Ciclismo
El gesto de Pogacar que demuestra su superioridad en la Volta
El esloveno, que se impuso en la meta de Montjuïc, ha ganado cuatro etapas además de la general
Tadej Pogacar levantó la mano y marcó un cuatro con sus dedos cuando entró en la meta de Barcelona. Un gesto que se refiere a las cuatro etapas ganadas en la Volta y que demuestra su superioridad en la carrera. Incluso cuando parecía que la pelea era para otros, cuando las ascensiones a Montjuïc hacían ver que algún aventurero sería capaz de llegar en solitario y el mismo Pogacar animaba a su compañero Almeida a que lo intentara. El portugués era la segunda opción del equipo. La primera era Marc Soler. «Estoy muy contento de ganar, aunque no era el plan original. Habíamos decidido que la etapa fuera para Marc Soler. Él ha decidido atacar en el primer ascenso a Montjuïc y ha hecho un muy buen trabajo», explicaba el ganador. «Al final Joao [Almeida] ha puesto un buen ritmo en el ascenso. Ha hecho un muy buen ataque en el último repecho y ha estado a punto de llegar. Hubiera preferido que él hubiera ganado, pero estoy contento de la victoria», añade. Desde que lo hizo Cipollini en 1998 nadie había ganado cuatro etapas en la Volta.
No parecía sobrado al esloveno en esas subidas por el clásico circuito de Montjuïc que servían para poner candado a la Volta hasta el año que viene. Pero Pogacar es especial. Y, aunque no pudo ganar como a él le gusta, con una escapada lejana que nadie sea capaz de seguir, no desprecia una victoria en un esprint reducido.
Pogacar lo ha ganado todo en la Volta, que se ha convertido en algo así como un reto contra sí mismo, una prueba para ver hasta dónde es capaz de llegar sin que nadie sea capaz de competir con él. En el podio, además del maillot de ganador de la general, recibió el de la montaña y el de los puntos. Sólo le faltó el de mejor joven porque ya no tiene edad.
Su dominio absoluto en las generales es la consecuencia lógica de su dominio en los parciales. Cuatro victorias de siete posibles se ha llevado. Sólo el primer día se dejó sorprender por Nicholas Schultz en el esprint. Ya el segundo día en Valter 2000 explicó con su pedalada lo que iba a ser la carrera. Ganó, se vistió de líder y ya no se bajó del podio. «Nunca he estado más en forma ni me había sentido tan cómodo sobre la bicicleta. He dado un paso más para disfrutar todavía más e ir cada día con una sonrisa, porque me siento bien en los entrenamientos. Estoy muy contento y esto es a veces más importante que solo los números», explicaba después de ganar la última etapa el vencedor de los Tours de 2020 y 2021. «Confirmé mi estado de forma en Strade Bianche y San Remo, pero aquí era un recorrido un poco distinto, con muchas montañas, y toda la semana fue fantástica. No sólo para mí, para todo el equipo. Nos aseguramos que estábamos en el buen camino», reconoce. «Esta semana ha significado mucho para mi. Creo que tuve un medio año duro el curso pasado y empezar la temporada así es fantástico. Esta victoria me da mucha confianza. Estoy en muy buena forma y estoy en el buen camino para el Giro y el Tour», añade. Sus dos grandes objetivos de la temporada.
Pogacar lo ha ganado todo y Mikel Landa ha sido el que más cerca ha estado de él. Segundo en dos de las tres etapas de montaña y tercero el sábado en la ascensión a Queralt por detrás de Pogacar y de Egan Bernal. En esa subida en la que Pogacar iba más rápido que las motos y se enfadaba porque le cortaban el paso.
«Venía sin ninguna expectativa. Llevaba tiempo sin correr, quería ir encontrando sensaciones día a día y me he encontrado mejor de lo que esperaba», reconoce Landa. «Estoy contento. Mi objetivo era sacar un poco más de ventaja al tercero y lo he conseguido. Es una pena que esté Pogacar y la victoria esté tan difícil», se lamenta. Con Pogacar la única pelea posible era por la segunda plaza.
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