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A Goya tampoco le hubiera gustado

Decepcionante corrida en Madrid en el tradicional festejo celebrado en Las Ventas por el 2 de mayo
El diestro Uceda Leal torea durante la tradicional Corrida Goyesca del 2 de mayo, este martes en la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid.
El diestro Uceda Leal torea durante la tradicional Corrida Goyesca del 2 de mayo, este martes en la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid.Plaza 1

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Pisábamos Madrid con la Feria de Abril a cuestas, como una losa. Las cotas de felicidad habían sido muy altas, pero volver a una Goyesca siempre tiene ese punto de frescura, un regreso a casa en cita importante con tintes de historia. Viajar al pasado, a la época del universal Goya, a los carruajes, a los vestidos similares, pero distintos y a la tarde a la que el público puede pisar la arena prohibida. El lugar sagrado de los valientes, porque luego ahí ocurren cosas que no nos pertenecen a la mayoría de los mortales. Uno lo recuerda pronto. Como cuando el tranvía de 620 kilos que cerró plaza pisó la arena. Qué bárbaro el bicho. Si al menos al Valdefresno le da por meter la cara la realidad se conjuga de una manera diferente, pero en este caso el manso cerró las puertas del cielo a Fernando Robleño en una tarde nada fácil. Mérito tuvo meterle la mano para dejar la espada en lo alto. Tino con el acero fue lo que le faltó en la faena al cuarto, con el que pasó lo suyo y lo de sus compañeros. El toro, grandón, soltaba la cara en los primeros encuentros y era muy vivo. Latía el peligro. Al tragarlo fue agradecido, y poco a poco ambos se fueron encontrando para acabar toreándolo más relajado y a gusto. Trascendía lo que ocurría ahí abajo. La espada se cruzó en el esfuerzo. En su primer lugar, que era el segundo, ya se había enfrentado a todo un clásico en estos lares: ver cómo echaban para atrás al toro y salía en su lugar un sobrero de José Luis Pereda. Le apretó un infierno en banderillas a José Chacón, pero no defraudó y expuso como Fernando Sánchez en un gran tercio. Brindó a Isabel Díaz Ayuso, que estaba en la plaza. Tuvo guasa el toro, veloz para darse la vuelta, para agotar el oxígeno al torero, para revolverse en décimas de segundo y acortar los terrenos con Robleño. Estaba muy entero. El toro evolucionó, pero en este caso a peor.
El diestro Fernando Robleño (d) entrega su capote a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (i), durante la tradicional Corrida Goyesca del 2 de mayo, este martes en la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid.
El diestro Fernando Robleño (d) entrega su capote a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (i), durante la tradicional Corrida Goyesca del 2 de mayo, este martes en la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid. Borja Sánchez-TrilloEFE
Uceda Leal abrió plaza y fue ese toro el mejor del encierro. Era curioso, porque cuando quiso comenzar la faena el torero madrileño el toro le estaba esperando en la misma puerta de toriles, pero luego tomó veinte veces la muleta por abajo, con largura y repetición. «Cantarero» fue un mansito de los que muchos firmarían. El torero de Madrid se gustó en tandas cortas, con pases de gran calado, como el que tiene su toreo, pero de esas que cuando iba a explotar la cosa no acababa de encender la mecha por la brevedad. Volvió a cantar la gallina, pero las embestidas habían sido de cualquier manera. No tuvo Uceda su habilidad estoqueadora. De igual forma la gente estuvo muy cariñosa con él. Es un viejo conocido de esta plaza, como lo es Fernando Robleño, en el mano a mano anunciado en esta ocasión para la Goyesca del 2 de mayo. Dos clásicos de Madrid.
Manso de libro fue el segundo, pero en la versión imposible. Había empezado mal la cosa al ver salir al toro con los pitones desmochados... y en Madrid. No tuvo un pase el toro. Ruina. Y empeoró con un quinto que, cuando Uceda tomó la muleta le duró un tris a la fuerza, porque el toro no se movía. Volviendo al pasado, a la época que rememora esta corrida, es fácil argumentar que a Goya tampoco le hubiera gustado.
Madrid. Corrida Goyesca. Se lidiaron toros de Valdefresno. El 1º, tan mansito como bueno; 2º, sobrero de José Luis Pereda, peligroso; 3º, manso imposible; 4º, complicado pero agradecido; 5º, parado, deslucido e imposible; 6º, manso. Tres cuartos de entrada.
Uceda Leal, dos pinchazos, estocada (saludos); estocada (silencio); estocada (silencio).
Fernando Robleño, dos pinchazos, estocada, aviso (silencio); dos pinchazos, estocada (palmas); buena estocada (ovación).