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Música

Imbermind, el baile de la nueva electrónica

Cuatro artistas de gran experiencia presentan esta banda con el álbum «Never ending» y bajo la convicción de emocionar desde el movimiento

Imbermind acaba de lanzar su primer álbum
Imbermind acaba de lanzar su primer álbumImbermind

Bajo la precisión de una flecha que se clava en el centro de la diana, ha aterrizado una nueva banda a la escena de la electrónica. No es una agrupación al uso. Es producto de un trabajo de años, de una reflexión oportuna, de carreras sólidas y maduras que se han cruzado para impulsar una poderosa propuesta musical. Se trata de Imbermind, banda formada por cuatro mentes con potentes labores artísticas a sus espaldas y que, aseguran, ha llegado para quedarse. Todo se originó en la cabeza de Edu Imbernón. El dj y productor, responsable de remixes con bandas de la talla de The XX, Ray-X o Depeche Mode, recuerda que fue en 2010 cuando se plantó la semilla en su cabeza «de fusionar el mundo de banda con el de club o festival». Primero, cruzó camino con Luis Clemente, también dj y productor de diversas bandas de indie. «La siguiente pieza necesaria fue Nico Casal», pianista clásico y productor de bandas sonoras en cine y series de televisión, como «Yo, adicto» o «Te estoy amando locamente». Y, acto seguido, apareció Álvaro Monreal, voz de la banda, productor y multi instrumentista.

Ventajas y retos

Saben a qué punto exacto dirigir sus objetivos. Durante los últimos años, han ido conociéndose –profesional y personalmente–, hasta dar forma a un álbum que es una declaración de intenciones. En «Never ending», asegura Imbernón, «está todo muy pensado. Tenemos esa visión más romántica de pensar un disco de principio a fin, para disfrutarlo con una narrativa». No se dejan llevar por influencias ajenas, sino que, apunta Monreal, ven como «una ventaja vivir al margen de lo que exige la gran masa o las tendencias dominantes. La música debe volverse cada vez más independiente». Once canciones que surgieron de forma orgánica, y que reflejan la identidad de Imbermind, un ADN perfilado a partir de las diferentes y cultivadas improntas artísticas de sus componentes: «Es música sentimental y atemporal. No suena a algo específico, y tiene mucho de baile. La base de todo está en el hecho de emocionarse mientras te dan ganas de moverte», define Imbernón.

En una época de digitalización, redes sociales e Inteligencia Artificial, observan desde la banda «un cambio sustancial en la electrónica. Existe la capacidad de hacer superproducciones en las que el músico pasa a segundo plano». Ante esto, ofrecen una revalorización del artista, a través de una fórmula que aporta aire fresco a la electrónica, pensada para el directo. «Es un gran reto en la producción no perder la parte emocional con tanta herramienta técnica», subraya Clemente, ante lo que Casal destaca que a este género musical «aportamos la presencia de instrumentos musicales en el escenario. Hay gente tocando pianos, bajos, teclados y voz, y eso es un factor diferencial, lo hace especial. La música es un arte en constante evolución y, si bien nadie va a inventar la rueda hoy día, sí hay muchas combinaciones posibles para seguir creando algo único. Todo lo que se haga con honestidad tiene cabida».

La tecnología es, por tanto, una herramienta, y a esta fusión le suman el plano visual, pues ofrecen un proyecto casi cinematográfico. No hay que señalar a las pantallas, sino aliarse a ellas. Defender que la fuerza del sonido y de la música en la actualidad traspasa tantas fronteras como propias disciplinas. En ese lenguaje habla Imbermind, en uno que suena a fiesta interminable, en el que casi se vislumbran fuegos artificiales en cada tema, y que se simboliza con la propia portada de «Never ending», «una punta de flecha hacia arriba que refleja una especie de éxtasis. Me encantaría que al oyente le suden las manos y se pusiera nervioso tras escuchar el disco», apunta Imbernón.