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San Fermín

Colombo reina en Pamplona por tercera vez con la miurada

El venezolano corta dos orejas y se hace con el Sol en el cierre de Sanfermines

Décima de abono Feria del Toro Pamplona Villar LopezEFE

La de Miura ponía el punto y final y lo hizo poniendo el velocímetro a tope en el encierro matinal. Después, ya por la tarde, llegaba la hora de la verdad. La ganadería sevillana es santo y seña de Pamplona después de 43 ferias navarras. Todo un desafío para los espadas.

Manuel Escribano, joder Manuel Escribano, cumplió con ese íntimo ritual que podemos describir segundo a segundo: primer lance al aire, otro más por el otro pitón imaginario, y un tercero para pasarse ya el capote por detrás y desafiar el valor de todos los infiernos y cruzar el ruedo con el capote a rastras y postrarse en la puerta de toriles. De rodillas. Entregarse a la fe mientras por el temblor de los pies escapa el pánico del momento y mirar a uno y otro lado a sus banderilleros antes de dar la señal para que abran la puñetera puerta por donde espera nada menos que un toro de Pamplona y de Miura. (Ya me maten). Esa cuenta atrás es dialogar en silencio con el mismo diablo. El toro salió altivo, pero se tragó la larga y una más en el tercio. Y compartió banderillas después con Colombo. Bullía Pamplona. El toro iba y venía después soso y con ese punto pegajoso con el que no vimos a gusto a Escribano. Se justificó por ambos pitones y tomó la espada.

A la puerta de los miedos volvió en el cuarto. Costó mucho ponerle los palos, pero en cambio en la muleta iba y venía sin grandes problemas. Lo enseñó Escribano sin que la faena tuviera mayor trascendencia en los tendidos. Sonó un aviso antes de entrar a matar.

A portagayola se fue también Damián Castaño. Ni un día de paz. Y si no fuera porque se echó y lo pasó por encima no se hubiera salvado. El toro se quedó después muy parado y a la espera, a pesar de que medio tomaba el engaño, pero sin continuidad.

Al mítico Indurain brindó el quinto, que se dejó hacer. Repetidor, con fijeza y claro el embroque. Damián puso lo que tenía y quiso aprovechar las arrancadas en una faena con marcado acento pamplonica y desplante de rodillas incluido.

Jesús Enrique Colombo conectó con los tendidos desde el minuto uno. Hasta allí fue a dedicar las banderillas que compartió con Escribano. Lo tenía claro: conoce la plaza y el Sol es el Sol. El toro tuvo después media arrancada que aprovechó con recursos en una faena larga. Suficiente para pasear la primera oreja.

Todo lo dio con el sexto en una conversación con los tendidos de las peñas de principio a fin. Expuso en banderillas y logró que la andanada de Sol dejara de bailar. Un milagro. El toro embestía muy por arriba y con nula entrega. No tenía medio pase. Esa era la verdad. Lo mató por arriba y la locura ya se había desatado antes. Tercera Puerta Grande con la de Miura. Tres veces tres. Colombo se ha hecho con el corazón de Pamplona.

FICHA DEL FESTEJO:

Lunes 14 de julio de 2025. Plaza de toros de Pamplona. Décima de feria. Lleno de «No hay billetes».

Toros de Miura, desiguales de presentación. El 1º, va y viene soso y punto pegajoso; 2º, parado y a la espera; 3º, de media arrancada; 4º, va y viene con franqueza; 5º, repetidor y dejándose; 6º, sin entrega ni humillación.

Manuel Escribano, de malva y oro, estocada, aviso (saludos); pinchazo, estocada corta (saludos).

Damián Castaño, de blanco y plata, estocada corta (saludos); estocada delantera, dos descabellos (saludos).

Jesús Enrique Colombo, de tabaco y oro, estocada (oreja); estocada (oreja).