
Ecos de San Fermín
Las redes denuncian las peligrosas prácticas de algunos influencers en los pasados encierros de Pamplona
Creadores de contenido y turistas ignoran las normas básicas, priorizando la viralidad frente a la seguridad y al respeto

Lo que para muchos es una de las tradiciones más emocionantes y arraigadas del calendario taurino, para otros se ha convertido en un simple escenario para conseguir "likes". En los últimos años, los encierros de San Fermín han visto cómo se multiplica un fenómeno tan moderno como peligroso: turistas y tiktokers que desafían las normas para grabarse en plena carrera, poniendo en serio riesgo tanto su vida como la de los demás corredores.
A pesar de la prohibición expresa, cada vez son más los que, móvil en mano, se lanzan al recorrido ignorando la Ley Foral y las ordenanzas municipales de Pamplona. Grabar vídeos, hacer selfis o correr con cámaras en la mano está categóricamente prohibido y puede acarrear sanciones que oscilan entre los 600 y los 6.000 euros, llegando hasta los 60.000 en casos de reincidencia. Pero más allá de las cifras, lo que realmente alarma es la creciente amenaza para la seguridad colectiva.
No se trata solo de una infracción legal. La falta de atención y el afán por conseguir la mejor toma han provocado ya situaciones peligrosas: corredores detenidos frente a los toros, personas tumbadas en el suelo para grabar planos extremos o incluso empujones por intentar encuadres imposibles. En el encierro, un segundo de distracción puede costar una cornada. Y la irresponsabilidad de unos pocos puede arrastrar al desastre a quienes sí respetan las reglas.
Los vídeos más recientes, difundidos en redes sociales, han encendido todas las alarmas. Uno de ellos muestra a un joven extranjero grabando a escasos centímetros de la manada, con una actitud temeraria. El clip, viral en plataformas como X y TikTok, ha sido duramente criticado y podría acarrear una multa ejemplar.
Algunos matices han generado debate: las cámaras tipo GoPro o las gafas inteligentes META no están prohibidas si se llevan sin ocupar las manos ni comprometer la movilidad del corredor. Lo peligroso es detenerse, distraerse o interferir en la carrera. En ese caso, las autoridades no dudan: el infractor será retirado del recorrido sin contemplaciones.
La ciudad de Pamplona, junto con otros municipios que celebran encierros en verano, se verçan obligadas a reforzar el control y hacer un llamamiento a la responsabilidad. Porque el encierro no es un espectáculo para influencers, sino un a práctica que exige reflejos, respeto y conciencia del peligro. Si esta peligrosa moda no se detiene, el próximo vídeo viral podría ser el último.
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