La gran final
Swiatek gana su tercer Roland Garros: la Reina sufre, pero reina
La número uno del mundo empezó lanzada, pero Muchova reaccionó y se quedó a un suspiro de dar la sorpresa (6-2, 5-7 y 6-4). Es el cuarto Grand Slam que levanta la polaca
Karolina Muchova tenía un espectacular 5-0 a favor contra tenistas del "top 3", pero enfrentarse a Iga Swiatek en la final de Roland Garros, su primera final de un Grand Slam, fue un reto demasiado grande del que tampoco estuvo tan lejos. Cuando parecía que lo tenía perdido, se vino arriba, se recuperó, forzó el tercer set y llegó a ir dos veces incluso con break arriba en el parcial definitivo, pero no fue suficiente para derrotar a la favorita (6-2, 5-7 y 6-4).
La checa también había ganado el precedente que tenía con la polaca, pero ese partido se disputó en 2019, hace mucho. Ahora Swiatek es otra jugadora. Es, simplemente, la mejor, y en tierra batida más todavía. Lo demostró conquistando su tercer Roland Garros (2020 y 2022 fueron los anteriores), que además es su cuarto Grand Slam (tiene el US Open de 2022).
El juego variado de Muchova, sus cortados, sus dejadas, sus subidas a la red, tardaron en hacer acto de presencia en la Philippe Chatrier porque no le dejaba su rival. Swiatek saltó a la pista con decisión, hiperactiva como es ella, siempre moviéndose, puro nervio, e impuso su tenis, sus derechas con efecto, sus rotundos restos con el revés y su solidez desde el fondo. Parecía que sería un partido cómodo cuando mandaba 6-2 y 3-0, pero lo mejor estaba por llegar.
Cuando los aficionados ya se resignaban a un encuentro sin historia, vivieron un set y medio vibrantes. Recuperó terreno la checa y empezó a amenazar a una Swiatek algo encogida. Subía a la red Muchova, cambiaba el ritmo, disfrutaba... Esa es la jugadora que llegó a la final, la que no se rindió tampoco ante Sabalenka cuando iba 5-2 abajo en el tercer set y remontó. Esta vez estuvo cerca. Llegó al 3-3 en ese segundo parcial, falló la primera vez que pudo llevarse el set con su saque con 5-4, pero no la segunda con 6-5 en un juego intensísimo en el que tuvo que salvar dos pelotas de rotura y en el que logró un punto con una volea increíble, estirándose tanto que hasta se le escapó la raqueta de las manos después del golpe, pero fue suficiente para ponerla al otro lado.
Muchova ya estaba ahí y la amenaza continuó. Empezó con un break en blanco, lo confirmó con el 2-0, pero de ahí se pasó al 2-2. Swiatek, pese a que sólo tiene 22 años, ya se ha visto en batallas como esta, aunque ha sido la final de Grand Slam más difícil de todas las que ha disputado. Han sido cuatro y las ha ganado las cuatro. Volvió a ponerse por delante la checa y esta vez estuvo cerquísima de concretar la rotura con un juego de seis minutos. Se salvó la número uno del mundo con un tenis más agresivo, buscando más la red. El 5-3 hubiera sido una losa para ella, pero con 4-4 respiró y ya nada pudo detenerla. Su reacción no pudo ser otra que llorar de emoción.
El circuito femenino llevaba unos años en los que cualquier cosa era posible, con mucha alternancia en las ganadoras de los torneos grandes. La última gran reina fue Serena Williams, la leyenda, cómo no, y después las más regulares fueron Osaka y Barty. Pero la japonesa tuvo sus más y sus menos con la presión y ahora está embarazada y ha parado hasta 2024; y la australiana se retiró con 25 años al considerar que ya había cumplido todos sus objetivos y que no tenía nada más que ofrecer, que el tenis ya no le llenaba. El circuito venía siendo un caos, para lo bueno y para lo malo, pues unos ven positivo que cualquiera pueda ganar, que los cuadros estuvieran tan abiertos, y otros consideran que lo mejor es que se consoliden rivalidades que todo el mundo quiera ver. Swiatek ha puesto orden a ese caos: ella es la mejor.
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