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45 años de historia en un festejo sin ella

La poca entidad del ganado deslució en gran parte lo que se suponía un gran espectáculo
Mano a mano de El Juli y José María Manzanares en la Feria de la Magdalena
Mano a mano de El Juli y José María Manzanares en la Feria de la MagdalenaDomenech CastellóEFE
La Razón
  • Paco Delgado

    Paco Delgado

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25 años como matador de alternativa cumple en septiembre El Juli. Y 20 hará en junio el nuevo Manzanares (que como quien no quiere la cosa se ha convertido ya en uno de los diestros mas veteranos del escalafón). Y para celebrar la efeméride, y las 200 corridas que ambos han toreado juntos en este tiempo, la empresa que organiza la feria de La Magdalena tuvo la ocurrencia de ponerles mano a mano en uno de los días fuertes del serial.
Y a pesar del cartel y su peso, ser viernes, estar la ciudad en fiestas, un tiempo estupendo y tal, la plaza no se llenó como se suponía, ocupándose, a lo sumo, las tres cuartas partes de su aforo ¿Qué falla? Pues, a lo peor, que se ha evaporado el factor riesgo que debe aportar el toro. En esta función, por ejemplo, enfrente les puso un batiburrillo de ganaderías con animales de hasta cuatro hierros distintos. Conjunto de muy cómodas cabezas, nobleza exquisita, alta dosis de manejabilidad, poca fuerza y apenas casta o raza. E interés, cero, o casi.
Abrió plaza un ejemplar de Ventana del Puerto justo de fuerza que dobló bajo el peto y que rezumó bondad. El Juli se lo merendó como si tal cosa en un trasteo de apabullante confianza en sí mismo y superioridad aunque sin emoción alguna.
Fue a su aire, de salida, el tercero, que esperó en banderillas y al que, tras bajarle los humos doblándose por bajo, unció a su muleta en un visto y no visto en otro trasteo de enorme capacidad en el que, sin llegar a la gente, sacó todo lo que tuvo un morlaco que no transmitió a pesar de no vender tan barata su piel.
Se protestó la poca entidad del quinto, manso en el caballo y al que exprimió sin despeinarse en una labor de series cortas y muletazos sin forzar para no quebrantar demasiado a un toro tan endeble.
Y también hay que reseñar su potencia estoqueadora: tres toros, tres estocadas hasta la bola. Eso puede explicar su balance.
Empujó el segundo en varas, tercio en el que gasto toda su fuerza. Luego tuvo que ayudarle mucho Manzanares, perdiendo toda opción de profundidad u hondura ya que al forzar lo mas mínimo el toro perdía las manos.
Con el anovillado cuarto el primer tercio fue un mero trámite y en la muleta fue el torero quien tuvo que llevar la iniciativa, tirando siempre de un oponente desganado y de poco gas al que hubo que ir dándole respiro entre serie y serie, llevándose un achuchón al confiarse muy en exceso. Contra lo que es habitual en él, pinchó y se esfumó toda posibilidad de premio.
Se defendió de salida el sexto, al que cuidó mucho en el caballo buscando tener un mínimo de opciones para no irse a pie. Pero al de Daniel Ruiz le faltó fuerza para desarrollar su bravura, obligando al torero alicantino a una faena larga y trabajada en busca de una recompensa que llegó con una estocada fulminante.
Toros de Ventana del Puerto, primero, Puerto de San Lorenzo, segundo, Daniel Ruiz, tercero y sexto, y Garcigrande, cuarto y quinto. Justos de presencia y fuerza pero nobles y manejables.
El Juli (de azul noche y oro), entera, oreja; entera, silencio; entera, dos orejas.
Manzanares (de negro y oro), entera, aviso, ovación; dos pinchazos, entera, ovación; entera, oreja.
De las cuadrillas destacaron Álvaro Oliver y Álvaro Montes.

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