Hípica
El ángel de la guarda de Carmen Bernal
Aitana Gómez es la moza de cuadras de Carmen Bernal. "Estre trabajo no es sólo profesional, también sentimental", asegura
Mientras los aplausos celebran los recorridos sin falta hay una figura que no se lleva ovaciones: el mozo de cuadra. Aitana Gómez es la de Carmen Bernal, una de las grandes promesas del Salto nacional.
"Llevo toda mi vida volcada al mundo del caballo", apunta. Estudió auxiliar de veterinaria en la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, obtuvo los títulos de Técnico Deportivo y ejerció como profesora y encargada de una cuadra durante años. Luego su carrera cambió de rumbo: "Estuve durante un año en Villa Equus con Beatriz Ferrer-Salat, centrándome más en la competición deportiva hasta día de hoy".
El día a día de un mozo de cuadra dista mucho de ser monótono. En competición, la jornada arranca temprano y con una precisión casi quirúrgica para llegar a tiempo a todo. "A primera hora pienso, heno y limpieza. Si corren a primera hora o hay inspección veterinaria, hay que organizarlo todo y dejar a los animalitos bien limpios y guapos", explica. A lo largo del día se suceden los repasos, las diferentes tomas de heno y pienso, las pruebas y los cuidados posteriores a la competición. "Termina la jornada con un repaso de cuadras, heno, pienso, agua, paseíto, vendas de descanso, mantitas si el tiempo lo requiere y hasta el día siguiente".
En casa, el ritmo baja un poco: "La rutina es más tranquila, con trabajo según el planning de Samuel Oliva, caminador y dejar todo el material y los vehículos bien limpios y organizados tras los concursos". El trabajo de Aitana no es sólo profesional, también es emocional. La conexión con Carmen Bernal transciende el plano laboral: "Nuestra relación ya es familiar. Son muchos concursos y campeonatos juntas. Es como mi hermana pequeña".
Ese vínculo es importante, especialmente cuando llegan los momentos de presión. Antes de que Carmen salga a pista, Aitana cumple con un ritual: "La ayudo a calentar de la mano de Samuel, revisar todo el equipo y, sobre todo, que Carmen esté tranquila y concentrada”. Y al volver, da igual el resultado: "Siempre una chuche para las yeguas o el caballo; lo primero que hacen es buscarme el bolsillo. Si no ha salido como esperábamos, un poco de consuelo y ánimos para la siguiente".
El momento más emocionante fue "el Campeonato de España del año pasado, en el desempate con Kiana, fue pura adrenalina y emoción". Para un entorno tan exigente, no vale cualquiera. "Hay mucha devoción. En este mundo hay que darlo todo y estar al 200 por ciento. Es interés, trabajo y, sobre todo, conocimiento de todo lo que envuelve porque no es sólo preparar el caballo: es alimentación, vitaminas, un poco de veterinaria, transporte… y ser un poco buscavidas, porque nunca sabes qué te puedes encontrar".
Manías pocas y metodo, mucho: "Dejo todo el equipo de cada caballo preparado en su puerta o en un perchero, dorsales sobre todo, y la mochila de pista siempre con chuches, azúcar, protectores y 300 cosillas más, por si acaso". Y el que quiera subirse a este mundo que tome nota: "Formación, paciencia y muchas horas de trabajo. Nada en esta vida es regalado. Si el trabajo y esfuerzo son constantes, se consigue".