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Teatro
Crítica de 'A fuego': La fama póstuma en verso ★★★★☆
Inventiva, descaro, simpatía, talento e inteligencia caracterizan esta propuesta que merecía estar más tiempo en la cartelera

Autoría: Pablo Macho Otero. Dirección: Emma Arquillué y Pablo Macho Otero. Intérprete: Pablo Macho Otero. Teatro de la Abadía, Madrid. Hasta el 4 de mayo.
Inventiva, descaro, simpatía, talento e inteligencia caracterizan esta propuesta que merecía estar más tiempo en la cartelera. En los últimos tiempos, no sé por qué, independientemente de la calidad que tengan, parece que las producciones de pequeño formato estén condenadas a entrar en las programaciones únicamente para cubrir huecos libres. Y eso en los teatros en los que al menos tienen cabida, que no son muchos.
Escrita e interpretada por Pablo Macho Otero, autor y actor asturiano formado en Cataluña del que poco o nada sabíamos en Madrid por desgracia hasta ahora, ‘A fuego’ es una brillante función unipersonal, escrita en verso, que reflexiona con humor y espíritu crítico sobre el deseo tan común a todos, y tan poco práctico, de pasar a la posteridad.
Con continuas digresiones, desdoblamientos y juegos métricos y metateatrales, la obra, concebida casi a modo de narración oral -por el modo en que el intérprete busca el contacto y la respuesta permanentes del público-, toma como punto de partida argumental la leyenda de Eróstrato, el pastor de la Antigua Grecia que incendió el templo de Artemisa de Éfeso, considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo, con el único objetivo, según su propia confesión, de alcanzar la gloria póstuma, aunque fuera protagonizando un acto tan detestable.
Dirigida por el propio Macho Otero junto a Emma Arquillué, la pieza está construida con delicadeza, sencillez y aparente modestia en todos sus aspectos escénicos para que el espectador se centre, sobre todo, en seguir al intérprete en un discurso que pone en acertada e insólita relación aspectos banales, teatrales y filosóficos, y que, en su giro final, cuando tumba todo lo que parecía estar defendiendo el personaje del autor, propone además una bonita y poética reflexión acerca del sentido del tiempo y de la vida.
Así pues, no queda otra:
Habrá que seguir la pista
de alguien que sin renunciar
al verso es capaz de aunar
virtudes tantas de artista.
- Lo mejor: La obra es original y talentosa no solo en su dimensión formal, sino también por los asuntos que aborda y por su propio esquema argumental.
- Lo peor: Marcando y diferenciando más en el plano actoral los puntos de vista o yoes que encarna, hubiera conseguido un desenlace más sorpresivo y contundente.
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