Lecturas

Los libros de la semana: El regreso a lo grande y enamorado de Murakami

Haruki Murakami vuelve con "La ciudad y sus muros inciertos» para dar su mejor versión de ternura y delicadeza, mientras que Joyce Carol Oates plantea una desquiciada búsqueda en "48 pistas sobre la desaparición de mi hermana"

Japanese author Haruki Murakami poses ahead of an interview with The Associated Press in Oviedo, northern Spain, Wednesday, Oct. 18, 2023. Murakami said during the interview that he is torn by the conflict in Israel since he has Jewish friends but understands that the situation of the Palestinians is dire and that we must pray for peace in Gaza. But he also feels confident that fiction can help us cope with increasingly perilous times by helping readers learn the wisdom found in refraining fr...
El escritor japonés Haruki MurakamiASSOCIATED PRESSAgencia AP

«El ministerio del dolor», de Dubravka Ugresicz

Las minas del recuerdo y el dolor de la antigua Yugoslavia

La escritora narra el dolor de los Balcanes, donde la nostalgia es el primer paso de la reconciliación

Por Sagrario FERNÁNDEZ-PRIETO

Cuando en 1991 estalló la guerra de los Balcanes Dubravka Ugresic, nacida en 1949 en un pueblecito de la antigua Yugoslavia, se posicionó abiertamente en contra del conflicto, criticando los nacionalismos croata y serbio. Fueron tantos los ataques recibidos que decidió exiliarse en 1993 y se dedicó a la enseñanza en universidades de Europa y América, sin dejar nunca de escribir. Basándose en sus experiencias surgió este libro cuya protagonista es una profesora que da clases de Lengua y Literatura Serbocroata a los refugiados en Ámsterdam. Los alumnos de Tanjia, la protagonista, hablan en alguna de las tres lenguas oficiales del «antiguo país»: serbio, croata o bosnio. Como su nación ya no existe, los alumnos recurren a diferentes formas para nombrarlo, la primera señal de extrañamiento: nombrarlo es como «pisar una mina» y ver saltar por los aires nombres y utensilios familiares, comidas, innumerables recuerdos que sacan a la superficie un dolor que se trata de ocultar con un humor que se acerca al sarcasmo, como comprobará el lector al saber el origen de su título.

Esquizofrenia lingüística

Una especie de «esquizofrenia lingüística» se apodera de ellos, cuando tienen que escribir sobre su país y sus recuerdos, comprueban entonces hasta qué punto no pudieron llevarse nada, solo tienen «objetos mentales»: el recuerdo de una bicicleta, de una bolsa de plástico para la compra, su cómic favorito o el bizcocho materno y lo que había nacido con la compasiva idea de reconciliarles con su país se convierte en un torrente de nostalgias. Su experiencia en la enseñanza se une a su historia personal, sus relaciones sentimentales, sus esfuerzos fallidos para salir adelante cuando tiene que arrastrar su pasado como un fardo. Quizá sea la obra más personal y autobiográfica de la autora. Cada página está marcada por una nostalgia que lo tiñe todo y muestra la dificultad que sufren los exiliados para crear un presente satisfactorio porque el pasado pesa demasiado y el presente es ajeno y hostil.

▲Lo mejor

El realismo con que muestra el dolor del exilio sin renunciar al humor

▼Lo peor

Nada que objetar, Ugresic siempre satisface y sus libros no se olvidan

«48 pistas sobre la desaparición de mi hermana», de Joyce Carol Oates ★★

Joyce Carol Oates, tan gótica como desencajada

La novelista firma una narración dislocada en la que el lector debe resolver un misterio

Por Lluís FERNÁNDEZ

Según el peritexto de esta novela, Joyce Carol Oates es «la eterna candidata al Nobel de Literatura y una de las más grandes escritoras estadounidenses de todos los tiempos». Cierto es que con cien obras de teatro, ensayos, novelas y libros de poesía publicados es fácil que algunas no alcancen la excelencia. Pasó con «Blonde», la novela sobre la figura de Marilyn Monroe que inspiró la película de Ana de Armas, ambas dos desastrosos fiascos. Su última novela, «48 pistas sobre la desaparición de mi hermana», sigue la línea del relato gótico de suspense a su manera. Es decir, encubriendo la historia de la desaparición de su hermana con una narración desquiciante en la que el lector debe encontrar entre esas pistas una verdad que apenas enunciada se niega. Es el estilo de la autora, que gusta darle ese toque gótico personal y enrevesado que le ha dado fama, pero que puede desanimar al lector poco paciente. Las pistas están repletas de repeticiones y numerosos paréntesis que no vienen al caso. Y un efecto de irrealidad, de querer decir algo muy simple pero escondido en una verbosa prosa mareante, interminable, lograda mediante un narrador en primera persona nada fiable. Aquí reside el quid de la novela.

Flujo psicopático

La narradora cuenta esta historia pretendidamente dislocada en forma de monólogo. Un flujo de conciencia que le permite mentir, insinuar, enredar, recurrir a enumeraciones interminables en una especie de flujo psicopático cuyo origen son unos celos enfermizos y la culpabilidad. Más que el misterio de un asesino en serie, el centro narrativo es la narradora, que recurre al monólogo interior para evidenciar una obsesividad insufrible. Así planteado, apenas queda misterio, sólo vacuidad. Sin embargo, habrá lectores que aprecien la genialidad de la autora, capaz de crear un relato desquiciado pero mágico, y otros, que lo considerarán tan simplón y aburrido como pasado de moda. Que los lectores decidan.

