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Teatro
La Traviata del escándalo de Willy Decker cierra temporada en el Teatro Real
El coliseo madrileño ofrece 18 funciones de la popular ópera de Giuseppe Verdi con tres repartos encabezados por los jóvenes Nadine Sierra y Xabier Anduaga

Iba a clausurar la temporada 2019-20, pero las condiciones impuestas por la pandemia llevaron a la suspensión de la rompedora, y ya clásica, producción de “La Traviata” del director de escena Willy Decker, que fue reemplazada por una versión escénica bajo estrictas medidas de seguridad sanitaria. Ahora, cinco años después se hará realidad, entre el 24 de junio y el 23 de julio, el Teatro Real clausura la temporada con 18 funciones de la popular obra de Verdi con esta producción de la Ópera Nacional holandesa, que “arrasó” en 2005 en el Festival de Salzburgo y sigue triunfando en todo el mundo 20 años después. Su potente dramaturgia minimalista, sobria y austera, en la que late la “cuenta atrás” hacía la muerte, evocada por un enorme e icónico reloj que simboliza el implacable paso del tiempo en la célebre escenografía conceptual de Wolfgang Gussmann, ofrece una lectura honda y desasosegante de la inagotable partitura verdiana. Decker busca crear un ambiente íntimo y cercano centrado en la fragilidad de los personajes, en sus sentimientos y emociones.
En el París del siglo XIX, narra el dramático destino de Violetta, una cortesana, que muere trágicamente tras haber defendido el honor de su amante, Alfredo Germont. La felicidad de su historia de amor se ve amenazada por una sociedad clasista e hipócrita y por la tuberculosis de Violetta, que la condena a una muerte solitaria y anónima. Esta ópera en tres actos de Giuseppe Verdi (1813-1901), con libreto de Francesco Maria Piave basado en “La dama de las camelias” de Alexandre Dumas hijo, fue estrenada en La Fenice de Venecia en 1853 y en 1855 llegaba al Real. Ahora lo hace dirigida por Decker y en lo musical por Henrik Nánási y Francesc Prat (1,10 julio). Nadine Sierra y Adela Zaharia se alternarán como Violetta Valéry; Xabier Anduaga, Iván Ayón Rivas y Juan Diego Flórez como Alfredo Germont y Luca Salsi, Artur Ruciński y Gëzim Myshketa como Giorgio Germont. Completan el reparto Karina Demurova), Gemma Coma-Alabert, Albert Casals, Tomeo Bibiloni, David Lagares, Giacomo Prestia y Joan Laínez.
“Antes de componer “La traviata”, Verdi había perdido a su mujer y a sus hijos y esta es una fuente suplementaria de inspiración -afirma Nánási- porque es como situar a su mujer muerta en el lugar de Violetta y cada movimiento expresa todos los sentimientos del alma y del corazón, por eso, esta es su ópera más íntima”. Cuenta el director alemán Willy Decker, que es una obra que quería hacer a toda costa. “Desde mi primera lectura sentí una profunda compasión por este personaje de Violeta, por eso quise hacerla la figura central de la ópera, dar al público la oportunidad de sentir, de sufrir, de compartir sus sentimientos en su largo proceso de muerte, que la acompañe, que se ponga en su lugar”.
Es interesante “ver cómo Verdi comienza con la misma música que termina al final, es un presagio de la muerte de Violetta, darle a la obra una circularidad completa y de ese carácter circular he partido precisamente como base”, explica. “Desde el principio, Verdi transmite que Violeta va a morir, ella sabe que su tiempo se agota, pero trata de obviar esta realidad viviendo con pasión, se divierte, bebe, frecuenta los salones parisinos mientras ese reloj que avanza inexorablemente hacia la muerte sigue sonando en sus oídos, tic, tac, tic, tac…no puede librarse de él”. Sólo hay un elemento que distorsiona esta realidad, Alfredo. “Es el primer hombre que se interesa por Violetta como ser humano, él ofrece ese sentimiento puro de amor y duradero, que no es posible, por eso ella lo rechaza, aunque al final acaba entregándose”.
“La ilusión de vida idílica en el campo, donde se retiran los amantes, se ve interrumpida por la visita de Giorgio Germont, padre de Alfredo, un personaje muy inteligente que recurre a la compasión de Violeta para que, por el bien familiar, abandone a su hijo. Aparece la idea de la moral burguesa sobre esta mujer disoluta, pero es al contrario, ella es la única que ofrece amor verdadero en una sociedad que la margina, que dice defender el amor puro, cuando su interés es puramente materialista”. Con esto, “Verdi da la vuelta a la hipócrita vida burguesa y nos hace ver que el único personaje profundamente humano es Violetta”, asegura Decker.
Violetta y Alfredo
La soprano Nadine no ha podido contener su emoción al identificarse con su personaje de Violetta. “Tengo 37 años, en este momento de mi vida soy una mujer madura, soltera y sin hijos, puedo plantearme el paralelismo entre el reloj y ese tiempo que también transcurre inexorablemente para mí, porque llegada a esta edad, una puede preguntarse ¿cuándo voy a hacer las cosas que quiero hacer? ¿Se me está acabando también a mí como a Violeta el tiempo? No de vivir, pero sí de ciertas cosas antes de perder la juventud”. Por eso, “esta producción significa mucho para mí, me hace sentir mucha emotividad y no sé si los hombres entienden esto porque está visto desde la perspectiva femenina”.
Para la norteamericana, “esta obra refleja muchas incomprensiones, entre ellas, la diferencia entre lo que realmente importa y lo que no vale nada. Es verdad que las óperas a veces son excesivamente melodramáticas y cuentan historias inverosímiles –asegura-, pero si nos quedamos con el fondo vemos que está muy cerca de nosotros, que podemos identificarnos con ella y esto me ha ocurrido a mí”. Confiesa que se enamoró de la ópera con 12 años. “No por cantar, sino por ser actriz, ser artista, para mí es muy importante ofrecer al público mucho más que algo bien cantado, algo verosímil con lo que puedan identificarse, que salgamos habiendo aprendido algo”. Y concluye Sierra. “Una trabaja en producciones que realmente siente que no dan en el clavo, pero creo que esta vez sí que lo hemos hecho”.
El joven tenor vasco Xabier Anduaga reconoce que éste papel de Alfredo es ingrato, pero Decker consigue que no sea así. “Lo he hecho varias veces y es la primera vez que me lo creo de verdad, tanto Nadine como yo nos lo hemos creído de principio a fin”. Y prosigue. “Tengo que dar gracias a mucha gente, pero especialmente a Nadine porque la verdad que ella transmite en el escenario te hace ser un artista diferente. Yo soy más joven, con menos experiencia, pero cada vez que tengo la oportunidad de trabajar con ella siento que crezco. Creo que desde que sale hasta que se va es Violeta y esto permite que yo pueda crear un Alfredo más de verdad. Hay momento que, por ingrato que sea, lo que canta Alfredo es precioso para mí, no hay una frase que cante que no sea bonita”, concluye.
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