Baloncesto

Llull, el mito del Real Madrid y la Euroliga que se concede otro baile en su octava Final Four

El capitán blanco sigue siendo decisivo a los 34 años y buscará ante el Anadolu Efes su tercer título en su quinta final con la camiseta del Real Madrid

Sergio Llull, en un momento de la semifinal de la Euroliga ante el Barcelona
Sergio Llull, en un momento de la semifinal de la Euroliga ante el BarcelonaDarko VojinovicAgencia AP

Yabusele, uno de los nuevos fichajes del Real Madrid esta temporada, reconoce que ha hablado con Llull para que le ayude a preparar la final de esta tarde. «Siempre intento aprender de la gente que tengo alrededor», añadía el francés, al que nadie mejor que el capitán le puede explicar cómo es jugar una final con la camiseta blanca. El de Mahón, a sus 34 años, quiere una tercera Euroliga, y con Felipe Reyes ya retirado, levantarla él mismo entre el confeti en el parqué del Stark Arena de Belgrado. Sergio ya es un mito del Real Madrid sin necesidad de haberse retirado, por su capacidad para representar los valores del club sobre la pista y por la conexión con la grada. Termina contrato este mes de junio, pero las dos partes quieren seguir y no habrá muchos problemas para firmar la renovación.

Antes de pensar en eso, está por delante la final de hoy ante el Anadolu Efes, uno de esos días en los que Llull se encuentra en su hábitat natural. Como en la semifinal ante el Barcelona, donde anotó el triple que daba comienzo a la escapada del Madrid en el marcador, y también la última canasta en juego del choque, cuando el balón quemaba en las manos. El número «23» es el gran protagonista de las pesadillas de los rivales en los últimos tiempos, especialmente de los hinchas del Barcelona, que no descansarán tranquilos hasta que anuncie su retirada. Un temor que ya dura 15 años, que son los que se acaban de cumplir desde que firmó su primer contrato con el Madrid a los 19 años. Venía de Manresa y pocos podían imaginar en lo que se iba a convertir aquel joven con físico portentoso y mucho descaro. Ahora ya tiene 34 ha pasado por lesiones graves, lleva barba y es padre de familia. En la pista ha tenido que cambiar algunas cosas de su juego y reducir un poco los minutos, pero lo que no cambia es su instinto asesino en el tiro cuando el reloj aprieta. Laso siempre repite que no tiene ni una sola razón para dudar de él y que nunca lo ha hecho, ni siquiera cuando, tras muchos meses lesionado, le costó recuperar la forma y el feeling en el lanzamiento. Reconocía a este periódico el técnico que en los últimos meses de la baja de su estrella por la rotura de ligamentos «hasta los árbitros» le preguntaban «cuándo iba a volver Llull a las pistas». Había expectación por verlo de nuevo porque se trata de un jugador especial.

La de Belgrado es su octava participación en una Final Four de la Euroliga, donde está a sólo 12 puntos de convertirse en el máximo anotador (sin contar la época en la que esta competición estaba en manos de la FIFA). Con las tres asistencias que dio frente al Barcelona llegó a las 56 de el Chacho Rodríguez y está a tres de las 59 del enorme Papaloukas. Llull jugará además su quinto partido por el título, lo mismo que Rudy Fernández, el otro gran veterano incombustible del vestuario blanco.

El Real Madrid parecía hace un mes en una crisis brutal que iba a llevarse por delante la era de Laso en el banquillo y todo ha terminado alcanzando una nueva final de Euroliga y trasladando todas las dudas al proyecto millonario del Barcelona, donde Jasikevicius terminó la noche del jueves criticando abierta y duramente a sus jugadores. La de Belgrado será la trigesimosegunda final desde que Laso se sienta en el banquillo, unos números para los que asegura no tener una fórmula infalible. «No tengo esa poción mágica. Yo creo mucho en el trabajo del equipo y en su crecimiento. Es mi manera de ser y mi filosofía como entrenador. En la semifinal estuve muy tranquilo porque el trabajo ya está hecho. A los jugadores les pido cosas en septiembre que muchos meses después van a servir para ganar estos partidos», explicaba el entrenador. «Sabemos del legado y de la tradición de lo que significa el Real Madrid. Es un equipo histórico. Como entrenador me siento muy orgulloso de que esa historia se escriba cada día», decía sobre la capacidad del club para repetir finales europeas tanto en fútbol como en baloncesto. Este curso será la quinta vez que las dos secciones lleguen al choque por el máximo título europeo, una coincidencia que se dio en 2018 y las dos acabaron ganando. Allí, también en Belgrado, estuvo Llull, que hoy buscará su título número 23 con la camiseta con la que quiere seguir para siempre, aunque sea de utillero.