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Gobernar detrás de la pancarta

Urtasun es un progre de manual, que sabe que con esto tiene unos minutos de gloria
Urtasun celebra en rueda de prensa la presencia de Sumar en el Gobierno
Urtasun celebra en rueda de prensa la presencia de Sumar en el GobiernoEduardo ParraEUROPAPRESS
La Razón

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A mí me gustaría hablar de toros únicamente, pero los políticos del actual gobierno se empeñan en que todo sea político. Bueno, especialmente que todo sea propagandístico, y más en un momento como el que vivimos donde solo hay eslogan, invitaciones a lo emocional, y búsquedas de cortinas de humo para hablar lo que realmente preocupa a la sociedad española. Y así, sacamos al toro a la plaza nuevamente, en este caso con una balandronada del Ministro de Cultura, valiente donde los haya, para hablar de cosas que nuevamente son asuntos que no son de gestión directa de su departamento, caso de la descolonización de los museos, y ahora con el cite a los taurinos para que cojamos con toda la embestida el vuelo del capote que nos lanza el diplomático de carrera, cuyo título solo lo ejerce para la parroquia de la pancarta, con la supresión del Premio Nacional de Tauromaquia.
La tortura no es arte ni cultura, como rezan las sábanas de los antitaurinos en los aledaños de la plaza de toros. Urtasun es un progre de manual, que sabe que con esto tiene unos minutos de gloria, porque cuando algún día la parte blanda del Ejecutivo se disuelva él no habrá sumado muchas líneas del BOE. Qué paradoja es todo este tinglado prohibicionista de ministros, que como la de sanidad, solo quieren pasar a las fugaces páginas de nuestra pequeña historia, un día fulminando a los fumadores de las terrazas o cegando la brillante trayectoria de unos premios que han dado lustre a la cultura española de la década. Si somos analistas de lo que se ha ido premiando en otras disciplinas, no habría tanta unanimidad como en los de tauromaquia donde lo mejor, lo más profundo y de memoria histórica, esta sin matices, ha dejado legado para nuestro país.
Lo que tiene que hacer la gente del toro ante esta infamia es lobby. Hablar con políticos de todos los partidos, también de la izquierda, apelar a la transversalidad de este soberbio hecho cultual. Y que las plazas se llenen, que los toros sean de verdad, y que los toreros sigan dando gloria.