Molotov: “Hemos sufrido la nueva cancelación. Menuda pendejada”
La controversia de la moral del siglo XXI afectó a su disco de 1997, “¿Dónde jugarán las niñas?”, después de que los mexicanos ya se enfrentaran entonces a la censura política
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Ironías del destino: cuando, en 1997, Molotov publicaron «¿Dónde jugarán las niñas?», las tiendas de discos se negaron a vender el álbum, las emisoras de radio a poner sus canciones y los políticos presionaban de manera subterránea para que canciones críticas con el poder como «Gimme Tha Power» no sonasen demasiado altas. Aquel trabajo, anticomercial y cantado en español, consiguió un éxito arrollador y nadie, ni todos los empresarios y políticos juntos, pudieron parar su mensaje. Los mexicanos siguieron haciendo canciones, molestando y provocando, pero se ve que aquel disco también ha seguido molestando. En julio de 2020, más de dos décadas después y en plena pandemia mundial, la portada del trabajo (en la que aparecen las piernas de una colegiala con falda plisada y la ropa interior por los tobillos) y el contenido de algunas letras (palabras como «puto» o «maricón») volvieron a escandalizar: fueron objeto de una campaña para denunciar su contenido inapropiado. Cancelados dos veces, con el matiz de que esta vez no era el «establishment», sino por la nueva inquisición popular.
El vocalista del grupo, Tito Fuentes, comenta la situación con este periódico durante la visita a Madrid de la banda: «Yo no se quién inventó esa grandísima pendejada de la cancelación pero que me lo cancelen, por favor», pide irónico. «Es que es absurda. Porque cuando entra en juego toda esa crítica ridícula ya no hay guiones, no hay historias, no hay fábulas. Todo se va a la mierda y no hay nada que se pueda hacer o decir que escape a esos juicios estrechos». A su lado, Randy Ebraight asiente: «Es la nueva tendencia de gente que parece que a ser monje. Muy pinches moralistas pero luego bailan reguetón con letras muchísimo más explícitas», se queja el batería del grupo.
Por suerte, la polémica fue bastante efímera. «Bueno, nuestros fans se echaron encima de quienes nos estaban acusando de retrógrados. Lo mejor de todo fue que nos hicieron promoción», dice Micky Huidobro. «Lo que más molesta es que quienes nos critican oyen un tipo de música más dura y explícita sexualmente pero sin compromiso de ninguna clase. Una música efímera hecha por diez personas en partes diferentes del mundo pero que no dice nada y que no piensa en nada que no sea el éxito», puntualiza Paco Ayala. «Antes la canción podía ser un arma letal, pero se ha desvirtuado en una completa desvalidez. Sin la menor fuerza de pensamiento. Es todo de usar y tirar», añade.
En su momento, en «Gimme tha power» cantaban para «cambiar al gobierno de nuestro país». Y se cambió. Pero... «Ay, lo haces para mejorar y consigues empeorar», bromea Huidobro. «Se van clonando y multiplicando. Quitas a uno para poner a otro y es igual o peor. Es que con el dinero y el poder que tienen... es difícil. Bueno, tenemos esperanza cero», señala Fuentes. A Molotov les han robado tres veces una canción para una campaña política. Y se supone que son quienes van a defender los derechos de los ciudadanos. ¿Y López Obrador? «Un pendejo. Un incapaz que solo tiene palmeros y que le hecha la culpa a los demás de sus fracaso. Al neoliberalismo, al gobierno anterior...», añade el cantante. «Son unos maleducados, unos niños de 12 años. Se mientan a la madre ¡y hasta se roban el teléfono en el Parlamento!».
El grupo prepara nuevo disco que podría salir a finales de este año con nuevo sello, Warner. Son 12 canciones, la mitad de ellas producidas por Ross Robinson (Deftones, The cure) y la otra mitad con Jason Livermore (NoFX, Rise Against)