
Fútbol
Güler, sobre su relación con Mbappé: "A veces antes de los partidos nos decimos, 'hoy podríamos hacer esto'"
El joven futbolista del Real Madrid se ha confesado sobre su relación con Carlo Ancelotti, con Xabi Alonso y con el delantero francés

“Si Xabi Alonso me pide ser portero, me compro unos guantes”, ha asegurado Arda Güler, en una entrevista en “Le Equipe”. Tal es su confianza en el entrenador madridista y en cómo puede impulsar su carrera y al equipo blanco. En un mundo de egos que no quieren moverse de su sitio Güler se define con una naturalidad casi ingenua: obediencia, humildad y hambre.
El turco, que llegó al Real Madrid con fama y demasiadas expectativas para su edad, ha entendido que en un club así no basta con tener talento: hay que estar dispuesto a ganarse el sitio, a adaptarse y esperar, como hace un año le enseñó Carlo Ancelotti. “El ruido no es presión, ayuda a mejorar, es como si lo necesitara”, dice.
La relación de Güler y Ancelotti
Desde su llegada, el joven mediapunta ha vivido bajo una lupa que pocos resistirían. En Turquía, su país, cada decisión que le afecta genera un debate nacional. Cuando Ancelotti lo dejó fuera durante gran parte de las dos temporada, las redes ardieron. Pero Güler, lejos de entrar en la polémica, respondió con madurez: “Carlo es uno de los mejores entrenadores de la historia. Cuando no jugaba fue duro, pero alimentó mi ambición.”
Quizá por eso Xabi Alonso lo eligió como una de sus piezas de confianza en el nuevo Real Madrid. El vasco vio en él lo que otros aún dudaban: carácter. “Sé que lo tuyo es instintivo, que eres un guerrero en el campo”, le dijo el primer día, según asegura Güler. En el fútbol de Xabi, de presión alta y mucha movilidad el turco ha encontrado su hábitat natural.
Su relación con el respeto y la jerarquía tampoco son habituales. Cuando habla de Modric, el tono cambia. “Le llamé Luka Abi la primera vez”, confiesa. En Turquía, ese “Abi” es una muestra de reverencia: hermano mayor, maestro. “No podía llamarlo solo por su nombre…”. A diferencia de otros talentos que llegaron creyendo merecerlo todo, Güler se presentó sabiendo escuchar. “Juni Calafat me explicó el plan. Me dijo que el primer año sería difícil, que no podía ser de otra forma. También que venía para la era posterior a Modric y Kroos.” Y lo asumió sin dramatismo.
Las faltas directas
En el campo, sin embargo, su respeto no le impide reclamar espacio. Las faltas directas, por ejemplo, son su nuevo territorio. “Creo que he ganado respeto gracias a los tiros que hacemos al final de los entrenamientos”, dice. Esa rutina diaria, quedarse cuando los demás se marchan, ir puliendo el golpeo hasta que la pelota obedece, es lo que le ha permitido pedir el balón con autoridad. Pero siempre con una condición: “Hay que encontrar el equilibrio entre reclamar cosas y respetar a los demás. Si llega un jugador como Modric y quiere tirar, debes dejarle hacerlo sin decir una palabra.”
Esta temporada, con más jerarquía en el centro del campo, su entendimiento con Mbappé es uno de los grandes atractivos del equipo. “Con Mbappé todo fluye. A veces hablamos antes un poco antes del partido: “Hoy podríamos hacer esto o aquello; otras, basta con una mirada.” El francés baja más al medio de lo que muchos desearían, pero Güler lo defiende: “Hay que dejarle jugar donde quiera. Si baja, es porque entiende lo que el juego necesita. Cuando lo hace, soy yo quien debe ocupar su lugar.
Y pese a su educación, tiene carácter. “Algunos piensan que soy demasiado bueno porque no doy problemas, pero tengo mucha ambición. Lo importante es no intentar ser alguien que no eres.”
Cuando se le pregunta si siente presión por ganar otra Champions, responde con sencillez que no siente que haya ganado una: “No la gané, no era mía. Hay que ir a por otra”. No tuvo minutos en esa competición que encumbró a Vinicius. No busca poseer trofeos, sino merecerlos. Y lo hace pensando en su país, en los niños turcos que lo miran como espejo: “Quiero que los niños de mi país puedan decir: ‘Arda lo hizo, yo también puedo hacerlo”
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