Nick Kyrgios sigue dando espectáculo en el Open de Australia. En el cuadro individual ya está eliminado, después de un partido espectacular contra Medvedev en segunda ronda, pero en dobles sigue junto con su compañero y amigo Kokkinakis, y están en semifinales. Si ya pudieron con la pareja número uno del mundo, Paviv y Mektic, en cuartos se deshicieron de los sextos favoritos, el neozelandés Michael Venus y el alemán Tim Puetz, por 7-5, 3-6 y 6-3. El encuentro tuvo una situación muy curiosa y emotiva en el cuarto juego, cuando Kyrgios hizo un remate fuerte que terminó en la grada en un punto que ya no valía, dando un pelotazo a un niño. Fue sin querer y el habitual chico malo del circuito no sabía dónde meterse. Su cara lo decía todo, pero tuvo una reacción fantástica: salió corriendo a su banquillo, cogió una raqueta y se la regaló al chaval, que difícilmente olvidará ese momento.

Kyrgios y Kokkinakis se lo están pasando en grande jugando como dúo ante su público. Como no lo están haciendo en una de las pistas centrales, la grada se puede llenar (en las principales, sólo al 50 por ciento) e incluso han asegurado que se sienten favoritos. Sus próximos oponentes serán también una de las mejores parejas del mundo, la cuarta favorita, formada por el español Marcel Granollers y el argentino Horacio Zeballos, que pudieron con el eslovaco Filip Polasek y el australiano John Peers (7-6 [7/5] y 6-4) y se plantan en la antepenúltima ronda sin ceder un set.

Kyrgios tiene dividido al mundo del tenis. Vive en el exceso y muchas veces se pasa de la raya, pero hay quien piensa que jugadores así son necesarios, y que siempre los hubo, incluso algunos de los mejores como John McEnroe. El propio tenista australiano habló al respecto. “Nuestro deporte está haciendo un trabajo muy pobre a la hora de aceptar ciertas personalidades”, aseguró, para después lanzar que sólo se ha comercializado a tres tenistas (en alusión a Nadal, Djokovic y Federer) en los últimos tiempos. “Se han dado cuenta y por eso ahora se impulsa a la Next Gen”, insistió. “El tenis siempre ha tenido este problema de aceptar nuevos perfile, como cuando la gente se comporta de forma diferente. A mí por ejemplo hay algo en Thanasi [Kokkinakis] que me pega al televisor cuando lo veo jugar en individual, tanto si pierde como si gana, y es su forma de actuar. El tenis necesita abrazar esto más. Mi partido del otro día con Medvedev es difícil de encontrarlo con otros dos jugadores, y el nivel de tenis fue muy bueno”, concluyó.