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Lori Meyers: «Nuestra música no tiene raza ni religión»

Lanzan su séptimo álbum, «Espacios infinitos», producido por James Bagshaw, de Temples, y que «trata de encontrar tu forma de tirar hacia adelante tras una situación difícil»
Alberto R. RoldánLa Razón

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No es hartazgo, sino tiempo. Y a ellos el paso de los años les ha llevado no a rechazar, sino a hacer lo que se siente, sin atender a modas, ni influencias, ni críticas. Solo eso: la música como confidente, vía de escape y respiro. Fuera quedan las malas vibras. Eso sí, con lo razonable siempre presente. Algo estoicos y manteniéndose creativos, los Lori Meyers acaban de lanzar, tras cuatro años desde «En la espiral» y la celebración de sus dos décadas de música con «20 años, 21 canciones», su esperado séptimo álbum, «Espacios infinitos». Un disco donde, para el grupo, todo cabe, pero sin resentimiento. Más bien con el objetivo de abrir los ojos y, cómo no, de vivir y sudar a pie de escenario. Presentarán sus 11 nuevas canciones en la sala La Riviera de Madrid el 18 de diciembre, así como en la Barts de Barcelona, el 4 de febrero. Y, recién llegados de Granada a la capital, Noni (voz), Alejandro (guitarra) y Alfredo (batería) se reúnen con LA RAZÓN para expresarse renovados, orgullosos, y, ante todo, y tras unos meses difíciles, con ganas de reír y hacer música.
¿De qué «Espacios infinitos» hablan en el álbum?
Alejandro: El disco contiene 11 espacios infinitos o proyectos de escape sobre nuestros problemas, sobre lo que hemos vivido. Habla de encontrar tu espacio, tu camino, tu forma propia de hacer las cosas, y tirar hacia adelante tras una situación difícil, tanto a nivel individual como colectivo y social. El álbum tiene componentes sociales, también sentimentales, y se trata de encontrar tu camino, que puede llegar a ser infinito.
¿Les influyó la pandemia?
Noni: Lo estábamos grabando por partes. Empezamos con la música, luego entró James Bagshaw, líder del grupo británico Temples, en la producción, y después lo cantamos. En la pandemia hemos tenido tiempo de pensar que Lori Meyers es un grupo de directo, donde la gente se mueve, salta, y, como le ha pasado a muchos grupos, las vimos venir.
¿Qué opinan sobre la gestión hacia la industria musical de estos últimos meses?
Noni: Hemos visto que la música está cambiando. Cada vez hay más lanzamientos, cada vez es más difícil encontrar un hueco. Es decir, la música evoluciona, y la pandemia la iba a cambiar más. Quienes han salido ganando son las social media, el streaming, porque al quedarte en casa tienes más tiempo para ver todo el tráfico que hay en internet.
¿Lo digital les ha afectado?
Alfredo: Sí. Como banda y como todo. Nos ha afectado a una pirámide muy grande. Seguramente los artistas son la punta, pero sobre todo ha alterado a toda la base que compone la industria del espectáculo en directo. Seguramente las discográficas son las que menos han salido perjudicadas. Los lanzamientos han podido seguir por lo menos a nivel de streaming, pero la industria musical en el directo y el espectáculo sí que ha sufrido. No solo en los músicos, sino todos los técnicos. Ahora podemos achacar muchas cosas, independientemente de las siglas y de quien lo haya gobernado, pero era una situación muy difícil para cualquier gobierno y cualquier país del mundo. Lo que pasa es que la cultura, al ser espectáculo, al reunir gente, es la última en salir de este atropello.
En el tema «Fatiga pandémica» preguntáis que, como sociedad, ¿qué hemos hecho mal?
Noni: ¿Puede ser que la pandemia sacara unas cosas muy positivas y otras muy negativas de la gente? Depende de tu filtro, de tu prisma. Yo vi algo muy negativo. No vi lo bueno, como lo de los aplausos. En una situación así afloran sentimientos inexistentes en otros casos.
En «Punk» cantáis que «cualquier tiempo pasado fue mejor», ¿es así?
