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Nadal y Australia, del “no me retiro ni cagando” al “golpe de calor”

Los cuartos de final han sido tradicionalmente una tortura para el español en la Rod Laver Arena. Abandonos, lesiones.., aunque el peor recuerdo fue la final de 2014 con los problemas de espalda ante Wawrinka

Nadal, en la conferencia de prensa posterior a la victoria ante Shapovalov
Nadal, en la conferencia de prensa posterior a la victoria ante ShapovalovLOREN ELLIOTTREUTERS

Nadal es un superviviente y en los cuartos de final del Open de Australia -siempre los cuartos- se convirtió en el renacido. Un ataque de calor, problemas estomacales, un bajón de tensión... Rafa se sobrepuso a todo y también a Shapovalov. El canadiense decidió llevar el partido más allá de un quinto set que le vino grande. Enfrente tenía a un gigante. Con 22 años ya dio síntomas de su inestabilidad en el segundo set cuando estalló porque el español prolongó el parón entre las dos mangas. Carlos Bernardes, el juez de silla, consideró que todo había sido legal y es que las circunstancias del partido -más de 30 grados- incitaban a la comprensión. Pero Shapolavov estalló. “Sois unos corruptos”, soltó a Bernardes. El juez de silla se quedó estupefacto. Rafa también con breve diálogo en la red incluido. El cabreo fue más allá. “Respeto a Rafa, pero tiene que haber ciertos límites. No sólo juegas contra él, también compites contra el juez de silla. Es muy duro y frustrante sobreponerte a esto”, declaró después de la derrota. El número 14 del mundo pidió disculpas por lo de “corruptos”, pero... “Es injusto ver las veces que Rafa se sale con la suya. Por supuesto que le digo algo al juez, porque estoy listo para sacar y el reloj se acerca al final. Claro que recibe trato preferente, se toma mucho tiempo entre puntos y sets, por eso tardamos tanto. ¿Cómo puedes recibir atención médica e ir al baño en el mismo descanso?”, se cuestionaba Shapovalov.

El resucitado Nadal ofreció su versión de lo sucedido: “Me tomé un poco más de tiempo al final del primer set, 30 segundos más. Lo necesitaba y el árbitro actúo correctamente. Yo cumplo las reglas. Creo que él se ha equivocado al protestar. Entenderá que necesito cambiarme. Hay una nueva regla, que es el toilet break y yo sigo las normas. No creo tener un trato preferencial porque en la pista no lo merezco. No hay ventajas para los grandes jugadores. No es verdad porque ahora existe el reloj”. Incluso trató de disculpar a Shapovalov: “Supongo que le cuesta aceptar la derrota. Es lógico que después de un partido así uno tenga sus frustraciones. Es joven y todos cometemos errores. Entenderá con el tiempo que se ha equivocado con esto. No voy a entrar en ninguna polémica con él. Las reglas en pista son iguales para todos. Hay un supervisor y un juez de silla que aplican las normas. A mí me cantan los minutos cada vez que voy al baño. Se ha equivocado y no se lo tengo en cuenta porque sé que es un buen chico”.

No fue el peor trago para Nadal camino de semifinales. La tortura llegó a partir del tercer set. Con más de 30 grados y superadas las dos horas de partido sufrió un golpe de calor. Su gesto cambió y su tenis también. Cedió el tercer parcial y con 1-4 en la cuarta manga lanzó un grito de auxilio porque no podía más. “Llama al médico”, soltó a Carlos Bernardes. Rafa no reclamó la habitual presencia del fisio. Pidió directamente la llegada del doctor. En el siguiente parón reveló que no se trataba de un problema muscular. Se llevó la mano a la zona estomacal y el médico le dio una pastilla. La ingirió de inmediato, se quedó sentado en la silla, agarró el tubo de aire que está en la zona y se lo enchufó directamente a la cara. Estaba ko. En el siguiente parón reclamó una toalla con hielos y se la aplicó en la nuca. Fue el principio de la remontada. “Estaba destrozado. Empecé a notar un problema en el estómago y le dije si podía hacer algo. Entramos al vestuario y me tomó la tensión y estaba bien. Lo que he tenido ha sido un golpe de calor. Se me ha cerrado el estómago y no tenía buenas sensaciones corporales a nivel de respiración”, confesó.

El incidente no es la primera vez que Rafa sufre problemas físicos en el Open de Australia. Es el segundo Grand Slam en que más partidos ha ganado (74), ha alcanzado las semifinales en siete ocasiones, pero muchas veces su paso por Melbourne se ha convertido en un calvario. Y la mayoría de las ocasiones, como ésta, ha sido en cuartos. En 2007 se despidió en esta ronda ante el chileno Fernando González por molestias en el glúteo. Tres años después la rodilla derecha le obligó a decir adiós ante Murray en cuartos. En 2011 sufrió una rotura de fibras ante David Ferrer también en cuartos. En la Rod Laver Arena todavía se recuerda su reacción mirando al palco donde estaba su tío Toni: “¡No me retiro de un Grand Slam ni cagando!”. En 2014 llegaron los problemas de espalda en plena final ante Wawrinka y en 2018, otra vez en cuartos, tuvo que abandonar en el quinto set ante Cilic por problemas en el psoas ilíaco de la pierna derecha. Lo de Shapovalov fue el último capítulo. Y el resumen de Rafa: “No sé cómo lo he hecho”.