían realizado. Aquí se ha hecho poco y mal –asegura-. Estos eran soldados que peleaban sin ningún componente ideológico que pudiera mancharlos, hombres que estuvieron allí luchando todos por lo mismo y se convirtieron en héroes, que pelearon por sobrevivir en la mayoría de los casos y por llevar adelante el objetivo que le habían marcado cumpliendo con su deber”, concluye.