Entrevista

Obús: «Hoy, por ‘‘Vamos muy bien’’ nos llamarían corruptores de menores»

Tras cuatro décadas de trayectoria, el grupo arranca la gira por España que les lleva a Madrid el 24 de marzo

Entrevista al grupo Obus. © Jesús G. Feria.
Entrevista al grupo Obus.© Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

Hace algo más de cuarenta años, cuando Obús lanzaron su primer disco, llegaron a ser número uno de «Los 40 principales». Lo hicieron con un disco producido insólitamente por el legendario Tino Casal, que todavía no había dado el salto a la música. Llenaron pabellones y se convirtieron en la vanguardia del «heavy metal» español. No era más que un grupo de chavales de Vallecas y, cuatro décadas después de aquello, Fructuoso, «Fortu», Sánchez (cantante) y Francisco Laguna (guitarrista) no se consideran a sí mismos de otra manera, aunque ya no sean jóvenes. Niegan cualquier estrellato, reivindican el esfuerzo («seguimos pico y pala, tío») y arrugan la nariz ante el concepto de jubilación, como demostrarán el próximo 24 de marzo en el Teatro Barceló de Madrid. «Nosotros somos obreros del rock porque en España no puedes ser, como en los países anglosajones, empresario del rock. ¿Pero cómo vas a dejar de hacer algo que amas?», se pregunta Laguna.

Entrevista al grupo Obus. © Jesús G. Feria.
Entrevista al grupo Obus. © Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

«Somos curritos y de Vallecas. Nos sentimos así y de ahí viene nuestra fuerza», añade Fortu, que hace una temporada que se mudó a Almería, buscando otras latitudes y aires más benignos. Pero que nadie se engañe con la vida cerca del mar: «Las palabras jubilación o retirada no están dentro de nuestro vocabulario o manera de pensar. Para nosotros, jubilarse no es una vida. No nos vemos en el sofá zapeando y tragando como los pavos, engordando. Seguiremos mientras tengamos fuerzas o, más bien, salud», dice el cantante. Y menos mal, porque han realizado el cálculo de la pensión que les corresponde por cuatro décadas de esforzada dedicación musical y... «es una mierda como un piano», protesta delante de un descafeinado con leche en una mañana de primavera anticipada en Madrid. «No digo que tenga que ser nuestro caso necesariamente, que no se me entienda mal, pero los músicos, los actores o los artistas que en España dejan un legado deberían recibir un tratamiento al menos tan bueno como el de los políticos, que tienen una paga vitalicia. Porque hay algunos creadores que dejan una huella en la historia de España y a veces el éxito comercial es difícil de conseguir. Tenemos una profesión llena de riesgos. Y, en cambio, un político mediocre, como muchos ministros que hemos tenido, con cuatro años en el cargo accede a una pensión. No lo veo justo», dice el cantante de himnos como «Vamos muy bien», tema que ha versionado hasta Metallica y que sonó en todas las fiestas populares de la Península. «Hay momentos muy duros de poco trabajo –apunta Laguna–. Pero a nosotros nos mantiene vivos la ilusión y el amor por el rock & roll». «No creo en los políticos de ningún signo. Empezaré a hacerlo cuando le den al arte la consideración que se merece. Hay un gran desprecio por la cultura y por nuestro patrimonio en España. Cuando uno haga algo al respecto, o bien se ponga un sueldo medio como el resto de los españoles, empezaré a creer en ellos. Pero yo solo veo que tienen ambición por ellos mismos, como demuestra la corrupción que existe», subraya Fortu.

