Vuelta a España

Jay Vine o cuando se confuden realidad y ficción

El ciclista australiano logra en el Collau Fancuaya su segunda victoria en esta Vuelta

El australiano Jay Hinde celebra su victoria en el Pico Jano en la sexta etapa de La Vuelta a España 2022 LUIS ANGEL GÓMEZ / SPRINTCYCLING 27/08/2022
El australiano Jay Hinde celebra su victoria en el Pico Jano en la sexta etapa de La Vuelta a España 2022 LUIS ANGEL GÓMEZ / SPRINTCYCLING 27/08/2022LUIS ANGEL GÓMEZ / SPRINTCYCLING / UNIPUBLICLUIS ANGEL GÓMEZ / SPRINTCYCLING

El confinamiento forzoso en 2020 permitió que mucha gente descubriera capacidades que tenía ocultas. A algunos les dio por la repostería; a otros por el bricolaje. Y a unos cuantos más por participar en las carreras de ciclismo virtual, competiciones en las que los amateurs pueden cruzarse con los profesionales por las carreteras sin salir de casa.

Uno de esos locos del rodillo es Jay Vine, el ganador de la competición organizada en 2020 por Zwift, una de las plataformas de más éxito en el ciclismo virtual y que iba acompañada de un puesto en el equipo Alpecin para la temporada siguiente. No era el camino marcado para el ciclista australiano, que hasta entonces competía como amateur en su país.

Tenía 25 años ya cuando pasó a profesionales en 2021 y con 26 acaba de ganar su segunda etapa en la Vuelta. Las dos en las mismas condiciones, en cimas inéditas con condiciones meteorológicas poco favorables. Pero nada parece alterar el ritmo de Vine cuando arranca. Está acostumbrado a rodar en solitario –son muchos kilómetros de ciclismo virtual– y sólo mira el potenciómetro para marcar su ritmo. Nunca mira hacia atrás, tampoco hacia delante. Hunde la cabeza en el manillar y camina hacia la meta.

Vine descubrió una nueva forma de correr, en el calor del salón de casa, y la ha trasladado a la humedad de las montañas asturianas y a las lluvias de las cimas cántabras. Sin que se le alteren las pulsaciones.

No respeta nada Vine, que se marchó cuando se esperaba la explosión de Mikel Landa. Siempre se espera la explosión de Mikel, al que ya sólo le queda la ilusión de una victoria parcial en esta Vuelta.

Se metió en una escapada cargada de nombres importantes, como Pinot, Taaramae y Marc Soler. Todos ganadores de etapa en grandes vueltas, pero no con las expectativas que genera Landa. Fue el heredero de Contador después de ser el único ciclista que estuvo a su altura en el Giro de 2015, la última grande que ganó Alberto, pero tuvo que trabajar para Aru. Fue tercero en aquel Giro, puesto que ha repetido esta temporada, pero le falta confirmar en España lo que hace en Italia. Y, de momento, sigue sin conseguirlo, aunque eso no le impide ser el líder de una religión ciclista, el landismo, que se alimenta sólo de la esperanza y de la fe.

Cuando Vine atacó, Landa fue reculando hasta que llegó el momento en que el grupo de los escapados se confundió con el de los favoritos.

Al final Mikel fue devorado por las piernas de los que tienen el día 11 de septiembre marcado en el calendario con el color rojo de la ambición. El día que la carrera llega a Madrid.

Pero ninguno de ellos tiene las piernas tan frescas como Evenepoel. El belga parece no sufrir en las ascensiones, no cambia el gesto. Le da igual que marque el ritmo alguno de sus compañeros que asumir él la responsabilidad cargando a la espalda con Mas y con Roglic, sus dos grandes rivales para la general final. O eso parece.

Evenepoel muestra respeto siempre a sus rivales. «Roglic es un tres veces ganador de la carrera, y de manera consecutiva. Para mí es un honor luchar con él. Enric Mas es uno de los mejores en carreras por etapas y es un honor estar con él», dice Remco. Pero cuando la carretera se pone golosa, Roglic aguanta su rueda y los ataques de Mas, aunque ocurran a unos pocos metros de la meta, acaban provocando una respuesta más fuerte del belga. Evenepoel aguanta el maillot rojo y no parece que quiera soltarlo.

Les Praeres, una escalera al infierno

La pendiente media de la subida a Les Praeres es del 12,9 por ciento. Una escalera hacia el infierno que los ciclistas tendrán que afrontar después de cuatro puertos, dos de tercera, uno de segunda y otro de primera. Otra oportunidad para los aventureros, aunque Evenepoel y su equipo no están dispuestos a ceder mucho terreno antes de llegar al tramo decisivo. «El equipo mostró fortaleza y demostró ser un gran conjunto. Controlamos muy bien la etapa. No queríamos dejar más de cuatro minutos y así lo hicimos», explicaba el líder de la carrera después de la etapa. «Lo hicimos bien, estoy muy motivado por el rendimiento en la etapa de hoy», añadía. Después del ascenso a Les Praeres espera la contrarreloj, terreno propicio para que Evenepoel marque territorio y distancias con sus perseguidores. Terreno para medir si Roglic sigue dominando contra el crono.