Champions

El Bayern hace más sangre, deja al Barcelona sin excusas y le muestra su realidad (0-3)

Los alemanes vuelven a ganar a los azulgrana como quieren. Mané y Choupo-Moting sentencian al equipo de Xavi, tan esforzado como impotente

Lewandowski, tan impotente como el resto del Barcelona ante el Bayern Múnich
Lewandowski, tan impotente como el resto del Barcelona ante el Bayern MúnichJoan MonfortAgencia AP

El Barcelona le puede dar las vueltas que quiera, buscar excusas: que si en Múnich merecieron más, que si el árbitro de Milán... Pero después llega el Bayern y le muestra la realidad: que es un equipo más hecho, más físico, mejor, en definitiva. Que el Barcelona ahora va a jugar la Europa League porque es nivel que tiene. En esta ocasión se puede apelar al palo que supuso salir al campo sabiendo que ya estaba eliminado, que es difícil afrontar un partido así, pero la sensación es que hubiera dado lo mismo.

Porque cada partido los últimos años entre los azulgrana y los alemanes da la misma impresión: como cuando un padre juega con su hijo y abusa de él, por muchas filigranas que este intente hacer. Siempre parece que los del Bayern son más fuertes y corren más haciendo menos esfuerzo. No tardó Mané en encontrar el hueco a la espalda de Bellerín y resolver con calidad ante Ter Stegen. El lateral fue titular y no tuvo una noche feliz, porque en el tanto de Choupo-Moting también fue él el que rompió el fuera de juego.

Abusó de nuevo el Bayern de un equipo demasiado inocente que en la primera parte no contabilizó ni un remate a portería ni fuera, sólo uno bloqueado por la defensa. Hacía una cosita buena por aquí, se esforzaba De Jong por acá o le salía el regate a Dembélé, pero el Bayern lo arreglaba silbando y cuando salía era para golpear de verdad, con fuerza, para hacer daño. No es una cuestión de jugar con tres centrocampistas o con cuatro, con extremos o con carrileros. Nada de eso importa cuando parece que juegan hombres contra niños; cuando el trauma de la Champions está en la cabeza de los barcelonistas; y Lewandowski, por ejemplo, pasa de ser un ogro vestido como el Bayern a ser un futbolista del montón con la zamarra azulgrana en este tipo de duelos. Para colmo, el VAR anuló un penalti que le habían pitado a favor, de De Ligt al polaco, pero el defensa había llegado antes a la pelota. Ya tenía el público con quién tomarla. Una afición, por cierto, de diez, pese a asistir a un funeral. Después, la tecnología también anuló el tercero, de Gnabry, por fuera de juego.

El esfuerzo de los chicos de Xavi no es suficiente porque el entusiasmo sólo era superado por la impotencia. Lo intentó el Barcelona, siempre con el riesgo de quedar descubierto y volver a ser abierto en canal. Pavard marcó el tercero y puso la puntilla en la última acción del encuentro.