Noni: Sí, pero esa canción es una autocrítica. Alguna vez he dicho que hemos tenido épocas donde no hemos hecho cosas que valgan, y es mentira. Si te pones a investigar, si te gusta la música que es donde más o menos está centrada la canción, escuchas cosas que son súper buenas. En «Punk» sacamos críticas hacia afuera mediante una revisión a nosotros mismos.
¿Cómo ha evolucionado la banda durante más de 20 años?
Noni: No hemos tenido prejuicios. Con el disco «Cuando el destino nos alcance» teníamos una serie de fans indie, e hicimos un álbum más basado en sintetizadores y bases electrónicas. Y hubo a gente que no les gustó. Ahora estos sintetizadores están aceptados, ya no hay gente que critica, pero eso a nosotros nunca nos ha importado. En el estudio no pensamos en el qué dirán.
¿Evitan las modas musicales?
Noni: Estamos en la tendencia de la música, me gusta saber lo que hay ahora. Pero más en el aspecto técnico. Alfredo por ejemplo tiene siete millones de baterías (ríe).
Alfredo: Hay que investigar. No dejarse llevar por las modas pero sí saber lo que hay ahora, no vas a ir vestido como en el siglo XVII...
En las tendencias actuales predomina el reguetón.
Alejandro: Hay mucho urban ahora. Nosotros venimos de la rama de grupos de guitarra, de rock, de lo alternativo. No vamos a meter de repente autotune en la voz, pero sí se puede modernizar el sonido, aunque siendo fiel con las bases.
Noni: Pero la música está en hacer lo que quieras hacer. En no pensar. Por cierto, la música latina que tanto critica la gente le gusta hasta a los ingleses. No pasa nada, son épocas, están triunfando ahora, son olas, tendencias. Es como cuando la música indie se puso de moda, que también se criticó. En todo hay cosas guays y cosas que están peor hechas. Siempre lo que está en la cresta de la ola es lo que más mierda se lleva.
Alejandro: Los viejos rockeros siguen diciendo que el indie no vale nada. Y ahora los indies pensarán lo mismo del trap, y en unos años los del trap dirán otra cosa. Es saber estar ahí y adaptarte en función de lo que te guste.
Noni: Si te dedicas a hacer canciones, más que revestirlas, igual esos temas se quedan, esas melodías siempre se mantienen.
Pero, ¿no se critica más el fondo de las canciones que el estilo musical?
Noni: Sí, lo que se critica son las letras, porque la mayoría son muy malas.
Alfredo: Además tienen esa doble moralidad, porque estamos en una sociedad que queremos que sea menos machista, más igualitaria... y se permite la entrada de ciertas letras con reproducciones de miles y millones en todo el mundo. ¿Nadie ve eso? A nosotros, por ejemplo, nos censuraron, del videoclip de «Punk», ciertas imágenes que había que pixelar por contenido explícito. Pero no entiendo cómo no ven ciertas letras explícitas.
Noni: Pero debe haber libertad de expresión para todo el mundo...
Alfredo: Sí, que digan lo que quieran, está claro, pero yo prefiero otros tipos de letras. Tiene esa dualidad. Se lucha y, sin embargo, se escuchan letras cada vez más ácidas.
¿Podríamos decir que Lori Meyers es una banda crítica?
Noni: No. Primero, porque somos tres, y cada uno pensamos totalmente distinto en algunos temas. Segundo, porque Lori Meyers es un monstruo que solo genera música, y esa música no tiene color, raza, religión, ni distinciones. No nos vamos a meter nunca en lo que hacen nuestros fans, o lo que hacen alguien que nos sigue. Pueden ser totalmente libres con nosotros. De hecho, no les exigimos ni excesiva lealtad fan, como otros grupos hacen. Nosotros hacemos música, nos divertimos con ellos y queremos que salgamos todos de los conciertos sudando y divirtiéndonos. Cuando nos metemos en esos fregados, somos los amos. En eso podemos estar super orgullosos, porque somos la caña. Luego, tenemos nuestras opiniones personales y discutimos en el coche. Acabamos de discutir ahora mismo, por ejemplo. Pero el ente, el monstruo que nos absorbió, que es Lori Meyers, siempre es más importante que nuestro pensamiento personal.

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