Selección Española

El agujero de Piqué

La retirada del central del Barcelona de la selección ha dejado un hueco al lado de Luis Enrique que no se ha podido llenar

Gerard Piqué, en el Mundial de Rusia con España / Efe
Gerard Piqué, en el Mundial de Rusia con España / Efelarazon

Sergio Ramos abandonó la concentración de la selección por unas molestias musculares que hacen recomendable que permanezca inactivo algunos días y España se queda huérfana. Hubo rumores antes de la primera lista de Luis Enrique que hablaban del fin de la carrera del capitán de la selección en la Roja. Si Luis Enrique quería ser la única voz en el vestuario, Ramos era su mayor competencia. Pero su presencia ahora se hace más necesaria que nunca. Porque el técnico necesita un apoyo para la reconstrucción, una conexión con la tradición ganadora de España y la marcha de Piqué tras el Mundial lo ha dejado solo.

Gerard se fue harto de ser el centro de todo lo que sucedía alrededor de la selección, de que se cuestionara su presencia, su españolidad y su compromiso a cada momento. Y dejó un gran vacío mediático que ha llenado en los últimos meses Jordi Alba con sus ausencias y su regreso y, sobre todo, un gran vacío futbolístico.

Piqué y Ramos fueron durante muchos años una de las mejores parejas de centrales del mundo. Un seguro protegido por Busquets y Xabi Alonso por delante y una barrera para Casillas. Pero ya sólo queda Busquets de todos ellos. Luis Enrique ha ido rotando defensas, obligado por lesiones, como la de Carvajal, o por convicciones del seleccionador, como la ausencia de Jordi Alba. Y Nacho, que era el habitual compañero de Ramos en el centro de la defensa, fue descartado por el técnico asturiano antes de lesionarse contra el Celta.

España ha perdido ya la costumbre de nombrar su defensa de memoria y tampoco tiene a nadie capaz de hacer milagros por detrás. David de Gea es un año detrás de otro elegido el mejor jugador del Manchester United y el mejor portero de la Premier. Pero todo cambia cuando llega a la selección. El Mundial lo dejó tocado y no parece haberse recuperado cuando se pone el escudo de la Federación. Se marchó de Rusia con una sola parada en sus estadísticas y en Croacia se le volvió a notar indeciso. No se atrevió a salir del todo en la jugada del primer gol, se quedó a medio camino, y Kramaric pudo elegir la manera de marcar. En el tercero, su despeje llegó a los pies de Jedvaj, aunque la culpa más que suya fue de la defensa, menos atenta al rechace que el lateral croata.

El debate sobre la portería fue una constante en los últimos años de Casillas con la Roja. Del Bosque habló de «dulce transición», pero ha sido de todo menos dulce para David. La sombra de Iker, quizás, era más alargada de lo que parecía.