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Pipas sagradas contra oleoductos

Extensamente documentado en el terreno cinematográfico, el humo generado por estos objetos siempre ha significado en términos históricos unión y hermandad entre personas
Indios nativos americanos.
Indios nativos americanos.Dreamstime
La Razón

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John Gneisenau Neihardt, escritor, poeta americano y amante de la etnografía, pasó el invierno de entre 1927 y 1928 en Pine Ridge, una reserva de indios sioux del grupo oglala situada en el Estado de Dakota del Sur. En la reserva conoció a Alce Negro, sobrino de Caballo Loco, un hombre santo para su comunidad que había participado con tan solo nueve años en la batalla de Little Big Horn (1876), Green Grass para los vencedores, donde la coalición de tribus indias derrotó al 7º Regimiento de Caballería. Igualmente, estuvo presente en la masacre de Wounded Knee (1890), de donde salió herido.
Alce Negro era un hombre santo y sabio para su comunidad, el guardián de la Pipa Sagrada, y había sido instruido por el guardián precedente Cabeza de Alce. A finales del siglo XIX se seguía custodiando la Pipa de la Cría, un objeto sagrado de la espiritualidad lakota que pasaba de generación en generación, algo que los une entre sí con las precedentes, las del futuro y lo intangible. De sus diálogos con Neihardt surge el libro «Alce Negro habla»(1932), donde se recogen diferentes costumbres de su pueblo. Pero es en 1953 cuando Joseph Epes Brown, de la Universidad de Oklahoma, que convivió durante ocho meses con este chamán lakota, publica su libro «La pipa sagrada», en el que aumenta la información sobre las prácticas de esta rama de los sioux.
Se trata de un objeto de origen divino entregado en su comunidad por una mujer celeste, que no es otra que Lilan Wanka, la hija del Búfalo del que descienden los lakota; ella dio la Pipa de la Cría detallando sus partes y función a los hombres con quienes se encuentra. La cazoleta de la pipa es de piedra roja y representa la tierra; el cañón es de madera y simboliza cuanto crece sobre la tierra; y las doce plumas que cuelgan son del Águila Moteada y personifican todos los seres alados del aire. Las cosas del universo se vinculan a quien fuma la pipa y cuando los hombres la usan envían sus voces al Gran Espíritu. Se trata de una metáfora de lo que los lakota llaman el camino rojo, algo similar a lo que los cristianos denominan el camino recto y que todo sioux debe practicar.
Con el humo de la pipa los hombres se unen, prosperan y pueden obtener el conocimiento. La pipa debía usarse en rituales específicos, como el día en que fallecía un miembro de la comunidad para poder preservar su alma como guía de su pueblo, el que se mataba a un animal y se exigía la purificación para restablecer el equilibrio; o cuando se liberaba a un enemigo para dejar partir su alma.
En otras ocasiones los hombres del consejo se reunían y fumaban para desear una buena época de cosechas y cría de búfalos que servían de sustento a sus tribus, para celebrar la unión entre dos miembros o el nacimiento de un nuevo individuo en la comunidad. Se usó en múltiples ocasiones, asimismo, para firmar acuerdos positivos entre los miembros del consejo de una comunidad o entre varias tribus o individuos. Generalmente, eran utilizadas además para marcar acuerdos de guerra o paz, como la alianza establecida entre lakotas, cheyenes del norte y los arapahoe para luchar contra los estadounidenses en Little Big Horn, donde halla la muerte el general Caster.
Pero también se usaron para cerrar acuerdos de intercambio, comercio y otras decisiones que afectaban a la vida social de la comunidad. En todos estos casos, los hombres ser reunían y se pasaban la pipa en una ceremonia establecida donde el humo que los envolvía les conectaba con el Más Allá. Las diferentes tribus norteamericanas dieron distinto nombre al objeto; los lakota la denominaron chanunpa y bahui fue para los shoshone. También las usaban otros pueblos, como los indios algonquinos de las Grandes Llanuras. Los primeros europeos que las conocieron las llamaron «calumets», que proviene de un vocablo francés que significa «caña».
Normalmente se consumía tabaco, mezclado en ocasiones con cortezas de ciertos arbustos y uvas de oso. Algunos autores creen que consumían sustancias alucinógenas que favorecían el trance y la unión entre ellos y lo sagrado. Aunque en muchas reservas estas costumbres se han perdido, todavía hoy se conserva esa pipa de la que habla Alce Negro en un envoltorio sagrado, Sacred Pipe Bundle, no lejos de Green Grass, en la reserva Cheyenne-River de Dakota del Sur. Su actual guardián es Arval Looking Horse, miembro de una de las familias allí residentes y líder del movimiento contra el oleoducto de petróleo que atraviesa la reserva, Dakota Acess Pipe Line, cerrado en 2020 por orden judicial. De otro modo, el Búfalo sigue caminando por la llanura.

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