[[H2:«No hay libertad de expresión»]]

Y eso que, a principios de los años ochenta, cuando Obús comenzaron a descollar, las cosas eran distintas. Había ilusión, algo en lo que creer. «La realidad te da en las narices –apunta el vocalista–. Y en esto no se puede culpar a los ciudadanos. Han sido los políticos quienes nos han defraudado. Porque en la oposición son los mejores. Se van a comer el mundo, están con los obreros... hasta que llegan al poder y de lo que he dicho, no me acuerdo. Nos han decepcionado demasiado y ahora la gente joven lo tiene muy difícil. Ya no hay trabajos para toda la vida, ni acceso a la vivienda, ni sueldos decentes». También existía otro tipo de actitud vital entonces y ni siquiera tenemos que incidir en el tema candente del momento para que salga a la palestra: «Había mucha creatividad. Y nosotros creíamos en la libertad de expresión, que no existe hoy, directamente. Es imposible escribir un tema como “Vamos muy bien”, que nosotros llegamos a tocar delante de un público de 12 años en TVE. Seguro que hoy nos dirían que hacíamos apología de las malas costumbres, nos llamarían corruptores de menores o algo peor», señala Fortu. «Se revisan demasiadas cosas, hay quien tiene ganas de ofenderse. Y, claro, así llega la autocensura, que es igual de mala o peor. Las cosas se hacen en su momento y en su tiempo. Quererlas cortar y censurar ahora no tiene sentido. No digamos ya cuando se juzgan las partes de la historia que sucedieron hace 400 años o más...», apunta su compañero.

[[H2:Tino Casal, «heavy metal»]]

De la creatividad de la época hace ya cuatro décadas da buena cuenta que fuese Tino Casal quien produjese uno de los primeros álbumes de la historia de nuestro «heavy metal». «Era un artista espectacular. Nos produjo el primero, antes de debutar él. Y fue cuando sacó ‘‘Champú de huevo’’ y también arrasó. Por entonces se llevaba mucho eso de las tribus y se suponía que el ‘‘heavy’’ y el ‘‘techno’’ no podían ir juntos. Y hasta nos hicieron un reportaje en una revista cruzando las espadas en alto, como en un duelo, a Tino y a mí...», ríe Fortu. «Pero tanto a él como a nosotros nos daba igual toda aquella supuesta polémica y le pedimos que nos produjese también el segundo disco, aunque la gente del rock se llevara las manos a la cabeza. De Tino solo puedo decir que era un amigo y un artista enorme. Yo pasé mucho tiempo con él, teníamos un relación de amistad muy grande que fuimos conservando hasta que falleció. Siempre fue un ejemplo y hoy podría ser nuestro Bowie o incluso más grande», lamenta Fortu.

Entrevista al grupo Obus. © Jesús G. Feria.
Entrevista al grupo Obus. © Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

Fue precisamente Casal quien fabricó en estaño el icono logo de la banda, que imita letras metálicas con tornillos. «Imagínate. Era un artista total y no le valió con producir el disco. Nos hizo una escultura, nos dio nuestra imagen, que mantenemos hoy con mucho orgullo». En el primer disco incluso tocó unos teclados Luis Cobos. «Para nosotros, era gente que podía aportar y teníamos la mentalidad abierta. No hay que estar encerrado en ideas y pensar que lo tuyo es lo mejor. Hay muchos colores que se pueden utilizar y te enriquecen», señala Laguna.

El grupo se abrió camino en América y en Europa, la cuna del metal. Fueron reconocidos internacionalmente y en los 90 llegó el bache y la disolución. Y así es como, aceptando el éxito con la misma naturalidad que las malas rachas, Obús han cumplido más de 40 años. «Y los que nos quedan. Seguimos siendo fieles a nosotros mismos. Creemos en lo que hacemos. Y hay que seguir luchando. Estamos orgullosos de ser unos clásicos».

[[H2:Contratos tóxicos en la era del «streaming»]]

En la vieja historia de los grupos que surgen durante los 80 hay dos fantasmas: la droga o los contratos discográficos tóxicos. Obús cayeron más en la segunda. «Por entonces te ponían uno delante y eso ya era increíble. Firmabas lo que fuera», explica Paco Laguna. Por eso, muchos grupos perdían el control de sus propias grabaciones. Llegada la era digital, los lodos del presente. «Nosotros solo vivimos del directo –dice Fortu–. Pero tenemos que hacer una revisión, porque las compañías discográficas licencian esas canciones y aparecen terceras personas que no tienen que ver nada con la banda y firman los créditos».