Marco Flores juega a la "Rayuela" en el Canal

Marco Flores se define como un bailaor "muy libre" y de "estructura clásica". Pero también es un hombre que echa de menos el niño que fue. Son ya 25 años sobre los escenarios y no para de mirar atrás. Busca al pequeño Marco que jugaba en el patio del colegio o en la propia calle al "juego universalmente conocido", dice, como rayuela.

Asegura que, "por desgracia, todas esas cosas se diluyen" con el paso del tiempo, aunque celebra que "he vuelto a encontrarme con ella". El juego no se ha ido de las escuelas ni de los parques, pero ahora Flores reconoce verla (de otra forma) en "antros noctámbulos y tanguerías". Allí se sigue enriqueciendo en busca de la fantasía y da rienda suelta a su parte más "soñadora, poética e infantil", reconoce quien se considera "discordante con la norma".

Así, Marco Flores aprovecha el aniversario como trabajador de las tablas para recuperar la Rayuela que se interrumpió en la pandemia, ahora en los Teatros del Canal (9 y 10 de marzo). Estaba llamada a festejar las dos décadas, pero fue inevitable el "coitus interruptus". "A ver si esta vez puede ser", resopla.

Con este espectáculo, el bailaor (Premio Nacional de Flamenco) se reúne con Francisco López, a cargo de la dirección y la dramaturgia; con Alfredo Lagos, que firma la música original; y con David lagos, responsable de la voz en directo. López, por su parte, define así la pieza: “Ahora es el momento del recuento de lo vivido; del regreso a los orígenes. Y no para empezar de nuevo, sino cual viajero atento y sincero con la peripecia de lo andado, para volver a encontrarse con las verdades esenciales del flamenco y revivirlas plenas de sentido. Lejos del museo, en la emoción de su pulso caleidoscópico, de su baile inasible, del corazón limpio de un artista del siglo XXI: Marco Flores”.

El propio protagonista habla de Rayuela como una "necesidad" de revisar su trayectoria y ver "la huella que esa trayectoria ha dejado en mí". Para ello, es inevitable volver a sus orígenes en Arcos de la Frontera, donde abrazó ese "juego universal".

La rayuela siempre invita a volver al inicio, aunque lejos de fijarse en Sísifo (ese día de la marmota mitológico), aborda la situación con optimismo. Cada nuevo recorrido tiene el objetivo de "llegar al cielo", dice; y cada vuelta atrás es en busca de una "repetición que pueda mejorar lo anterior".

Lo popular es un pilar de ese juego escénico en el que una casilla innegociable es la de Arcos de la Frontera, "mi pueblo como origen". Allí aparece lo local a través de romances, farrucas, saetas, chuflas o corrillos que acompañan a la historia del municipio gaditano.

Flores afirma que mirar al pasado le coloca en su sitio; y más ahora, en el que define como "el momento de más inestabilidad para él". Su pensamiento artístico busca razones para seguir, se cuestiona constantemente, y eso, apunta, le da "seguridad". "Siempre que haya preguntas estás en el buen camino del arte".

Pero, como no podía ser de otra forma cuando se nombra a Rayuela, la palabra también alude "necesariamente" a la novela de de Julio Cortázar: "Oliveira, su protagonista, busca siempre algo que no sabe qué es, pero que es lo que necesita. Y aparece así la vida [el proceso creativo] como búsqueda".