Las garras de Gata Cattana: feminismo, rap y poesía
El documental «Eterna», que recoge su vida y legado, está en fase de post producción, y cuenta con entrevistas e imágenes inéditas de la artista
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Sus rabillos picudos, punzantes, delineaban y dotaban de profundidad a unos ojos penetrantes. Una mirada de las que llegan, atraviesan, observan, examinan y perduran. Fue por ese rasgo, tan potente como característico, por el que desde pequeña le comenzaron a llamar Gata, adoptando más tarde el apellido que le hizo eterna: Cattana. Ana Isabel García Llorente nació el 11 de mayo en 1991 en Adamuz (Córdoba), pueblo que fue recipiente de esa pócima gracias a la que Gata Cattana embrujó a toda una generación. Se crio entre familia y amigos, en un lugar que se le quedaba pequeño para sus inmensas inquietudes. Ya en la escuela se percibía su rasgo de luchadora, de no callar nunca, y de conocer cuanto más mejor, pues ya mostraba su pasión hacia la literatura. Cuando empezó a coquetear y emprender con la poesía, así como a enamorarse de la música a través del flamenco, se trasladó a Granada. Fue allí donde aprendió a depurar una fusión que para ella era perfecta, pues parecía haber nacido para ello: unió la música y la poesía, y así nació su rap, único, que ocasionalmente dotaba de ritmos flamencos y electrónicos, y que reflexionaban sobre la valiosa cultura andaluza, la mitología, las mujeres, la introspección o el existencialismo.
«Apenas la conocía, y me he enamorado completamente de ella y su figura con este proyecto. Fue una tía que estuvo por delante de su tiempo, súper reivindicativa a través de sus letras y canciones, súper feminista, sus temas tenían muchas capas», explica a este diario Teresa Segura, productora ejecutiva de un trabajo que recupera y realza la figura de Gata Cattana, con el objetivo de definirla como realmente se merece: como una artista «Eterna». Se trata de un documental codirigido por Juanma Sayalonga y David Sainz, y que actualmente se encuentra en fase de post producción, habiendo finalizado recientemente el rodaje tras tres años de investigación y documentación: desde archivos hasta entrevistas y espacios en Córdoba, Granada, Sevilla, Nueva York o Madrid.
Literatura y política
«Eterna» abarca, por tanto, la historia de Gata Cattana desde que fuera una joven desconocida hasta que llegó a tener un peso relevante en la escena cultural underground. Un recorrido que fue demasiado corto –murió con tan solo 25 años–, pero que se forjó de manera muy potente e intensa, gracias al compromiso de la artista por el feminismo y sus propias raíces. Mientras leía a Góngora o Quevedo –a quienes llegó a definir como unos «grandes raperos donde los haya»–, así como se sumergía en los versos de Bécquer o Lorca, Gata también profundizó en el mundo de la política. Tal y como se refleja en «Eterna», a raíz de entrevistas con su círculo cercano, así como de vídeos inéditos de la propia artista, llegó alguna vez a soñar incluso con ser presidenta del Gobierno. Y nada lo decía en vano, pues estudió y obtuvo el título de politóloga. Tenía una reflexión para todo, pero no basada en lo idealista, sino que el discurso de Cattana caló tan hondo gracias a su realismo y profundidad, así como a la capacidad de sus letras de conectar con su público. «Con el documental se busca que su legado sea eterno,y que siga siendo un referente feminista para nuevas generaciones», subraya Segura, también productora de «Malviviendo o «Mambo».
«Elegimos la manzana y eso jamás lo perdonarán», «nunca me sentí sola porque estábamos juntas», «yo no camelo perfumes de Nina Ricci, soy más de libros de Silvia Federici», «mi libertad no cabe ni en jaulas de plata blanca»... Todas son frases extraídas de las canciones y poemarios de Cattana, y ejemplifican por qué sus letras fueron clave en un momento histórico de auge del movimiento feminista en España. Se hizo respetar en un mundo tan masculinizado como el de la música urbana, lo que abrió una puerta a jóvenes y mujeres que siguieron sus pasos. Así lo explican Bittah y Masiva Lulla, del grupo «Tribade», en el filme: «Lo que hizo Ana fue el curro de abrir la senda, y en parte gracias a ella hemos tenido ya un camino por dónde ir». Rap, poesía, feminismo, justicia, «ni una más». Tenía todas aquellas herramientas que hoy se asimilan con el consecuente éxito internacional. Esas características por las que Rosalía u otras artistas jóvenes se han hecho con el liderazgo del panorama musical a nivel mundial, y que afortunadamente tienen tiempo por delante para afianzar y seguir inspirando. Es por ello que se hace inevitable la pregunta: ¿hasta dónde habría llegado Gata de no haber fallecido aquel 2 de marzo de 2017?
«Murió de forma trágica», explica Segura, «una pena. Al cabo de un tiempo, Juanma Sayalonga, que era amigo de Gata, decidió plantear hacer un documental sobre ella, y contó con David y conmigo para darle forma». Así, desde Adamuz hasta Madrid, se inmortalizan en este proyecto las inquietudes humanas y artísticas de la rapera a través de su familia y amistades, así como de personalidades de la cultura como Juancho Marqués, Alejandra Martínez de Miguel, Frank T o Mala Rodríguez, entre otros. Un relato que, además, va sumergiendo al espectador en esa doble personalidad complementaria que había tras su figura. Pues, efectivamente, por un lado estaban las garras de Gata, que es «la guerra, la que domina», según definió en su momento la artista, mientras que Ana, a quien nunca perdió de vista, era «la chica normal, sensible, comprometida, la de la poesía».
Rap para gente despierta
En 2016 presentó un poemario autoeditado, «La escala de Mohs», así como el EP «Inéditas». Si bien de forma póstuma se han vuelto a reeditar sus creaciones, aquel fue el año en el que el trabajo de Cattana obtenía el reconocimiento que merecía. Saltó a la escena musical y poética de su época, con una propuesta musical rompedora, que escapaba de tiempos pasados y transmitía una liberación. Definía su rap como una música para gente despierta, sedienta de información constante, así como para esos jóvenes inquietos que le fueron descubriendo y siguiendo, hasta llegar a ese concierto histórico, el último que ofrecería en su vida, en la sala Sol de Madrid, el 20 de enero de 2017. Sobre aquel escenario dejó en la retina de su público momentos inolvidables. La esperanza de éxito y revolución artística y feminista se palpaba en aquel ambiente, y para nada se esperaba que aquel fenómeno iba a acabar pronto. No obstante, fue un fin a nivel físico, pues sus ideas, sus proyectos, sus versos y su música continúan inspirando y siendo recordados. Y así será siempre, gracias a trabajos como «Eterna» y, ante todo, por, como ella decía, «esa preocupante manía de escribir una poesía» que hizo historia.