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Tenis

Así de duro era el tío Toni con Nadal en los entrenamientos

Juntos ganaron 17 de los 19 Grand Slams que tiene el zurdo

Toni Nadal, durante un entrenamiento con su sobrino Rafa
Toni Nadal, durante un entrenamiento con su sobrino Rafalarazon

Detrás de un gran campeón tiene que haber un gran equipo que lo guíe y lo oriente, sobre todo en la época de formación, y en el caso de Rafa Nadal eso tiene nombre: el tío Toni. «He sido una dificultad para Rafael. Fui un entrenador exigente, a veces demasiado duro. Yo creo en la dureza como un medio, no como un fin», aseguró el hombre que dirigió al balear desde niño y del que estuvo al lado en 17 de los 19 Grand Slams que figuran en su palmarés, hasta que Moyà lo relevó.

Algunas de las situaciones en las que su tío y entrenador se lo hizo pasar mal las recoge el propio tenista en el libro «Rafa, mi historia», que firma junto al escritor y periodista John Carlin. Ahí, por ejemplo, narra cómo le hacía llegar antes a los entrenamientos o recoger todas las pelotas o cómo una vez en la que ganó un título importante y le recibieron con pancartas, Toni Nadal desmontó la fiesta enfurecido. Todo para que a su pupilo no se le subiera a la cabeza. El tío Toni ha dicho muchas veces que no era para tanto, pero durante la inauguración de un campamento en la Rafa Nadal Academy en Cancún se ha sincerado. Por ejemplo, admite que en los entrenamientos era como una «sombra» para él, que se ponía a apenas unos metros mientras golpeaba la bola para que sintiera la presión, y que cuando llega ese momento en el que no se puede más, él siempre le pedía que fuera un poco más allá. Por ahí se pueden empezar a explicar las remontadas y los partidos en los que todo parece perdido para el zurdo y que acaba sacando adelante. Uno de ellos fue la final del Abierto de Australia de 2009 ante Federer. Por la mañana, después una semifinal de casi seis horas contra Verdasco, Rafa apenas podía moverse. Y Toni le dijo: «Si tuvieras a alguien disparándote, seguro que podrías salir corriendo». Nadal jugó ese partido y lo ganó en cinco sets en otra paliza de casi cuatro horas y media.

«Si hablo de mí, una cosa buena creo yo, fue la exigencia. Rafael fue un chico al que yo desde muy pequeño exigí lo mismo en la final del Campeonato de Europa que en el entrenamiento diario, creo que para Rafael era más difícil entrenar conmigo que jugar el Campeonato de Europa. Esa exigencia diaria es lo que creo que le ha llevado a él a desarrollar al máximo sus condiciones», dice Toni. «Evidentemente él ha llegado a ser el número uno gracias a su esfuerzo, gracias a su talento, pero también gracias a trabajar con un gran compromiso cada día», añadió.