Luque triunfa en el regreso de Fortes
El sevillano cortó tres orejas en Torrejón mientras el malagueño y Antonio Ferrera pasearon un trofeo de la corrida de Buenavista
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Fue, en esta ocasión, ¡van tantas! con la corrida de Victorino Martín y en Madrid cuando la rodilla de Fortes hizo crak. Al torero le dolería, a sus seguidores, también. Si algo sabe el malagueño es de la historia de hacerse y rehacerse. La historia de la vida. A él no se lo han tenido que contar, hay algo de tatuaje del alma que se lo han puesto en el camino, pero no le ha cambiado ni un ápice la mirada, sigue limpia, y el mérito entonces es más que extraordinario. Ayer volvía. Para volver a volver, como ha vuelto mil veces.
Brindó su primero Antonio Ferrera, que abría cartel, a Saúl. Compañero bueno. Se había ido el de Buenavista a la puerta de toriles antes de empezar. Después tuvo carbón y bronquedad en la muleta del extremeño. Media arrancada que al dejarle el engaño en la cara sumaba y sumaba el viaje poniendo a prueba el corazón del torero y el oxígeno. A 40 grados. La estocada ayudó para que paseara el primer trofeo de la tarde.
Luque paró el toro a pies juntos. Era el segundo, aunque lo mejor llegó después. El de Buenavista había avisado que su preferencia andaba por los tableros, pero quiso muleta con repetición hasta que se fue a tablas. Allí se fue a buscarlo Luque y lo encontró. También al público. No dudó en las cercanías ni en aguantar para meter al toro y a la gente. La estocada fue de tenerlo claro. Así el resultado. Doble premio.
La expresión de Saúl Jiménez Fortes instantes antes de que saliera el toro era para verla. Concentración absoluta. Todo lo que dejaría atrás en ese momento. A solas se quedó con el toro en el quite por chicuelinas, aunque lo que tuvo temple de verdad fue el remate. Justo eso fue difícil de encontrar en la muleta porque el toro tenía bronquedad. Se la buscó Fortes en una faena desigual, de constante búsqueda y de menos a más. Sufrió una voltereta y en las cercanías los finales antes de la espada se le pusiera en cruz.
El diablo se esconde en el momento más inesperado y así fue. Cuando Javier Valdeoro salía de parear al cuarto, Ferrera estaba ya preparado muleta en mano, perdió pie y el toro le pasó por encima. Podría no haber sido nada como ocurre otras veces, pero no. Se levantó afligido y se lo tuvieron que llevar con prisa a la enfermería. Le trasladarían al hospital después para mirar las costillas. Tras este pastel fue Antonio a por el toro, que luego tuvo nobleza y fue a menos en la centrada muleta del extremeño. Ajustado con el animal y de cerca, así la labor, que está vez no tuvo espada. Sí esfuerzo.
Noblón, sin fuelle y desrazado resultó el quinto con el que Luque tiró de oficio y una eficacia con la espada que le puso una oreja más en el esportón.
Desafió los tiempos y espacios en el quite por gaoneras al sexto en la distancia Fortes. Vino después el toreo más templado con el suavón toro. El arrimón fue mayúsculo tanto que más no se podía y logró así un trofeo. Había vuelto. A temperatura asfixiante.
Ficha del festejo:
Torrejón. Primera de feria. Toros de Buenavista, correctos de presentación. El 1º, de media arrancada, bronco y repetidor; el 2º, con movilidad y rajado; el 3º, bronco y a menos; 4º noble y a menos; el 5º noblón y más a la espera; el 6º, noble, sosote y de buen juego. Dos tercios de entrada.
Antonio Ferrera, de grana y oro, estocada (oreja); dos pinchazos, estocada baja (silencio).
Daniel Luque, de tabaco y oro, buena estocada (dos orejas); estocada (oreja).
Jiménez Fortes, de azul cielo y oro, dos pinchazos, aviso, estocada trasera, descabello (saludos); estocada, perpendicular, aviso, descabello (oreja).