De "Yerma" al "Romancero gitano": las obras que escribió Lorca en la Huerta de San Vicente
En aquella casa de muros blancos, el poeta convivió con su familia, recibió a sus amigos y desarrolló parte de su literatura
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"No te puedes imaginar lo que es pasarse noches enteras en el balcón viendo una Granada nocturna, vacía para mí y sin tener el menor consuelo de nada". Estas palabras las escribía a Jorge Zalamea, en 1928, Federico García Lorca. Seguramente unas confesiones que nacían de sus noches de insomnio ante un silencioso Albaicín, noches en las que su cabeza, si no descansaba, se dedicaba a dar forma a algunas de las obras maestras de su bibliografía. Entre 1926 y 1936, la familia García Lorca pasaba sus vacaciones de veranos en la conocida finca Huerta de San Vicente, una casa de dos plantas y muros blancos, rodeada de jardines y flores y de ventanales verdes. Allí el poeta pasaba su día a día cuando hacía buen tiempo, y lo hacía en familia así como entre amigos. En aquella finca recibía a Manuel de Falla o Eduardo Blanco Amor, así como allí permaneció los días previos a su fusilamiento, antes de trasladarse a la casa de su amigo Luis Rosales. Isabel García Lorca, hermana pequeña del autor, escribió que aquella casa y la huerta "la recibimos, y creo que con esa intención la compró mi padre, como un juguete, una distracción (...). Parecía pensado para vivir gozando de una naturaleza domesticada, de refinamiento impensable hoy día". Era tal la sensación de serenidad que aportaba la Huerta de San Vicente, que allí nacieron, además, algunas de las obras más reconocidas de García Lorca.
Al principio, García Lorca visitaba esta finca como visita obligada e intermitente, mientras vivía sus años madrileños en la Residencia de Estudiantes. No fue hasta 1931 cuando comenzó a convertirse en el principal refugio para su escritura, pues le envolvía ese contexto de naturaleza, orígenes, familias y campo. En la Huerta de San Vicente, por tanto, el poeta escribió, ya sea en su totalidad o parcialmente, obras como "Bodas de sangre" (1932), "Yerma" (1934), "Diván del Tamarit" (1936) o "Así que pasen cinco años" (1931). Asimismo, en 1928 le dio forma a "Oda al Santísimo Sacramento del Altar" y a "Oda a Sesostris", así como escribiría "Imaginación, inspiración, evasión" (1928) y, posteriormente, su icónico "Romancero gitano" (1928). Cabe destacar, asimismo, que en ese espacio le dio forma a "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías", que escribió en 1935.
Actualmente, la Huerta de San Vicente se ha convertido en una Casa Museo disponible para visitas: abre de martes a sábado, y con horario reducido de once de la mañana a dos de la tarde. Su objetivo principal es "la conservación de la Huerta de San Vicente y la difusión de la obra de Federico García Lorca", explican. Si bien el legado artístico y documental del poeta "se halla en su mayoría recogido en los fondos de diversas instituciones, especialmente la Fundación Federico García Lorca", continúan desde la organización de la Casa Museo, "entendemos más eficaz este espacio para la difusión de su obra la realización de actividades culturales que la adquisición de obra".
De esta manera, se puede ver en la Casa Museo la sala del piano, el comedor o el dormitorio de Lorca, así como algunos manuscritos que forman parte de préstamos, y que se exhiben a los visitantes. Todo ello, junto con obra de artistas coetáneos a Lorca, como Alberti o Dalí.