Lecturas obligadas

Ocho escritoras españolas para celebrar el 8-M

De Carmen Laforet y Emilia Pardo Bazán a María Dueñas y Eva García Sáenz de Urturi, entre otras

La escritora Carmen Laforet, autora de "Nada"
La escritora Carmen Laforet, autora de "Nada"Archivo Ediciones Destino

Cualquier excusa es buena para recomendar un libro o para acercarse a un autor o autora desconocido. O incluso para releer lo leído. Por ello, el Día de la Mujer es momento de mirar a algunas de nuestras escritoras más reconocibles.

1. Carmen Laforet

Hace apenas medio año se celebraba el centenario de la autora de Nada, todo un emblema. Título, para todos aquellos que leyeron en Barcelona la famosa novela de Laforet (1921-2004), con el que “es fácil establecer algún tipo de vínculo identificativo o atracción por el misterioso ocultamiento de la autora”, firmaba el crítico Toni Montesinos en su aniversario. Nada no solo era una obra que había marcado un punto de transición en la novelística española, sino también la muestra de cómo un texto narrativo podía convertirse en un mapa de las aceras que se pisaban cada día. Andrea, la protagonista, llegaba a casa de su abuela materna, en la calle Aribau, con el objetivo de iniciar su carrera a pocos pasos de allí, aunque al final cayera en el desánimo de los sueños incumplidos, en el tedio juvenil, en la melancolía de un entorno gris y previsible.

2. Ana María Matute

Como se recogía recientemente en este periódico, “suele pasar que muchos escritores, tras su desaparición, viven una suerte de temporada en el infierno”. Aunque en el caso de Ana María Matute (fallecida en 2014) no se cumple. Sigue siendo una autora querida, con un público fiel que continúa leyendo sus novelas y sus cuentos. Así lo demuestra la nueva obra que permite conocer más a una autora que sigue sin tener una biografía. El libro de Ana María Matute (Blackie Books) viene a suplir esa ausencia gracias a una monumental introducción en el particular universo de la autora de Primera memoria u Olvidado Rey Gudú. Jorge de Cascante ha sido el encargado de dar forma a todos esos materiales procedentes de diversos archivos, especialmente los de los herederos de Matute. Pese a todo, el responsable reconoce, en declaraciones a este diario, que no ha sido un trabajo fácil por la ausencia de una institución que proteja el legado de la escritora barcelonesa. «Pensé que me encontraría mucho más material. Por desgracia, en este caso, no hay una Fundación Ana María Matute.

3. Josefina Aldecoa

Los rasgos amables y sencillos caracterizaron a Josefa Rodríguez Álvarez (mujer de Ignacio Aldecoa). Nacida en León en 1926, y se movió en dos ámbitos: el literario, con sus novelas y cuentos y en su relación con colegas como Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite y Jesús Fernández Santos –la llamada generación de los cincuenta–, y el pedagógico, mediante la fundación del colegio privado Estilo, del que fue directora todo el tiempo. A Josefina Aldecoa la pasión por enseñar le venía de familia –su madre y su abuela habían sido maestras de la Institución Libre de Enseñanza–, de tal modo que encaminó sus estudios en esa dirección hasta trasladarse a Madrid en 1944, estudiar Filosofía y Letras y doctorarse en Pedagogía con una tesis titulada El arte del niño, que publicaría en 1960. Un año antes había creado la citada escuela, de corte humanista y laico e inspirada en métodos ingleses y americanos, y a la que se dedicó en cuerpo y alma.

4. Rosa Chacel

Rosa Chacel fue una pensadora que utilizaba, como explicaba la profesora de la Universidad de Barcelona Rodríguez Fischer, el lenguaje como una herramienta para ir profundizando en el pensamiento, como si cada tema tuviera un sustrato verbal que hubiera que excavar hasta las raíces para alcanzar un completo y feliz entendimiento. De esta mujer nacida en una familia liberal y que creció en un ambiente que le permitió desarrollar una personalidad de gran independencia siempre se dijo que era una escritora de ideas.

5. Emilia Pardo Bazán

Fue una mujer valiente, que se revolvió contra los prejuicios de su época y se convirtió en un personaje relevante de la vida intelectual española. “Fue una de las escritoras más importantes de su generación en España y en Europa. Su presencia está ahí de una manera extraordinaria y potente. Era muy controvertida, pero tanto entonces como ahora. El siglo XIX, el siglo, era para ella, con todas sus zozobras y misterios, algo que había que solucionar y entender”, comentaba en diciembre, Isabel Burdiel, comisaria de la muestra de la Biblioteca Nacional que dedicó una exposición a Doña Emilia, escritora que acuñó una literatura de gran empuje y fuerte sello personal.

6. Almudena Grandes

Más allá de premios y reconocimientos, dentro y fuera de ese mundo literario en el que conoció a su marido, el escritor y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, la obra de Almudena Grandes (y algún inédito que probablemente quede) será recordada como la de una voz explícitamente política, de izquierdas y asociada al trauma colectivo que supuso la Guerra Civil. Defensora de la Transición como gran proceso de la España democrática, Grandes no dudó en ser crítica con la misma, con su moral y sus consecuencias, aunque siempre prefirió narrar sobre esos silencios, los que para ella eran “de los abuelos” y contar las historias que España había ido tragándose en su larga y convulsa historia.

7. Eva García Sáenz de Urturi

Es un fenómeno de masas. Su Trilogía de la Ciudad Blanca no pudo ser más exitoso y su paso por Aquitania bien le valió un Premio Planeta, pese a separarse, en parte, de la fórmula que le dio el éxito. Recientemente ha vuelto a aquellos inicios con otra obra que rescata a Kraken, el protagonista de sus inicios, El libro negro de las horas, donde la escritora navarra traza una ruta por el Madrid más literario. Antes de ponerse en las estanterías ya estaba batiendo récords, como explicó la editora Belén López Celada: «La preventa está a la altura de los más grandes. Sin duda, es el lanzamiento del año».

8. María Dueñas

Otro valor seguro de las letras españolas actuales. Dueñas regresaba el año pasado con más espías, atentados terroristas, la España de Franco, el Marruecos internacional, una joven Eva Perón y la norteamericana Bárbara Hutton, socialité que marcó la época con su multimillonaria presencia. La autora retomaba así a Sira, la protagonista de El tiempo entre costuras, en una novela que titulaba con el nombre de su personaje. La había dejado en Madrid, tras la Segunda Guerra Mundial, y, después de una oportuna separación para tomar aire, la escritora volvió a su lado para recorrer con ella el mundo en reconstrucción que se abre a partir de 1945.