San Miguel

Culebrón Morante-Roca: ninguneo, reconciliación y dos inmensos naturales

Javier Zulueta se convirtió en matador de toros en uno de los carteles más esperados de la temporada de Sevilla

Morante de la Puebla
Morante de la PueblaArjona / Pages

Que el enfrentamiento entre Morante de la Puebla y Roca Rey no formaba parte del pasado no tardamos mucho en darnos cuenta. Se mascaba la tensión ahí abajo y el nerviosismo. Estaban las cosas a flor de piel. En hecho se convirtió en la devolución de trastos de la ceremonia de alternativa de Javier Zulueta, en el segundo. Cuando llegó el momento del fraternal saludo entre padrino y testigo Morante quitó la mirada y alargó la montera para justificar el trance y lo convirtió en un choque de monteras y listo. Avivada la polémica quedaba por dirimir la tarde, que no era poca cosa. Morante había pasado con discreción con el primero, manso y que no quiso ir a los trastos desde que saltó al ruedo. No había manera y en esa frustración el de La Puebla salió con el acero oficial para finiquitar cuanto antes. Lo tenía claro.

A Roca se le notó la presión en el tercero, que tenía buena la arrancada dentro de los parámetros de la sosería. Quiso, lo intentó, se le ensució el trasteo y no acabó de sacar la faena en claro sumando el fallo a espadas.

La faena al cuarto

Morante volvió a entrar en escena en el cuarto con todo el cargamento. Un fogonazo de magia fue el recibo de capa de rodillas. Ya me maten. Por estas cosas Morante es quien es. Siguió por toreras chicuelinas. Ya en el caballo el toro comenzó a quedarse corto, sobre todo por el derecho. Le cambió la cara a Morante. Aun así quiso y en la imprevisibilidad del toro, que no era tarea sencilla dejó dos naturales que pueden sostener una tarde. Puñetera delicia. La expectativa de que pudiera volver a ocurrir, también. La espada entró como pudo. La ovación fue de las fuertes. Los momentitos de goce grande, la brevedad de todo, también.

La cogida

Andres Roca Rey
Andres Roca ReyArjona/Pages

A Roca le quedaba la bala. La de un toro que se rajó. Se puso de rodillas. Costaba retenerlo y cuando lo consiguió se le quedó debajo y le echó mano. El toro desarrolló más y Andrés optó por abreviar los caminos.

Alternativa

Javier Zulueta se convertía en matador de toros con un pedazo cartel. Por chicuelinas recibió al toro de su alternativa y se estiró después a la verónica. Se lo brindó a su padre que es alguacil de La Maestranza. Fue toro notable el primer Cuvillo, que tenía la misión de ser el del doctorado. Era mejor todavía en la inercia de la distancia. Zulueta dejó solvencia, buen gusto y saber estar delante del animal y pinchó con la espada.

Al paso y sin entrega fue el sexto. Bajo de raza e ímpetu y sin acabar de estar metido en la muleta. Poco pudo hacer. Habrá que esperar. Fue el toro que cerró San Miguel, pero hubo mucho más. También fue el toro de la reconciliación. En el tercio de varas hubo abrazo que igual cerraba el culebrón Morante/Roca Rey la tarde que tanto interés había despertado. Dos naturales para reventarlo. Y seguir peregrinando.

Ficha de toros

Sevilla. Última de San Miguel. Toros de Núñez del Cuvillo. El 1º, de

buen juego; 2º, deslucido; 3º, sobrero, noble y soso; 4º, complicado; 5º y 6º, deslucidos. Lleno de «No hay billetes».

Morante de la Puebla, de catafalco y oro, media (silencio); media, dos descabellos (saludos).

Roca Rey, de gris plomo y oro, cuatro pinchazos, estocada aviso, (silencio); estocada baja (silencio).

Javier Zulueta, de champán y oro, que tomaba la alternativa, tres pinchazos, estocada (saludos); estocada (silencio).