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Teatro

'La dama duende' se traslada al Madrid de los años 40

Borja Rodríguez recibió el premio a la mejor dirección por este montaje, en el festival de Cáceres, que ahora llega al de Olmedo Clásico, en Valladolid

Elenco de 'La dama duende' que llega hoy a Olmedo
Elenco de 'La dama duende' que llega hoy a OlmedoMIC Producciones

El director teatral Borja Rodríguez aseguró que no quería dirigir "La dama duende", de Calderón de la Barca, por ser una obra demasiado representada, pero en su negación descubrió la necesidad de abordarla desde los sentimientos de Ángela, la protagonista, y dar voz a ese feminismo del que los hombres también deben ser partícipes.

El director teatral no solo ha roto con los esquemas de esta obra al imponer la visión de la mujer, sino que también ha querido ambientarla en el Madrid de los años 40, convirtiendo la habitación en la que Ángela quedaba recluida en un estudio de radio, combinándolo con otros espacios.

"Es un canto de libertad de una mujer que quiere gozar y no cumplir con nadie, que Calderón sirve en forma de comedia para transmitirlo de la mejor manera, y que también esconde un cuento gótico. Es una obra que ni es de capa y espada, ni tiene que ver con el honor, aunque también esté incluido", ha explicado Rodríguez en una entrevista telefónica con EFE.

Ha sido una adaptación junto a Fernando Sansegundo, que ha recibido una gran respuesta del público y de la crítica. De hecho, Borja Rodríguez recibió el premio a la mejor dirección por este montaje, en el festival de Cáceres, que ahora llega al de "Olmedo Clásico" de Valladolid.

Una cita que el también dramaturgo tiene señalada en rojo, ya que no es la primera vez que acude a esta localidad vallisoletana, porque sabe que "el público de Olmedo es muy respetuoso" y está deseando que sean testigos de su nueva propuesta.

En ella, se ha mirado a los personajes de manera horizontal, sin idealizarlos: "Se conversa con ellos, y el resultado ha sido una comunidad de personas que se levantan para sostener la ficción sobre el escenario, conectando al máximo con el espectador, al que hacen partícipe de su juego".

No resulta fácil imponer cierta rebeldía al sistema "porque la programación se está blanqueando mucho y amabilizando mucho, hay poca crítica y solo se busca entretenimiento, con mucho figurón en el escenario, mucha pirotecnia, cuando es mejor diversificar que entretallar por falsas ideologías", ha apuntado Rodríguez.

De ahí que sea "más fácil llenar teatros con comedias, aunque esta es pura inteligencia, y resulta más difícil de abordar". No todo vale. Y menos para el público del teatro, "porque este nunca ha sido un fenómeno de masas, ni está hecho para todos".

La revolución tecnológica está transformando la forma de comunicarse y de relacionarse, y muchos son los que se suben a su carro, pero el teatro debe ser un reducto, como la aldea de Astérix y Obélix, para poner límites a esa forma de ver el mundo. "Si se mete tiktok en el teatro, cavaremos nuestra tumba. Está bien para hacer presentaciones, pero no para cambiarlo todo: esa conexión directa con el público, esa comunidad que se crea a través de las palabras y la interpretación. Hay que saber contemplar, en un mundo en el que los selfies tienen prioridad, hasta a la hora de visitar museos", ha añadido.

Por eso considera que "hay que adaptarse a las nuevas tecnologías, pero cuidando lo que uno es y de dónde viene, porque el teatro es un acto íntimo de comunión, de compartir, que no se puede perder nunca".

Su capacidad de trabajo queda constatada con el sinfín de obras que tiene entre manos: "Goteras", "El lazarillo de Tormes", "Las aventuras de Tom Sawyer", "Pero no se lo digas", que se estrenará en octubre, además de "Francisca", "Canadá", "Un millón de cosas" o "La línea recta".

Pero su prioridad más inmediata es llegar al festival vallisoletano para subir al escenario de la Corrala del Palacio del Caballero de Olmedo su versión de "La dama duende", en la que habrá juegos, enredos, amor, honor y risas, a través de la mirada de una Ángela que lucha por su libertad.