▲Lo mejor

Que, aunque este relato desquiciado se eternice, tiene fin

▼Lo peor

La narradora tiene lectores que no gozan con sus relatos

«Una mínima felicidad», de Carmen Verde★★

Cuando una madre se avergüenza de su propia hija

Carmen Verde se adentra en la relación de dependencia familiar a través de la fuerza de los detalles mínimos

Por Ángeles LÓPEZ

«La infelicidad –dice Annetta– es un lugar físico, un cuarto a oscuras en el que elegimos estar. Tanto es así que, cuando encendemos una vela, protegemos la llama inmediatamente para que nadie pueda sondear el interior». Así se expresa la narradora de «Una mínima infelicidad», una joven pequeña y frágil desde su infancia que se siente rechazada por todo el mundo, incluso por su madre, la bella y elegante Sofía Vivier. Cree que su madre se avergüenza de ella y esa creencia, en lugar de apartarla, la convierte en más dependiente. Se volcará por completo en su relación, cultivando la desdicha como un regalo y no como una condena para vivir a su sombra. ¿Necesidad de aprobación? ¿Amor odio? ¿Complejo de Electra? ¿Sumisión y rabia reprimida? La misteriosa historia de la peculiar abuela impregna tanto a madre como a hija y, de telón de fondo, la figura fantasmal del padre, siempre ausente. Pero, paradójicamente, para Annetta, esa infelicidad es el verdadero nexo de unión, la argamasa que les convierte a todos en una «verdadera familia».

Obsesiones e insatisfacción

Sabedora de la aritmética de los silencios, Carmen Verde fragmenta el relato a través de las cosas más diminutas: una fotografía, un recuerdo, el reflejo en una ventana, la forma en que ella podría ver a su madre esperando a la salida de la escuela… y el miedo a que no apareciera. A través de capítulos mínimos, que avanzan con un ritmo tan ligero como vertiginoso, la protagonista nos invita a explorar las expectativas que ponemos en los demás, a experimentar la sensación de ser inadecuada, juzgada; nos habla de las obsesiones, de la insatisfacción y los secretos, de la forma en que dibujamos sonrisas embusteras, una fachada para no mostrar lo que somos mientras nos reducimos, nos recluimos. Quizá por eso nos sumerge tanto en la casa, en su habitación interior, la de la desdicha. Ese espacio que su madre aprendió a construir emulando a su propia madre. Una fuerza narrativa imposible de olvidar.

▲Lo mejor

Sencilla, mesurada y auténtica, es la descripción concisa de una mujer

▼Lo peor

La historia de una infelicidad de aire pequeñoburgués

«La ciudad y sus muros inciertos», de Haruki Murakami★★★

El regreso a lo grande y enamorado de Murakami

En su nueva novela, retoma y expande un relato de juventud para dar su mejor versión de ternura y delicadeza

Por Diego GÁNDARA

Hacía tiempo ya, más de seis años, que Haruki Murakami (Kioto, 1945) no publicaba una novela nueva. Y una larga, además, como la anterior, «La muerte del comendador», que tuvo que ser editada en español en dos volúmenes. Casi seiscientas páginas que son, en resumen, un regreso a sus orígenes, a ese punto casi esencial y cardinal de su vasta obra: la posibilidad de que el mundo sea un espacio tan real como imaginario, atravesado por la magia y la fuerza de la ficción. Un mundo impregnado, además, por una de esas historias de amor perenne, de corte melancólico y sentimental. El origen de «La ciudad y sus muros inciertos», tal es el título de su nueva novela, puede rastrarse, en ese sentido, en un relato largo que Murakami publicó en 1980 en una revista japonesa «Bungaku-kai» pero de cuyo resultado, tal como señala el autor de «Tokio Blues» en el epílogo, no fue satisfactorio, aunque siempre pensó que algún día, cuando madurase como escritor y cuando fuera el momento adecuado, lo retomaría.

El relato original

Y así lo hizo. Pues en tiempos de pandemia se sentó a rescribir y el relato cobró cuerpo y forma y se convirtió en una novela dividida en tres partes. La primera es el relato homónimo, publicado en aquella revista, rescrito, con esa pareja de jóvenes enamorados que se pierden en el tiempo, mientras que la segunda y la tercera parte son la continuación de esa historia. Porque el tiempo, ahora, ha transcurrido, y la chica, que ha desaparecido de la vida del chico después de hablarle incansablemente de otro mundo, de una ciudad amurallada, parece encontrarse precisamente en esa otra ciudad donde, quizás, puedan ambos volver a verse. La novela, que retoma aquellas historias de amor y fantasía de los primeros libros de Murakami, dialoga, como admite el autor en el epílogo, con «El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas», publicada en aquella época y que también evoca la atmósfera de «La ciudad y sus muros inciertos»..

▲Lo mejor

El punto de tensión adecuado, con ese estilo simple y transparente

▼Lo peor

La novela no tiene fallos. Murakami es un escritor maduro y consciente