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TEATRO

Picasso, con la navaja al cuello

El Teatro Español acoge el estreno absoluto de una comedia de Borja Ortiz de Gondra que recrea, en clave de ficción, el exilio del artista malagueño

MADRID.-Pepe Viyuela protagoniza la "fantasmagórica" 'El barbero de Picasso': "Se ve al hombre, no al monstruo o genio" EUROPAPRESS

Como “una delicatessen” ha definido Eduardo Vasco, director del Teatro Español, ‘El barbero de Picasso’, la obra que Borja Ortiz de Gondra publicó en 2013, editada por Ñaque, y que ahora se materializa por primera vez sobre el escenario en un montaje dirigido por Chiqui Carabante que cuenta con los populares Pepe Viyuela y Antonio Molero como protagonistas.

La tauromaquia, la política y la nostalgia de España son los temas fundamentales que vertebraron la relación real de amistad entre Pablo Picasso (interpretado aquí por Viyuela) y el peluquero Eugenio Arias (a quien da vida Molero); una amistad que se inició en 1948 en Vallauris (Francia), donde ambos estaban exiliados. Las visitas que el pintor malagueño hacía al establecimiento de Arias para que le arreglase la barba -parece ser que eso ocurría dos veces por semana- son el punto de partida de una comedia que, según su autor, “no pretende ser una obra política ni documental ni histórica”.

La amistad entre Pablo Picasso y su barbero llega el 5 de junio al Teatro Español en forma de comediaAYUNTAMIENTO DE MADRIDEuropa Press

Dejando actuar a la imaginación, Ortiz de Gondra se aventuró en lo posible, más que en lo estrictamente verídico, para crear y mostrar a “dos personajes con un sentido muy profundo de la amistad a los que en principio nada une y que, no obstante, se convertirán en inseparables”. Y es el tratamiento de esa amistad lo que sedujo al director del montaje cuando leyó el texto: “Cada uno encuentra en el otro la España que los dos perdieron, que ya no existe, o que solo existe cuando están juntos. Ambos pertenecen a una generación perdida, una generación con principios que echa de menos la libertad por la que luchó. Y es en esa barbaría, que es como una isla, donde consiguen construir el país que añoran”.

Aunque asegura Ortiz de Gondra que él es “de los que cree que el teatro no tiene que dar ningún mensaje”, la obra, más allá de la evasión que pueda facilitar por su tono de comedia, toca algunos temas importantes que el profesor Eduardo Pérez Rasilla identificaba con exquisita precisión en el prólogo a la mencionada edición impresa de 2013; temas que resultan tanto más reveladores, a su juicio, cuanto más se alimentan del humor: “La apertura a lo cotidiano, la aceptación de aspectos menos ejemplares y nobles, el recurso a lo dislocado, a lo divertido y hasta lo chusco, no solo permiten convertir a ‘El barbero de Picasso’ en una comedia hilarante, ejemplar en su factura, sino que proporcionan herramientas para el análisis y la reflexión de problemas tan graves como el exilio, la injusticia excluyente de la dictadura franquista, la asimilación de la derrota y la ilusión del retorno, las disquisiciones sobre la función social del arte o las posibilidades de la acción política en una situación adversa”. Asuntos variados que el autor del texto resume con modestia y sencillez: “Se trata de una comedia dramática, una comedia con trasfondo, que habla de la nostalgia por un país perdido y de dos personas que se han quedado varadas en un lugar que ya no existe”. Pero aclara el dramaturgo que no es la melancolía el sentimiento dominante en los personajes ni en la propia función como tal: “A lo que mueve este espectáculo no es a la nostalgia, sino a las ganas de vivir. Hay algo muy hermoso de ver, y yo creo que no se ha contado tanto en el teatro, que es la amistad entre dos hombres que se comen la vida a dentelladas. Son dos personas que disfrutan con todo. Y esto es algo, además, que han sabido plasmar muy bien los actores. Porque si da algo la obra, aparte de mucha risa en algunos momentos, son ganas de vivir”. Una energía muy positiva que ha imperado también, según desvelan los intérpretes, en el propio proceso de trabajo. “Si lo que te gusta es hacer teatro y encuentras personas con las que poder hacerlo que te acompañan de una manera tan amable, tan creativa, tan generosa…, pues todo se hace mucho más fácil -asegura Pepe Viyuela-. Borja (Ortiz de Gondra) ha sido muy generoso con su texto. La obra es la que él escribió, pero sabe, y así nos lo reconocía el día que vino al ensayo, que el teatro está vivo después de ser escrito; por eso no ha permitido hacer algunas modificaciones que no son en ningún caso sustanciales. Cuando tú estás en escena y empiezas a tener ideas, al autor muchas veces no le gustan, porque se aferra demasiado a su texto. Borja ha vuelto a demostrar que tiene un conocimiento teatral muy importante; sabe que su texto constituye la columna vertebral, pero todo lo que después se va generando en torno a él puede no haberlo tenido en la cabeza. Así que deja que aflore; si entrara en contradicción con lo que él ha escrito, no nos habría dejado”. Y esa misma sensación de comodidad es la que ha experimentado, por su parte, Antonio Molero: “Ha sido un proceso maravilloso; hemos jugado como niños chicos por el puro disfrute de interpretar y de buscar eso que hay que interpretar”.

Mar Calvo, como Jacqueline Roque -última esposa de Picasso-, y José Ramón Iglesias, incorporando al ficticio personaje de Valdés, completan el reparto de esta coproducción del Teatro Español y Amor al Teatro.

  • Dónde: Teatro Español, Madrid. Cuándo: hasta el 20 de julio. Cuánto: 18 euros.