Atlético de Madrid

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El Atlético, con la ayuda de Lato (0-1)

Un gol de Lato en propia portería decide el partido en Valencia. Joao Félix y Carrasco comenzaron en el banquillo

Llorente se lamenta después de una ocasión fallada
Llorente se lamenta después de una ocasión falladaAFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

Fue la casualidad, un gol en propia portería de Lato, el que abrió el camino de la victoria al Atlético. Pero no del todo. Fue sobre todo la insistencia rojiblanca en buscar el triunfo en un partido que ke había salido espeso. No estaban especialmente inspirados los rojiblancos, les costaba llegar a la portería de Jaume.

Lemar, titular por eliminación para dar descanso a los de siempre, se convirtió durante gran parte del partido en la gran amenaza rojiblanca. Un disparo con la derecha desde fuera del área fue la gran ocasión del Atlético en la primera mitad. Esos eran los minutos más oscuros, en los que al Atlético, sin sus principales referencias ofensivas, le costaba disfrutar del partido.

Luis Suárez está afectado por el Covid-19 y Joao Félix y Carrasco disfrutaban de unos minutos de descanso en el banquillo. El portugués fue la primera opción del Cholo para cambiar el partido. Entró en el comienzo del segundo tiempo por Lodi. La frustración incluso le llevó a ganarse una tarjeta amarilla por intentar tapar con la mano un saque de banda de Correia después de que se le escapara un control junto a la línea. Pero su aportación fue decisiva para cambiar la orientación del Atlético en el partido.

Los rojiblancos tienen ahora varias referencias. Ya no depende sólo de Oblak para salir vivo de los partidos y cuando tiene la pelota todos miran a Koke, convertido por fin en el faro que siempre se esperaba, y en Joao Félix. Con el portugués en el campo, sus compañeros saben que tienen alguien a quien entregarle la pelota para mejorar sus posibilidades.

Y a él se suma Carrasco. Con él, el equipo fue otra cosa. Por su banda apareció el gol, en una llegada hasta la línea de fondo y tras un pase atrás que remató Lato sin querer para decidir el partido. El belga disfruta de su mejor momento en el Atlético y su equipo lo aprovecha.

Lo intentó más veces, siempre con la portería en la cabeza, llegando adonde los demás no alcanzan. Carrasco le ha añadido el trabajo a su calidad y la madurez del que va y vuelve de China y toma conciencia de cuál es el lugar para su fútbol.

El Atlético vivió el partido por momentos, con despertares repentinos que anulaban la iniciativa del Valencia. El equipo local amenazó con un disparo de Racic pegado al poste y con un remate involuntario de Lemar que hicieron trabajar a Oblak. Sin demasiado esfuerzo, el guardameta esloveno volvió a sumar un partido con la portería a cero.

Después de esos dos avisos fue Jaume el que tuvo que trabajar. Llorente amenazó con un disparo con la izquierda en los minutos finales de la primera mitad y Lemar desperdició la oportunidad más clara para los rojiblancos. Wass desvió su remate cuando Jaume estaba fuera de la portería. No tardó mucho en cambiarlo Simeone, empeñado en integrarlo en la máquina rojiblanca. Intenta darle los partidos necesarios para que se convierta en uno más sin que pesen los millones que el Atlético pagó por su traspaso.

El Atlético puede perder el acierto, pero no la fe ni las ganas. El ejemplo es Koke, que animaba a Carrasco después de una pérdida de balón por un cambio de orientación que se fue a ninguna parte. El capitán anima y el equipo sigue.

El Valencia era incapaz de dar una respuesta a los ataques del Atlético de Madrid, que mantiene el discurso del partido pero mira mucho más allá. Hay pocos equipos tan fiables como él en el campeonato y vuelve a compartir liderato con la Real Sociedad, aunque los rojiblancos tienen un partido menos.

Simeone no cambia el mensaje, pero su objetivo este año es diferente. Por fin se siente en condiciones de luchar por todo.