Fútbol

Los héroes del Sevilla sólo se rindieron ante los dioses del City en los penaltis

Un error de Gudelj en el décimo penalti permitió al equipo de Guardiola ganar la Supercopa de Europa

Los jugadores del City celebran la victoria en los penaltis
Los jugadores del City celebran la victoria en los penaltisASSOCIATED PRESSAgencia AP

Al décimo penalti, claudicó el Sevilla. No hay honor en la derrota, pero las hay que son meritorias y a fe que fue la cosechada por los sevillistas en esta su séptima Supercopa, en la que no pudieron sumar su segundo título. Heroicos durante toda la noche, valientes, abnegados en el trabajo y aplicados ante el juego avasallador del Manchester City, los chicos de José Luis Mendilibar se fueron ganando al descanso, pudieron sentenciar al comienzo del segundo periodo, supieron sufrir cuando el rival empató y los encerró en su parcela y no contaron, esta vez, con la magia de un Bono que encajó los cinco lanzamientos de la tanda, solamente intuitivo en el último que tiró Walker.

¿Aquiles invicto o Prometeo eternamente condenado? A los pies de la Acrópolis, José Luis Mendilibar apostó fuerte en su prueba hercúlea, titánica tarea, de derribar al Polifemo inglés: la elección de Joan Jordán para comandar la falange central era, sin duda, osada. Se juzgaba incluso como suicida en los prolegómenos, sobre todo porque sus compañeros de línea, Óliver Torres e Ivan Rakitic, no eran precisamente dos colosos. El ahogo que provocaba el calor húmedo de la noche ateniense anticipaba, según los arúspices más fatalistas, la asfixia de los centrocampistas de rojo en la telaraña celeste. Semejante plan sirvió, al menos, para vivir tranquilo hasta la primera pausa de hidratación, a la que se llegó sin más apuro que la mano de Bono tras cabezazo con bote de Aké.

Nada más beber los futbolistas, dejó correr Jordán un saque raso de Bono para que armase el Sevilla un ataque por el sector de Acuña que fue a descolgar En-Nesyri del mismo cielo de El Pireo con uno de esos brincos prodigiosos que lo han convertido en un delantero de élite mundial. El frentazo del Dromedario, sobre dos centrales de costo conjunto de casi 200 millones de euros, entró en la portería de Ederson después de tocar el palo. ¿Cuánto vale este futbolista? El mercado tiene razones que la lógica no entiende y tampoco sería tan mala noticia que nadie hurgase en lo más hondo de sus bolsillos para llevarse a Youssef: seguiría disfrutando de sus goles el Sevilla.

Gran parte de la fuerza de este Manchester City casi invencible reside en el convencimiento de sus jugadores de que el plan trazado terminará saliendo bien. Así, no se aceleraron los ingleses con la desventaja. Al contrario, pareció que incluso ralentizaban su fútbol envolvente, como queriendo quebrar la resistencia, primero la psicológica, del rival. Tanta paciencia, sin embargo, propició que el marcador siguiese 0-1 cuando François Letexier, a quien le pidieron la expulsión de su compatriota Badé por un agarrón a Haaland, decretó el descanso.

Nada más reanudarse el juego, a En-Nesyri se le aparecieron los fantasmas de Budapest 2020 y el jaque mate desperdiciado ante Neuer. Galopó Ocampos por la izquierda tras sentar a Walker con un toque sutil y se la puso por delante al marroquí, que estrelló su remate franco en Ederson. “Gol mancato gol subito”, sentencian los siempre pragmáticos italianos. Sin siquiera encerrar al Sevilla, con ese premioso trantrán que va desquiciando a una defensa obligada a estar siempre alerta, empató Palmer sobrepasado el cuarto de hora con un cabezazo parabólico sobre Bono tras preciso centro de Rodri desde la esquinita del área.

La mini-final de media hora que quedaba empezó con otro mano a mano perdido por En-Nesyri contra Ederson, a quien se le quedó el balón enredado entre las piernas en su desesperada salida. Fue un espejismo esa acción, la última salida en ataque de un fatigado Sevilla que lo fio todo ya a su defensa y a los penaltis. Los británicos, conscientes de su superioridad en ese tramo definitivo, aposentaron a la defensa en el círculo central y monopolizaron la pelota con sus pases en limpiaparabrisas que obligaban a los defensores a barrer el campo persiguiendo sombras. No hubo grandes ocasiones, excepto un par de escaramuzas confusas en el área y un remate franco de Akanji que desvió Bono.

Cualquier sevillista habría firmado en la previa jugarse la Supercopa en los penaltis, aunque sin considerar que en este torneo la presión para los lanzadores no es tan angustiosa como en otras ocasiones. No le tembló las piernas a ninguno, por parte y parte, ni tampoco a Gudelj, que ejecutó el décimo como se esperaba de él: a romper. La pena es que tenía el punto de mira un pelín alzado, así que el travesaño le dio la copa a Guardiola, otra más, y rompió el sueño sevillista.

1. Manchester City: Ederson; Walker, Akanji, Gvardiol, Ake; Rodri, Kovacic, Foden, Palmer (Julián Álvarez, min. 85), Grealish y Haaland.

1. Sevilla: Bono; Navas (Montiel, min. 83), Badé, Gudelj, Acuña; Jordan, Rakitic, Óliver Torres (Juanlu, min. 74); Lamela (Suso, min. 93), Ocampos y En-Nesyri (Rafa Mir, min. 93).

Goles: 0-1, min. 26: En-Nesyri. 1-1, min. 63:Palmer.

Penaltis: 1-0: Haaland; 1-1: Ocampos; 2-1: Julián Álvarez; 2-2: Rafa Mir; 3-2: Kovacic; 3-3: Rakitic; 4-3: Grealish; 4-4: Montiel; 5-4: Walker; 5-4: Gudelj (fallo).

Árbitro: François Letexier (Francia). Amonestó con cartulina amarilla a Badé, Lamela y Juanlu.

Incidencias: 30.000 espectadores en el Giorgios Karaiskakis. Partido correspondiente a la final de la Supercopa de Europa.