Historias del balón
Así fue el partido de fútbol más violento de la historia que inspiró las tarjetas
La llamada “Batalla de Santiago” tuvo lugar en el Mundial de 1962. El encuentro entre Chile e Italia fue una batalla campal en el que varios futbolistas resultaron lesionados de gravedad.
Los Mundiales de Fútbol han dejado para la historia grandes partidos, jugadas memorables, goles inimaginables pero también polémicas y, en algunas ocasiones, espectáculos lamentables. Este es el caso del encuentro entre Chile e Italia en la Copa del Mundo de 1962 que, por su violencia, pasaría a la historia con el sobrenombre de “La Batalla de Santiago”.
Se conoce como Batalla de Santiago el partido jugado entre las selecciones de Chile e Italia, el 2 de junio de 1962 en el Estadio Nacional de Santiago durante la Copa Mundial de Fútbol. Fue un encuentro muy violento en el que la Policía tuvo que intervenir en 4 ocasiones. El partido terminó con dos jugadores italianos expulsados. Chile ganó por 2 a 0 y se clasificó a los cuartos de final. Pero más allá del resultado el partido quedó para la historia como uno de los espectáculos más dantescos vividos en un terreno de juego.
El artículo que desencadenó la furia
La rivalidad entre estos dos conjuntos nació poco antes del comienzo del torneo, cuando el periódico Il Resto del Carlino publicó un artículo muy crítico hacia el país sede. El titular era: «Santiago, el confín del mundo: La infinita tristeza de la capital chilena». En uno de los párrafos se podía leer: “Esta capital es el símbolo triste de uno de los países subdesarrollados del mundo y afligido por todos los males posibles: desnutrición, prostitución, analfabetismo, alcoholismo, miseria... Bajo éstos aspectos Chile es terrible y Santiago su más doliente expresión, tan doliente que pierde en ello sus características de ciudad anónima”.
Pero añadiría más. El reportaje también mencionaba que «los teléfonos no funcionan, los taxis son tan raros como los maridos fieles, un cable a Europa cuesta un brazo y una pierna y una carta tarda 5 días en llegar». El ofensivo artículo ponía además en duda la elección del país anfitrión: «Chile es un país pequeño, orgulloso y pobre. Accedió a organizar esta Copa Mundial de la misma forma que Mussolini accedió a enviar a nuestra fuerza aérea a bombardear Londres. La capital tiene 700 habitaciones de hotel. Barrios enteros han sido entregados abiertamente a la prostitución. Este país y su gente están orgullosamente miserables y retrasados».
Este texto provocó una gran indignación entre los chilenos, que juraron defender a su país y hacer sentir una gran hostilidad a los italianos en el choque mundialista. Para intentar calmar un poco los ánimos, los jugadores europeos lanzaron ramos de claveles blancos a las tribunas cuando saltaron al campo pero de poco sirvió. Los ánimos no se enfriaron y los hinchas respondieron con una intensa pitada devolviendo la flores al césped.
El partido comenzó y de inmediato se notó el estilo de juego «a la italiana», con una presión constante y a ratos violenta. La primera falta se produjo tan solo a los 12 segundos de juego. A los siete minutos, un violento golpe del delantero Giorgio Ferrini al chileno Honorino Landa provocó la primera expulsión.
Ferrini se negó a abandonar la cancha, lo que motivó la intervención de personal de Carabineros de Chile, procediendo a su arresto. Los minutos continuaron y el despliegue de juego violento no cesó, acompañado de constantes conatos de bronca entre los jugadores de ambas selecciones, según cuentan las crónicas de aquel partido. En el minuto 38 del primer tiempo se produciría el enfrentamiento más recordado de la jornada. Leonel Sánchez desborda por el costado izquierdo de la cancha siendo marcado por Mario David, provocando la caída al piso de Leonel. Mientras el chileno está en el suelo, David golpea repetidamente el balón y, de paso, a Sánchez lo que provoca su furia. Leonel Sánchez se levanta y propina un golpe con su puño izquierdo a David. Ninguna de las dos acciones es sancionada por el juez Aston.
El resumen del partido es simple: arbitraje muy favorable al local, golpes, puñetazos, patadas, dos italianos expulsados, carabineros en el terreno de juego y triunfo final para los rojos por 2 a 0, aunque el resultado fue lo de menos.
Cuando semanas después la cinta del partido fue exhibida por la BBC, el presentador David Coleman sólo señaló: “Buenas noches, el juego que usted está a punto de ver es, posiblemente, la más estúpida, horrible, repugnante y vergonzosa exhibición de fútbol de la historia”.
Un cambio revolucionario para el fútbol
Sin embargo, este partido que pasaría a la historia como uno de los episodios más vergonzantes del deporte rey, traería consecuencias que cambiarían el fútbol para siempre. Allí estaba Ken Aston, un árbitro que después aportaría una herramienta revolucionaria al fútbol, según narra la propia FIFA en su página web.
En aquel partido de la fase de grupos de la Copa Mundial de la FIFA Chile 1962, los anfitriones se enfrentaban a Italia y lo que se vio en el campo fue casi una batalla campal. Cuatro años más tarde Aston presenció, ya como Presidente del Comité de Árbitros, otro bronco partido entre Inglaterra y Argentina en la cita mundial de 1966. Ese otro caldeado encuentro hizo reflexionar a Aston: los árbitros necesitaban un medio para poder comunicar sus decisiones.
Durante un paseo por Londres, Aston vio cómo un semáforo cambiaba de ámbar a rojo. Y, en ese preciso momento, nació la idea de las tarjetas rojas y amarillas, que se implantaron cuatro años después en la Copa Mundial de México 1970.
✕
Accede a tu cuenta para comentar