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FC Barcelona

Barcelona-Rayo (0-1): Con Xavi, igual que con Koeman

Los vallecanos ganan en el Camp Nou con un gol de Álvaro García

Álvaro García celebra su gol junto a Fran García y a Nteka
Álvaro García celebra su gol junto a Fran García y a NtekaJoan MonfortAgencia AP

Xavi llegó al banquillo del Barcelona después de que el Rayo forzara el despido de Koeman en Vallecas para cambiar la vida de los azulgrana, para recuperar los valores futbolísticos del club. Esos que exhibió en la goleada en el Bernabéu y que han desaparecido desde entonces.

El único argumento del Barcelona para buscar el empate fue el empuje, las ganas de llegar a la portería de Dimitrievski. Y tardaron en aparecer. No lo hicieron hasta la mitad de la segunda parte, cuando se decidieron a rodear el área rayista.

Pero el Rayo resistió, demostrando que es algo más que un equipo bonito. Jugó con el tiempo y supo adaptarse al asedio azulgrana cambiando el sistema para jugar con cinco defensas que, en ocasiones, eran seis.

La conexión entre Isi y Álvaro García encontró el gol a los siete minutos de partido y enseñó las debilidades defensivas del Barcelona. Isi recibió la pelota de cara, como le gusta, y encontró un hueco a la espalda de la defensa azulgrana. Dest persiguió a Álvaro, que era el extremo de su lado, pero no encontró ninguna ayuda de sus centrales mientras Álvaro corría hacia su espacio.

No mejoraban las cosas por delante para el Barcelona. Sólo Gavi existía en el centro del campo y el único delantero parecía Dembélé. Todo lo que hacía el Barcelona pasaba por ellos dos.

Gavi sostenía el centro del campo en defensa y llegaba con claridad al ataque. Parece mentira que aún no haya cumplido los 17. No le pesa el escenario ni la responsabilidad y suyo fue el disparo más peligroso del Barcelona, un remate al larguero que terminó en un gol de Ferran Torres anulado por fuera de juego.

Es lo único que se vio del fichaje más caro del mercado de invierno. Estuvo tan desaparecido como Aubameyang, por algo los dos fueron sustituidos en la segunda mitad. Pero las soluciones que tenía en el banquillo tampoco los mejoraban. Entró Luuk de Jong para aprovechar su juego aéreo, pero lo único que remató fue la cabeza de Isi en un intento de chilena que acabó con una tarjeta amarilla para el neerlandés.

Con él entró Adama en el campo. El internacional español demostró su capacidad física y su desborde, pero le cuesta más cuando el juego exige precisión. Cuando le toca centrar la pelota no siempre va a donde debe. Lo mismo que le sucede a Dembélé. Pero los dos estuvieron cerca del empate. A Adama le negó Dimitrievski el gol, desviando a córner su disparo. El de Dembéle lo evitó Catena sobre la línea de gol cuando el portero estaba fuera de sitio.

Terminó reclamando el Barcelona un penalti de Catena a Gavi, un empujón claro en el área que no borra el desastre del juego azulgrana. Tampoco era una garantía. En la ida, en Vallecas, Memphis falló un lanzamiento desde los once metros que tuvo tanta culpa del despido de Koeman como el gol de Falcao.

Se acaba pareciendo más el Barça de Xavi de lo que le gustaría al Barça de Koeman. El juego de precisión deja paso en demasiadas ocasiones al juego directo. Busquets y Frenkie de Jong apenas tienen trascendencia en el juego y, sin Pedri al lado, Gavi se siente demasiado solo.

Echa mucho de menos el Barcelona al canario. No encuentra un futbolista que defina tanto su juego como él. Se le suele comparar con Iniesta, pero su trascendencia en el juego sólo es comparable a la que tenía Xavi en el césped. El estilo lo marcaba el actual entrenador azulgrana y sin Pedri no tiene a nadie que haga eso por él.

El Rayo aún tuvo tiempo para buscar el segundo, pero el remate de Pathe Ciss se fue al poste. El Barça acumula tres derrotas consecutivas en su estadio. Con Xavi, igual que con Koeman.