80 años de “El extranjero”, el Camus más pesimista
Meursault, el protagonista del libro, es el reflejo de la apatía más absoluta dentro de un paisaje oscurecido por la extirpación de cualquier pasión en la Europa de mediados del siglo XX
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Como recordaba una columna de este mismo periódico hace un par de años, poco antes de cruzarnos con la pandemia, “escribió Albert Camus en El extranjero que el acto más importante que realizamos cada día es tomar la decisión de no suicidarnos”. Puede parecer una idea vaga, sin embargo, es vital para nuestra supervivencia y para la continuidad de la especie, de todo. Así, conviene rescatar a un autor que no ha ha pasado de moda desde sus inicios, pero que sí tomó (tristemente) un fuerza importante con la aparición de la bicha, de la Covid.
La peste le catapultó, una vez más, a las listas de “lo más vendido”. La curiosidad, y también el morbo, por entender qué nos estaba pasando nos hizo regresar a este clásico. Si en El extranjero su protagonista, Meursault, era un francés argelino que había conseguido mantenerse indolente frente a una realidad que le resultaba absurda e inabordable, en La peste la incomodidad vital la convertía en colectiva: publicada en 1947, el renacido “boom” narra la historia de unos doctores consagrados a labores humanitarias en la ciudad, también argelina, de Orán, en un momento en que esta es azotada por una plaga terrible.
Todos los integrantes del argumento son el reflejo de las reacciones humanas que aparecen cuando una peste se extiende dentro de una determinada población. Es posible que Camus se basara en la epidemia de cólera que Orán padeció en 1849 tras la colonización francesa. “Se ha interpretado la obra desde los parámetros existencialistas que cuajaron en la Francia de aquel tiempo, por cuanto, al modo kafkiano, se trata de colocar al ser humano frente a la absurdidad de su identidad, de su presencia en este mundo, tan fugaz, pasajera y hasta caprichosa, pues un mal microscópico en forma de enfermedad puede arrancar la vida a cualquiera”, firmaba el crítico Toni Montesinos.
Pero los tiempos ahora no son para La peste, sino para ese Extranjero que cumple ahora 80 años de su publicación, adaptado al cine, en 1967, por Luchino Visconti en una cinta protagonizada por Marcello Mastroianni. Por su parte, el grupo inglés The Cure también se inspiró en este libro para componer la canción Killing an Arab. Es parte del mito de un texto que se asocia a la filosofía del absurdo y al existencialismo, pese a que Camus siempre se distanció de esta última. Igual que su autor, Meursault también se separa de un asunto, en este caso, de la realidad, que le resulta “absurda e inabordable”. El avance tecnológico le ha privado de la participación en las decisiones colectivas y le ha convertido en ese “extranjero” dentro de su entorno.
El título advierte sobre el hombre que está siendo creado. Denuncia a una sociedad que olvida al individuo para tratarle como una pequeña parte del todo. Crítica premonitoria del ciudadano occidental que se encontrará la sociedad tras la II Guerra Mundial. Camus escribió una obra provocadora dentro de una Europa herida y violentada por dos conflictos globales. La historia es gris y el paisaje está oscurecido por la extirpación de cualquier pasión o voluntad del hombre.
Meursault refleja todo eso mejor que nadie. Es un personaje apático con todo lo que le rodea, haciéndose de manera más ostensible en la actitud ante la muerte de su madre: “Pensé que, al fin y al cabo, era un domingo más, que mamá estaba ahora enterrada, que iba a volver a mi trabajo y que después de todo, nada había cambiado (…)”.