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Plácido Domingo: «En España hay lógicas por encima de las artísticas»

Regresa al Teatro Real como parte del Universal Music Festival y junto a Sonya Yoncheva, en una noche que podría ser catártica: «He sufrido mucho durante los últimos dos años»
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El tenor Plácido Domingo, de 81 años, volverá a subirse mañana al escenario del Teatro Real de Madrid en el marco del Universal Music Festival. Han sido más de dos años, desde que estallaran las acusaciones en su contra por acoso sexual, nunca denunciadas ni por tanto condenadas en los tribunales, sin subirse al Coliseo madrileño. Las emociones se agolpan.
¿Qué siente ante el Real?
Una gran emoción. Volver a este Teatro con el que he estado ligado desde su reapertura en 1997 me emociona muchísimo. Con mariposas en el estómago y con muchas ganas de volverme a encontrar con su extraordinario público.
¿En qué consistirá su recital junto a Sonya Yoncheva?
Será un programa de arias y duetos famosos del repertorio italiano y francés, con prevalencia del autor que hoy más que nunca me conmueve: Giuseppe Verdi. Estoy muy feliz de compartir el escenario con Sonya Yoncheva. La conocí en 2010, en La Scala de Milán, y ha tenido una carrera extraordinaria. es una gran soprano.
¿Volver a la ópera madrileña supone punto final a lo que ha vivido en los últimos años?
No lo sé y no depende de mí. Lo único que sé es que, por ahora, se cumple el deseo de volver a cantar en el Teatro Real para el público de mi Madrid. Le aseguro que para mí, hoy en día, significa mucho.
Ha vivido la experiencia de la «cancelación» ¿Cómo se ha sentido?
Mi respuesta es siempre la misma... llevan más de dos años haciéndome esta pregunta: esto me ha hecho sufrir mucho.
¿Cree que ha sufrido una especie de «justicia» paralela?
Desafortunadamente, sí; y tuve la oportunidad de hablar de este tema cuando la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera me hizo un reconocimiento totalmente inesperado y que me hizo tanta ilusión el año pasado.
Algunas instituciones españolas le vetaron mientras usted actuaba sin el menor problema por toda Europa. ¿Se ha sentido peor tratado a veces en España que en resto del mundo?
Hay lógicas que se sitúan por encima de las decisiones artísticas y del cariño y estima forjadas a lo largo de años de trabajo. Lo que me importa es que, a pesar de todo, el cariño y la estima han permanecido intactos y recíprocos con quienes gestionan y trabajan en los Teatros. Sencillamente canté y dirigí donde me llamaron. Forzar situaciones no esta en mi naturaleza y está bien así.
¿Cómo ha sido su relación con las instituciones españolas? ¿Ha tenido la oportunidad de llevar a cabo algún encuentro con el Ministerio de Cultura?
No he tenido la oportunidad de un encuentro, pero me gustaría hacerlo. Siempre me ha emocionado cuando los embajadores visitan vienen a mis conciertos por todo el mundo. Ellos como yo pasan meses fuera de España y portan recuerdos de rincones de nuestras ciudades en el corazón.
Con más de 4.000 representaciones es usted el hombre récord. ¿Qué le mueve a seguir trabajando?
Ahora son más de 4.100... el tiempo pasa muy rápido. Creo que el entusiasmo es el motor, y, gracias a Dios, tuve esta longevidad vocal bastante inusual.
¿Cómo se siente cantando hoy en día?
El pelo y la barba se han vueltos blancos, ¡pero los nervios son siempre los mismos! Creo que a este trabajo no te puedes acostumbrar, porque es una responsabilidad enorme la que tienes en el escenario, frente al público, con el teatro, tus colegas, y con ti mismo… Por esto sigo sintiendo nervios antes de cantar. La verdad es que estoy feliz de haber dado todo lo que podía dar cada noche.
¿Alguna vez tiene miedo a no estar a la altura?
Siempre, pero esto es algo que me pasó desde el inicio de mi carrera. Está claro que los años pasan y cada decisión debe ser sopesada, por respeto al público que viene a verte y a escucharte.
¿Piensa algún día que otro en jubilarse?
Tarde o temprano, llegará ese día, pero siempre que no quiero estar en el escenario ni un día más, ni un día menos del que pueda.
Ha dirigido “La Bohème” en el Bolshoi recientemente. ¿Podría ser la dirección su porvenir?
Si puede ser. En los años he pasado mucho más tiempo en el escenario cantando y menos tiempo en el podio dirigiendo. Pero en agosto dirigiré “Turandot” en el la Arena di Verona y en noviembre la “Misa de Réquiem” de Verdi en la “Lisinsky” Hall de Zagreb. Es que por el momento siguen prevaliendo los compromisos cantando.
¿Qué le falta o qué le sobra a la Zarzuela para tener mayor reconocimiento internacional?
Nada! Y os aseguro que, en el extranjero, y no me refiero sólo a los países de América Latina, la gente recibe la Zarzuela con una ilusión y un entusiasmo increíbles. Ella nunca falta ni. falla en mis conciertos y he hecho tantas galas íntegramente de Zarzuela: es una maravilla ver cómo reacciona el público por toda Europa, Omán, China, Japón, Rusia, Estados Unidos, Corea, etc… es una joya para mí, y es un regalo de España al mundo entero. Para mi también significa cumplir con el legado que me dejaron mis padres.
Como hombre de mundo, ¿qué piensa de actual situación de guerra en las puertas de Europa?
Estoy profundamente entristecido por esto. La guerra sólo trae destrucción, sufrimiento y muerte. Siempre he rezado y profesado por la paz.
¿Qué diría que es lo que mejor representa o define a Madrid, su ciudad casi ya en propiedad?
Es muy difícil nombrar solo una. Para mi Madrid es la calle de Ibiza donde nací, el Parque del Retiro, la Gran vía y la Puerta de Alcalá, el Teatro Real, el Teatro de La Zarzuela, el Santiago Bernabéu, sus avenidas, sus fuentes, sus chiringuitos, su ambiente y sobre todo, su gente.
Vaya temporada del Real Madrid. Si los merengues fuesen una ópera, ¿cuál sería?
Sin duda una ópera chispeante que da tantas alegrías como emociones escuchar… sobre todo a los madridistas como yo. Creo que podría ser una ópera de Rossini! El Barbero de… «Madrid».