Tenis

El cañón de Raonic tampoco frena a Djokovic, que ya está en semifinales del Abierto de Australia

El serbio desactivó el saque de su rival (6-4, 6-3 y 7-6 [7/1]) y ahora se enfrentará en semifinales a Federer, que tiene dudas sobre su estado físico

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Lo que nadie había conseguido en este Abierto de Australia Novak Djokovic lo logró en cinco juegos. El saque de Milos Raonic, su cañón que pone la pelota a más de 200 kilómetros por hora como si nada, estaba virgen en el primer Grand Slam de la temporada. Alguna oportunidad de romperlo, pero nadie había podido en las cuatro rondas anteriores. Pero el serbio lo logró con 5-4, justo en el momento perfecto, porque le sirvió para llevarse el primer set. En realidad, la amenaza ya había venido antes: tres pelotas de break con 2-1, una más con 3-2, otra con 4-3... No hay nada que moleste más a un sacador que ver cómo su arma es desactivada. Ya está todo el partido del revés. El partido acabó 6-4, 6-3 y 7-6 (7/1).

Eso no quiere decir que Raonic jugara un mal encuentro. Ni mucho menos. Simplemente se encontró con la versión feroz de Djokovic. La que se está viendo, en realidad, durante todo el torneo. El número dos del mundo y defensor del título no está teniendo fisuras. Resta de maravilla, aunque eso casi siempre lo hace, defiende bien, ataca, presume de revés y ahora también de derecha, que era un golpe sólo un poco menos bueno... Y con el saque manda, además: ganó los trece primeros puntos de servicio consecutivos. No es fácil encontrar la manera de desbordarlo, de hacerle daño. Y las oportunidades, lo poco que deja, hay que tratar de aprovecharlo. Un opción de ruptura tuvo Raonic en el primer ser, solventada por el serbio, que estuvo hasta cómodo casi todo el rato.

Sólo el tercer ser se lió un poco. El juego fue más a trompicones y Raonic también conseguía hacer daño en los juegos de saque de su rival. Porque el que pensara que el canadiense no sabe jugar, no tiene una buena derecha o no se mueve bien, está equivocado. Además, Nole tuvo algunos problemas con las lentillas que le alteraron (con 4-4 incluso se fue al vestuario a cambiarlas). Se llegó al tie break y ahí el marcador lo dijo todo: 7-1. Imponente.