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Música
Patti Smith, 50 años cabalgando versos
La estadounidense rinde un triunfal homenaje al medio siglo de "Horses" en el Teatro Real

El lugar estaba a la altura de los merecimientos. Patti Smith celebraba, con su melena blanca y su versión punk de Rimbaud, el medio siglo cumplido por su inmortal "Horses" en el Teatro Real, templo de la clásica en España. Así que, como si estuviéramos ante una ópera, el guion estaba escrito: el disco de principio a fin, que ya es mucho decir, pero, quizá, había lugar para alguna sorpresa más.
Smith salió declamando, como un demiurgo, las estrofas de "Gloria". El público, escasamente intimidado por la entidad del Coso madrileño, se levantaba de los asientos, vitoreaba y agitaba los puños, desacralizando enseguida un escenario que hace tiempo que abrió sus puertas a todo tipo de temperamentos. Siguiendo el hilo narrativo, entregó "Redondo Beach", como un hechizo de brisa oceánica y temblorosas guitarras. La estadounidense sí alteró el orden del disco con "Free Money", esa pieza de poesía automática cargada de rabia y ensueño.
Entonces, recogió unos papeles y las gafas de leer para recitar la letra de "Birdland", quizá demasiado verborreica como para memorizarla sin miedo a un resbalón. Pero es que letras como esa son las que dieron fama a la reina del "spoken word" a la poeta del punk, letras surgidas de un sentimiento de alienación y un tiempo pesadillesco en el que la mayoría de los sueños y certezas colectivas habían saltado por los aires.
Hacía ya algunos años que en 1975 Charles Manson bañó en sangre el sueño hippie, que Vietnam seguía desangrando al país y que la guerra fría amenazaba las conciencias con un desastre nuclear. En ese contexto preapocalíptico, Patti Smith se abría camino en un universo masculino lleno de inadaptados, a medio camino entre la indigencia y el éxtasis, el hambre y el pico de heroína del West Village. La necesidad aceleró el verso y a lomos del caballo de los poetas beatniks (en inglés a la heroína no se le llama caballo y Patti no la consumía), Smith viajó al galope sin salir de su cuartucho del Chelsea Hotel: así fue como compuso el monumental "Horses".

"Ahora le damos la vuelta al disco, cara B", anunció desde el escenario para hacer real la experiencia de un disco que el público presente en Madrid descubrió por abrumadora mayoría en LP o cinta de casete. "Escribí esta canción con mi hermana pequeña, que tiene 12 años menos que yo y a quien yo cuidaba para ayudar a mis padres. Vivíamos en una área de granjas, en el campo, y enfrente de nuestra casa había un granero negro enorme. Un día sostenía a mi hermana cuando empecé a sentir algo extraño en el cielo, que estaba amarillo por el enorme calor que hacía. No había lluvia, ni nubes, ni truenos, solo un intenso calor. Pero entonces un enorme rayo cayó del cielo sobre el granero y lo incendió completamente. Fue un espectáculo increíble y todos los niños salieron corriendo a verlo, pero yo no pude, porque tenia a una niña pequeña en brazos. Me enfadé un poco por no pode acercarme, pero entonces vi la cara de mi hermana y me di cuenta de que no había nada más hermoso que eso. Y ahora veo a los niños sufrir y ojalá podamos ayudarle apara encontrar su camino hacia el futuro", explicó ante la ovación general. Esa niña, era, claro, "Kimberly". "No hay nada más preciado que la sonrisa de un niño, por eso debemos recordar a todos los niños que sufren y ayudarles a trazar su camino a un futuro", dijo aludiendo al genocidio en Gaza.
Luego era el turno de "Break It Up". "Escribí esta canción con Tom Verlaine. Yo había tenido un sueño cundo murió Jim Morrison en el que caminaba por un bosque y vi una estatua de Prometeo y una cadena en el suelo. Miré la estatua y sentí que había una presencia viva dentro de la estatua: era una mariposa, que luchaba por romper la piedra y salir. Era Jim Morrison. Entonces, la fuerza de aquella criatura rompió la estatua en dos y la mariposa saló volando y se perdió en el cielo", contó Smith sobre la profunda huella que había dejado en ella la manera poética y desquiciada de escribir del líder de The Doors.
Quedaban, por supuesto, "Elegy" y "Land of the Thousand Dancers", dos piezas inescrutables sobre las que no caben las explicaciones sin estropearlas. Smith improvisó (abrevió) la letra de la segunda dejándose llevar por el galope de los "horses, horses, horses", como una india comanche. Incluso improvisó una mención a Madrid y la Reina Sofía (?) en medio de su trance hechicero. Fue una brutal demostración de rabia y del poder del verso libre sobre una inmensa pradera. La letra original, para los interesados, contiene 1.070 palabras, así que hizo bien en liberarse de ella.

Cumplida la promesa de "Horses" quedaba el espacio para la sorpresa. Presentó a su hijo, Jackson Smith y al resto de la banda (Lenny Kaye, Jay Dee Daugherty y Tony Shanahan), a los que dejó el escenario para rendir un tributo a una de las bandas capitales del CBGB, cuna de la escena que estaba por venir, Television. Regresó la jefa al escenario para "Dancing Barefoot", con chaleco y dos coletas de ascendencia iroquesa, quizá, perfectas para "Ghost Dance" con su conjuro sanador en torno al fuego. La siguiente, "Peaceable Kingdom" fue escrita en 2003, en memoria de Rachel Corrie, activista asesinada en 2003 por un bulldozer israelí cuando protestaba contra la demolición de casas en Gaza. "Porque la pérdida de tierra y de hogares no es algo nuevo", denunció. "Escribo esta canción en memoria del pueblo de Palestina. Necesitan que escuchemos su llamada".
"Tenía el mejor novio del mundo y le escribí esta canción. Tuvimos que tratar de aprender a ser uno para el otro en la distancia. Y tuvimos un hijo y una hija y fue un tiempo muy bonito en mi vida y esta canción es para Fred ''Sonic'' Smith", dijo antes de tocar "Because the night", qué empezó completamente desafinada y mandó parar. "Ha sido terrible", dijo como una disculpa y volvió a comenzar con una enorme sonrisa. La noche le pertenecía y lo demostró con "People Have The Power", himno indiscutible una llamada a la acción y a la conciencia. "El poder es vuestro. Creedme", dijo para despedirse con el poder de la palabra.
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