"As Neves": sexo, mentiras y archivos de vídeo | Festival de Málaga
Sonia Méndez compite en el Festival de Málaga con un thriller de vocación rural, sobre la extraña desaparición de una joven tras la publicación de un vídeo íntimo
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Apenas sobrepasa los 3.000 habitantes censados y, en un día despejado, se puede ver Portugal en el horizonte. El municipio pontevedrés de As Neves, como pueblo, es paradigma de un mundo rural que lucha por permanecer relevante, por arraigar a sus jóvenes y, en definitiva, por no desaparecer del mapa gallego. Pero «As Neves», por obra y empeño de la directora Sonia Méndez, es también una intrigante película, a competición en el Festival de Málaga, que narra la misteriosa desaparición de una joven tras propagarse entre sus amigos un vídeo de contenido sexual que además la saca del armario.
«La idea nace de varios lugares. Primero, de la necesidad de hacer una película con adolescentes, en Galicia y en lengua gallega. No hay referentes audiovisuales para ellos, y era algo que me apetecía mucho. Luego, de mi curiosidad sobre el limbo de lo muy digitalizado en entornos rurales. Siempre, cuando se habla de adolescencia, se hace en entornos urbanos, de chavales con vidas un poco más sofisticadas, desde un filtro externo y exógeno», explica la directora, también guionista y productora, sobre un filme que abraza el riesgo hasta derrapar, imperfecta, pero también arrebatadoramente libre en su exploración del mundo prepuberal.
Y sigue: «Yo dirijo un festival de contenidos digitales en Carballo (Coruña) desde hace diez años, entonces he visto muchas generaciones de gente joven pasar por allí. Creo que los miramos sin entender qué están viviendo, sin ponernos en su lugar y, sobre todo, sin entender que ser adolescente hoy en día tampoco es fácil. Me alegro mucho de no haber tenido móvil con 16 años, pero es lo que les ha tocado vivir. Tenía mucha curiosidad por hablar de esos adolescentes hiperconectados en entornos naturales muy aislados. Te levantas con el mundo en tu móvil pero abres la ventana y ves la montaña en mitad de la nada», apunta Méndez, coherente con la idea que presenta su película y que, si bien puede reflejarse en los ecos narrativos de una «Prisoners» (2013) o una «Winter’s Bone» (2010), opta por volcarse formalmente hacia lo más «teen», incidiendo en los planos largos, sostenidos, y en un montaje que corre por la pantalla para no terminar de sedimentar de más en ninguna idea.
En «As Neves», Sonia Méndez cuaja, en gallego, en femenino y en plural, un thriller nevado que se derrite por calor y roce, que se va aglutinando en silencios cómplices y que termina pálido, como encontrando lógica en la tragedia polar, de frío y de género. Hecha de retales de «true crime», entre los que destaca la casi insolente interpretación de David Rodríguez Fernández y más moralista de lo que cree, la película se percibe en el silencio de la sala a oscuras como un bofetón, como una llamada de atención y también como un manifiesto contra el «coming-of-age» más convencional. «Hay que conocer a los actores con los que trabajas, que conseguir llegar al sitio que quieres, aunque sea por caminos distintos a los que habías planteado en un principio. David es una persona con un talento natural muy “heavy”, muy visceral. Es un actor que no racionaliza mucho lo que está haciendo porque lo cuenta desde un plano físico. No le cuentes películas, pídele qué quieres. Él confió mucho en mí para caminar, para movernos», añade la directora.
"Ser adolescente hoy en día tampoco es fácil. Me alegro mucho de no haber tenido móvil con 16 años, pero es lo que les ha tocado vivir".Sonia Méndez, directora de "As Neves"
Y así, la trama nos lleva hasta una conveniente mañana de resaca, donde todos los jóvenes se preguntan dónde está su amiga y si tuvo algo que ver el vídeo difundido, mientras el pueblo entero se queda incomunicado con el resto de la provincia a causa de una copiosa nevada. La perspectiva de Méndez, eso sí, es la de Andrea Varela, la mejor amiga de la desaparecida y, en realidad, un baúl de secretos para goce y descubrimiento del espectador. «Tanto Andrea (Varela) como David (Rodríguez Fernández) están haciendo papeles que cualquier actor te dirá que son muy difíciles. Y yo tengo que llevarles a ese lugar, con respeto y generando empatía entre todos. Ya desde el casting, donde vi a 600 chavales, les empecé a escuchar. Obviamente no estoy haciendo un documental, hay artificio cinematográfico, pero también una actitud realista. Había que poner ese artificio a su servicio, teniendo claro que lo más importante eran ellos. Son muy buenos actores, pero también muy buenas personas», explica una realizadora que, ante la pregunta de si ha firmado con su ópera prima la película que realmente quería hacer, lo tiene claro: «Sí. Los filmes se escriben muchas veces, y la última es en el montaje; hay cosas que se han caído y cambiado, pero porque estoy en contra de subrayar o contar dos veces», explica segura.
Firme en su empeño contra lo condescendiente que suele acompañar a la fábula adolescente, «As Neves» podría definirse como un humilde acto de fe, una declaración de (riesgosas) intenciones de su directora y, al final, como un ejercicio de honestidad para con la historia que se quiere contar. La película, de hecho, destierra el sensacionalismo o el flirteo con el neoludismo antipantallas, intentando trasladar lo concreto y localista del conflicto central hasta lo universal: «Si la escribieras en inglés y la rodases en un pueblo de EE.UU. y en otra época funcionaría, porque la adolescencia es universal. Hay un hecho determinante, que es tecnológico, pero en otro tiempo sería otra cosa. Por donde transitan es por la adolescencia, donde no sabes quién eres y tienes un montón de sentimientos a los que no sabes qué nombre ponerles. Todos hemos estado ahí», se despide orgullosa Méndez, quién sabe si con opciones en un palmarés que llegando al último día de festival parece cuestión de tres: Isaki Lacuesta, Celia Rico y Andrea Jaurrieta.