Polémica

La Policía separa a manifestantes propalestinos e israelís en el recorrido de la Vuelta en Madrid

La última etapa de la competición se está desarrollando en un clima tenso y con mucha seguridad

MADRID, 14/09/2025.- Cientos de personas protestan por la situación de Palestina en el Paseo de la Castellana, este domingo, durante la última etapa de la Vuelta a España que se disputa entre las localidades madrileñas de Alalpardo y Madrid, con un recorrido 103,6 Km.- EFE/ Rodrigo Jiménez
Última etapa de La Vuelta a España en MadridRodrigo JiménezAgencia EFE

La Vuelta Ciclista a España baja hoy el telón en Madrid con el triunfo final de Jonas Vingegaard, pero lo deportivo quedó inevitablemente atravesado por la agitación social y política que ha acompañado a la carrera desde su inicio. La tradicional última etapa, concebida como un paseo triunfal del campeón y una fiesta del ciclismo en la Castellana, se vivió bajo un ambiente inusualmente tenso, con protestas constantes contra la participación del equipo Israel-Premier Tech y un despliegue policial sin precedentes.

Una Vuelta polémica

Desde Bilbao hasta Galicia, pasando por enclaves simbólicos como la Bola del Mundo, los reclamos contra el equipo israelí han estado presentes día tras día. Madrid no fue la excepción: banderas palestinas, pancartas y cánticos acompañaron a los ciclistas. La tensión fue palpable en el ambiente, vigilado de cerca por 1.100 agentes de Policía y 400 de la Guardia Civil, desplegados de manera extraordinaria por la Delegación de Gobierno. En el centro del Madrid, la policía ha tenido que separar a manifestantes con banderas palestinas de manifestantes con banderas de Israel.

La organización, además, introdujo un cambio en el recorrido: recortó cinco kilómetros, eliminando el paso por Aravaca, oficialmente por “motivos de circulación”, aunque la decisión fue interpretada por muchos como un intento de minimizar riesgos y evitar tramos más difíciles de controlar.

El Gobierno, a favor de las protestas

El trasfondo de la polémica excedió lo estrictamente deportivo y se trasladó al terreno político. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo una referencia explícita al contexto de la Vuelta en un acto este mismo domingo. Recordó que la carrera concluía en Madrid y expresó su “reconocimiento y respeto absoluto a los deportistas, pero también nuestra admiración a un pueblo como el español que se moviliza por causas justas como la de Palestina”. Sánchez aprovechó su intervención para criticar a la oposición, a la que acusó de silencio frente a “la barbarie de Gaza”: “Tienen menos ideas que educación, pero en este contexto tan complejo en lo internacional, España hoy brilla como ejemplo y como orgullo”.

Las palabras del presidente se sumaron a otras voces que, desde diferentes partidos, respaldaron las protestas. Ernest Urtasun, ministro de Cultura y portavoz de Sumar, celebró en Girona las movilizaciones que se han visto a lo largo de la Vuelta, a las que definió como una respuesta ciudadana contra “la mayor atrocidad del siglo XXI”. En sus declaraciones, fue aún más contundente: “Lo que tendría que haber ocurrido es que Israel no debería haber participado en la Vuelta Ciclista a España”.

Urtasun elogió además la labor de las Fuerzas de Seguridad, que lograron mantener la integridad de los ciclistas sin impedir la expresión de los manifestantes: “Están haciendo perfectamente compatible la seguridad de los corredores con las protestas”. Pero no se limitó al ciclismo: también mencionó la polémica sobre Eurovisión, instando a que se explore la expulsión de Israel del certamen. Y en caso de no lograrse, pidió que España se sume a los países que ya han anunciado que no participarán si Israel acude.

Por su parte, dirigentes de IU, Podemos y Más Madrid alentaron la participación en las protestas de hoy en la capital, llamando a movilizarse “por el fin del genocidio del pueblo palestino”. Ese apoyo político ha contribuido a que la Vuelta, una de las tres grandes carreras del calendario ciclista internacional, se convirtiera en altavoz de un conflicto global y en escenario de una confrontación simbólica sobre los derechos humanos.

El ciclismo español, acostumbrado a que la última etapa de la ronda sea una fiesta popular, se encontró con una imagen distinta: un pelotón custodiado de cerca, un público dividido entre el entusiasmo por ver a sus ídolos y la indignación por la situación en Gaza, y una ciudad en alerta máxima. Asi, la edición 2025 de la Vuelta será recordada como una de las más extrañas y polémicas de las últimas décadas.