
Vuelta a España 25
Jay Vine tapa el ruido dentro de UAE con otra victoria en la Vuelta
Castrillo se queda al borde del triunfo y Vingegaard, sin esfuerzo, recupera el maillot rojo

Por la mañana todo era ruido en el hotel del UAE; por la tarde, besos y abrazos. La polémica por la salida del equipo de Juan Ayuso quedaba oscurecida por la victoria de Jay Vine en la subida a Larra Belagua. El australiano consigue su segunda victoria, la cuarta del equipo emiratí en la Vuelta.
Vine ganó y dejó con las ganas a Movistar, que sigue buscando su primera victoria en una grande esta temporada. Los telefónicos mandaron por delante a Castrillo y a Romo, que intentaron moverse para despistar a Vine. Fue Castrillo el que lanzó el ataque definitivo, recordando sus dos triunfos del año pasado en la Vuelta. Tenía marcadas dos etapas el corredor jacetano, la de Cerler y la de Larra Belagua, que le quedaba aún más cerca de casa. «Había que estar atentos, era una subida de mucha fatiga, pero nos han faltado piernas», reconocía.
Por algo luce Vine el maillot de mejor escalador de la carrera. Era una cuestión de tiempo, de que Pablo madurara y de que él encontrara su momento mientras por detrás Almeida intentaba endurecer la carrera al ritmo que le marcaba Ayuso. El español quiso desmentir el comunicado de despedida de UAE con las palabras y con los pedales. Hizo un tramo en cabeza del grupo de favoritos hasta que se apartó para que otros con más piernas continuaran el trabajo.
Al paso por los pueblos se mezclaban las banderas palestinas y las pintadas de «Fuck Israel» y «Netanyahu, asesino» con otras de apoyo Mikel Landa o a Txente García Acosta. El director de Movistar es de la zona y creador de la frase «la fuga de la fuga», que también se podía leer sobre el asfalto. Eso es lo que intentó Castrillo, rematar la fuga de la fuga. Pero Vine tenía mejores piernas. «Ganar es una sensación increíble», dice.
Algo así debe de sentir Jonas Vingegaard, que ha recuperado el maillot rojo, ahora ya con intención de conservarlo hasta Madrid. El noruego Traeen ya no dio para más en la subida a Larra Belagua y las guerras en el UAE le hacen el trabajo más sencillo al tener que ocuparse sólo de Almeida y no del portugués y de Ayuso. «Para mí es más fácil tener que controlar sólo a uno», asegura. Para los demás es muy complicado romper el ritmo de Jonas Vingegaard.
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